—¡Hablas demasiado, burro charlatán! —exclamó Shrek—. Se supone que tienes que llevarme a un lugar.
—Así es —afirmó el burro—. Hasta el caballero chiflado que guarda la entrada; hasta el castillo loco, donde espera la princesa repulsiva.
—¡Entonces, llévame! —ordenó el ogro y saltó a lomos del burro.