Asistir a la conferencia de Banks nunca fue un plan con demasiado sustento. Billy me convenció rápidamente de que sería imposible conseguirlo sin que Amanda se enterase, considerando que el evento tenía lugar en la biblioteca y que Stormtrooper se encargaría de decírselo. Y eso por no mencionar que la entrada costaba quince dólares, y yo en mi vida había tenido quince dólares en el bolsillo.
Tuvimos que conformarnos con la crónica del Carnival News del día siguiente.
Unos cuantos años más tarde, ya en Nueva York, encontré en una tienda especializada una deteriorada copia VHS de la conferencia y la compré. Dios sabe por qué entré en esa tienda y pregunté por la conferencia, pero lo hice. Formaba parte de una colección completa con las investigaciones de Banks y otros investigadores cuya existencia conocía pero que nunca me había parecido buena idea rastrear con demasiado ahínco.