Diario de Patrick Boyd.
Madrid, Hotel de las Cuatro Naciones.
Viernes, 31 de octubre de 1873.
Acabo de ver a Cala. Simpatiquísimo. Y encantado, como preví, de que le haya leído, además, leído bien.
El hombre quería que le contara con lujo de detalles mi encuentro con Paul. Lo hice de buen grado. Me escuchó absorto. Sólo me interrumpió cuando describía la reacción del revolucionario ante mi pregunta de si era verdad que, según dicen algunos, Montpensier financiaba El Combate, y que Solís Campuzano les había visitado en la redacción del periódico.
—No me sorprende que reaccionara así —dijo Cala—, Pepe es mucho Pepe. No creo para nada que Montpensier financiara el diario, aunque con lo maquiavélico que es nuestro duque supongo que todo es posible y que, si lo hizo, sería a través de terceros, encubiertamente y sin que lo supiera Paul. Pero, desde luego, Solís nunca puso los pies en nuestra redacción. Esto se lo digo con la más absoluta certidumbre, me habría enterado en el acto.
Cuando terminé mi relato, Cala me dijo que le producía mucha rabia que Paul no pudiera volver a la España de la República, teniendo en cuenta su contribución a la Revolución.
—Si hay una persona que necesitamos aquí en estos momentos es Pepe —insistió—. Pero no puede venir, claro, le meterían enseguida en un calabozo. Me temo que no pisará nunca más España.
Hablamos luego de la situación política. Cala la ve fatal, cada vez peor, con los cantonalistas porfiando en Cartagena, los carlistas arremetiendo en el norte, los catalanes siempre en ebullición y… Castelar.
—Castelar —dijo enfático— es ya un dictador.
Le pregunté si conocía a José López. Me contestó que sabía quién era, por lo de El Acusador, pero que jamás lo había tratado. Y que no le constaba que fuera republicano —desde luego republicano destacado en absoluto— ni que hubiera sido amigo de Prim.
O sea que ha confirmado lo que me dijo al respecto Muñiz.
Quedan dos meses para que se reabra el Congreso. Cala está convencido de que habrá antes un golpe de Estado: me dice que los rumores al respecto son más y más insistentes.
Y ahora a comer con Machado Álvarez. Me hace mucha ilusión volver a verle.