Diario de Patrick Boyd.
Madrid, Café Imperial.
Domingo, 26 de octubre de 1873.
Esta mañana, al darme cuenta de que hoy es día de visitas en el Saladero, decidí probar suerte y presentarme en la cárcel con la esperanza de que, llevando mi permiso previo con todos los datos, me dejasen ver otra vez a López.
Al llegar a la entrada expliqué lo que quería y, ante la negativa de los guardias, pedí ver al alcaide. Accedieron. El hombre estuvo muy correcto y me dijo que lo sentía mucho pero que el señor López ya no estaba allí, que lo habían llevado a las prisiones militares de San Francisco para unas ruedas de presos y otras diligencias. Que no sabía cuándo volvería al Saladero pero que, si me presentaba en las prisiones, a lo mejor me lo podrían decir.
Mañana hablaré con Muñiz, a ver si una vez más me puede echar una mano.