A Patricia Sánchez, mi agente y madrina de esta novela, por su trabajo, optimismo y empuje constante. Sin ella, este libro no sería una realidad.
A Anna Soler-Pont, por permitirme ser parte de su fantástica agencia.
A Silvia Sesé y Sandra Oñate, por una edición esmerada e incansable, y por el esfuerzo puesto en enaltecer cada detalle.
A mis padres, Luz Di Pirro y Raúl Axat, por colaborar con lecturas, opiniones y revisiones. Mi madre se ha convertido en una magnífica correctora.
A mis hermanos, Ana Laura Axat y Gerónimo Axat, por su apoyo de siempre, y porque tener hermanos así es algo que debe agradecerse.
A Montse de Paz, colega y amiga, por la revisión detallada del primer manuscrito.
A Raúl Ansola, colega y amigo, por sus lecturas analíticas y las valiosas sugerencias para el epílogo. Alguna frase suya se ha colado intacta, y es un honor.
A Ariel Bosi, amigo y lector cero de todas mis novelas, por captar el espíritu de esta historia desde el principio.