Diario de Patrick Boyd.
Madrid, Hotel de las Cuatro Naciones.
Lunes, 10 de noviembre de 1873.
¡Tenía razón! Al volver al hotel esta mañana lo primero que hice fue comprobar si alguien había tocado los papeles y libros de mi mesa. Aunque estaban más o menos como los había dispuesto antes de irme, noté enseguida algunos cambios. Además estaban en el suelo los tenues y casi invisibles papelitos que había colocado debajo de ambos cajones de la mesa y que forzosamente, al abrirse estos, se tenían que desprender. De modo que alguien, al tanto de que me iba unos días, aprovechó mi ausencia para llevar a cabo una búsqueda. Alguien que no sólo sabía qué habitación ocupaba sino que pudo conseguir la llave de la misma. Alguien o bien del hotel o con cómplice dentro. Pero ¿quién, Dios mío?
Tendré que volver a hablar inmediatamente con Muñiz y pedirle si me puede decir dónde conseguir una pistola y el necesario permiso para llevarla.