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Ya se desembaraza y se desmembra

el angélico lirio de la cumbre,

y al desembarazarse da un relumbre

que de un puro relámpago me siembra.

Es el tiempo del macho y de la hembra,

y una necesidad, no una costumbre,

besar, amar en medio de esta lumbre

que el destino decide de la siembra.

Toda la creación busca pareja:

se persiguen los picos y los huesos,

hacen la vida par todas las cosas.

En una soledad impar que aqueja,

yo entre esquilas sonantes como besos

y corderas atentas como esposas.