Hacia las dos y media Charlie había completado su muñeco de nieve, y Andy, un poco descansado después de la siesta, se había levantado. Orville Jamieson y su flamante compañero, George Sedaka, viajaban en avión. Cuatro horas más tarde, cuando Andy y Charlie se sentaban a jugar a la canasta, después de haber lavado los platos y de haberlos dejado en la escurridera, las cartas se hallaban sobre el escritorio de Cap Hollister.