Mis viajes a Carnival Falls tenían una última parada obligada. Aparcaba mi coche en la planta de agua abandonada, a orillas de Union Lake, y desde allí caminaba por el bosque hasta el pantano de las mariposas.
La primera vez no supe muy bien por qué fui. Con el tiempo comprendí que así como cada persona a la que visitaba me conectaba con una parte de mi pasado, había un sitio íntimo que necesitaba revisitar en soledad.
Cuando consigues aquello que anhelas, de vez en cuando necesitas mirar atrás, sentirte vulnerable otra vez.
Me sentaba en algún tronco y contemplaba las mariposas mientras pensaba. Cada encrucijada, cada abismo inexorable había sido una prueba necesaria. Mi amor por Miranda fue el comienzo, mi roca. Pero me esperaba un camino duro. Incluso años después, ya en Nueva York, hasta la cosa más sencilla como ir de la mano con mi novia me costaba. Heather me decía que allí las personas eran diferentes, más abiertas, y yo sabía que era cierto. Pero si alguien se fijaba excesivamente en mí, le soltaba la mano de inmediato.
Hasta ese momento había conseguido engañarlos a todos. Casi había conseguido engañarme a mí misma.
Carnival Falls fue mi propio pantano; la idea tiene hasta su lado poético. Necesité irme para iniciar un nuevo ciclo, como todas aquellas mariposas que vagaban por el bosque y solo regresaban para aparearse. No es que mis seres queridos no me apoyaran, los Carroll siempre fueron comprensivos, una vez que me animé a ser sincera con ellos, y Collette fue un encanto. Billy, mi inseparable amigo…, mi protector, ha sido incondicional y lo seguirá siendo. Fui yo quien necesitó nuevos aires para asumir mi identidad y luchar por mis sueños.
Mi madre ha de estar orgullosa de mí.
Noticia aparecida en la revista Panorama Literario,
junio de 2010
… Durante la presentación de su último libro, y ante un auditorio lleno a rebosar, la reconocida escritora Samantha Jackson anunció que acaba de terminar una biografía no velada de su infancia que podría ver la luz el próximo año. Adelantó que lleva por título El pantano de las mariposas y que «… se trata de un libro íntimo, con experiencias personales que me marcaron profundamente, de seres entrañables, amores y aprendizajes que me moldearon como ser humano y como mujer».