Diario de Patrick Boyd.
Madrid, Hotel de las Cuatro Naciones.
Jueves, 30 de octubre de 1873.
¡Ya están aquí! Al volver al hotel desde el Prado me esperaban dos cartas. Una de Machado Álvarez, que está parando en una casa de huéspedes de la calle de Fuencarral y otra de… ¡el marqués de Guadalcacil!, (así constaba en el sobre). Abrí esta primero. Benito me invita a acompañarles, con Machado, a la representación del Don Juan Tenorio de Zorrilla en el Teatro Español este sábado, que es el 1 de noviembre, día de Todos los Santos. Están en el hotel de la Paz, en la Puerta del Sol, a dos pasos de aquí. Se ve que su piso en el nuevo barrio de Salamanca no está terminado todavía. Menos mal, así la tengo más cerca. Le he contestado a Benito diciéndole que les acompañaré con sumo gusto el sábado y agradeciéndoles su invitación.
Machado, por su parte, me dice que espera verme antes y que vendrá al hotel mañana a la hora de comer.
Me olvidaba, también había una nota del siempre eficaz Muñiz. Habló ayer en el ministerio, después de que yo me fuera, con uno de sus innumerables amigos, que a su vez conoce al gobernador militar de Madrid, que no es otro que el general Pavía, el que perdió en Alcolea. Es quien manda y corta en las famosas prisiones militares. Tiene fama de ser un duro y además, dicen, un resentido, no sólo porque perdió aquella batalla sino porque allí le rompieron la mandíbula. A pesar de ello Muñiz ha logrado el permiso para que yo pueda visitar a López el lunes próximo, a las once de la mañana.
No sé qué haría sin don Ricardo.
Mañana iré a ver a Ramón de Cala. He acabado la lectura de su libro sobre la Comuna, lo cual, seguramente, le complacerá.