Capítulo 24

Carta de Patrick Boyd a Edward McKinley.

Madrid, Cervecería Inglesa.

Sábado, 11 de octubre de 1873.

Querido Mac:

Aquí me tienes con el pie en el estribo, es decir, con el pie casi en el tren de Francia.

Estoy en la Cervecería Inglesa, así como suena, en la Carrera de San Jerónimo, frente al Café de la Iberia. El local me encanta. Ostenta la mejor selección de cervezas de Madrid, entre ellas una de Kent que sabe casi tan bien como en Londres. De los establecimientos que frecuento —y ya son muchos— es uno de los que más me gustan.

A propósito de Madrid, te anuncio que me entusiasma. Posee una vitalidad sobrecogedora y una personalidad muy abierta, muy cálida. Hablo con todo el mundo y todo el mundo habla conmigo.

A dos pasos de aquí está Durán, el mejor librero de la ciudad. Me he hecho muy amigo suyo. Su «covacha», como se la conoce, es lugar de encuentro de escritores y políticos, una verdadera tertulia.

Anteayer, curioseando, vi que tenía ocho o nueve números de una revista satírica estupenda de Barcelona, La Flaca, de orientación federalista, que se empezó a publicar en abril del 69 y se acabó hacia finales del 71. En la línea de nuestro gran Punch, fue la primera revista española en utilizar la cromolitografía, y se metía mucho con Montpensier (cuya enorme nariz se presta a usos satíricos) y con Serrano, además de con Prim. Se echa mucho de menos.

No pude resistir la tentación de comprarlos. Te envío con esta carta el número 31, publicado el 23 de enero de 1870. Cuídamelo bien. Como verás, los colores son extraordinarios. Mira bien la caricatura titulada «El último día de César», con Prim como el emperador. No reconozco las caras de todos los que avanzan amenazantes hacia él, pero desde luego son los prohombres de la Unión Liberal. En el ángulo superior izquierda, ¿ves la nariguda cabeza coronada observando la escena desde arriba, sin ocultar su complacencia? ¡Es Montpensier, con su arraigada pretensión de ser rey de los españoles! Y mira bien el subtítulo: «La historia es la ciencia del pasado para ejemplo del presente». ¡Y eso un año antes del asesinato! ¡Qué premonición más acertada y más escalofriante! Ya me comentarás.

He tenido una entrevista muy productiva con un amigo de Paul, Ramón de Cala.

Mañana por la tarde salgo para Hendaya. Espero que el fogoso revolucionario no nos falle. Ahora me tomo otra cerveza inglesa, llevo el sobre a Correos y vuelvo al hotel a escribir. Un abrazo, Pat.

P. S.: Viene pronto mi musa sevillana. Se llama Araceli. Me muero por volver a verla, no tienes idea.