He aquí que envío mi mensajero… Pero,
¿quién podrá soportar el día de su venida?
¿quién podrá estar en pie cuando él aparezca?
Porque él es como fuego purificador.
Malaquías, Capítulo III, vv. 1-2
La superstición y el accidente manifiestan la voluntad de Dios.
C.G. Jung