Capítulo 15

Diario de Patrick Boyd.

Madrid, Hotel de las Cuatro Naciones.

Lunes, 29 de septiembre de 1873.

Hartzenbusch está de viaje y me atendió su asistente, que no tardó en traerme el tomo de La Época correspondiente a julio y agosto de 1871.

López tiene razón, la primera carta de Solís, fechada el 16 de julio de 1871, sin especificar lugar, y publicada el 21, es muy floja. En ella el coronel no hace más que decir que es un hombre honrado, con historial militar inmaculado; que desde el año 1853 viene sirviendo lealmente al duque de Montpensier como ayudante de campo; que ante «la odiosa calumnia» de que es objeto tiene la conciencia tranquila; que es víctima de miserables delatores, siendo el principal de ellos «un tal López»; y así por el estilo.

Busqué luego su segunda carta. No tardé mucho en encontrarla. Fechada el 27 de julio de 1871, otra vez sin especificar dónde, se publicó en La Época el 13 de agosto de 1871.

En ella Solís vuelve a afirmar que no se fía de la actual justicia española y que por ello no se presenta por el momento ante el juez. La causa que se sigue por motivo del asesinato de Prim, dice, está sujeta a los intereses de «personas de elevada posición» (acerca de cuya identidad no especula). Alega no recordar el encuentro que, según López, tuvo lugar entre ellos el 3 de junio de 1870; niega haber dirigido «un gran complot» para poner en el trono a Montpensier; declara haber recibido cartas de extorsión, desde el Saladero, de «un tal Jáuregui», que supone relacionado con López; y viene a afirmar, en resumen, que todo lo contado por este es una ruin falacia motivada por un deseo de lucro y de hacerle daño al duque.

Creo haberlo apuntado antes: esto es un berenjenal y quizás hubiera sido mejor no meterme en él. Pero a lo hecho, pecho. ¿Cómo acceder al sumario? Esa es la cuestión.