Gruesas gotas de lluvia empezaron a chisporrotear sobre la calva ardiente de Shrek.
—¿Has visto alguna vez a alguien tan asqueroso? —le preguntó el Rayo al Trueno.
—Nunca —rugió el Trueno—. Vamos a fastidiarle un poco.
El Rayo lanzó su relámpago más fiero a la cabeza del ogro. Pero Shrek se lo tragó, escupió un poco de humo y sonrió.
El Rayo, el Trueno y la Lluvia se alejaron.