Voces en una habitación embrujada.
Sé discreto.
Volvió la cabeza sobre la almohada del motel y miró a Charlie, que dormía profundamente. Charlie, pequeña, ¿qué haremos? ¿A dónde podemos ir para que nos dejen en paz? ¿Cómo terminará esto?
No encontró contestación a ninguna de estas preguntas.
Y por fin se durmió, mientras no muy lejos de allí un coche verde patrullaba en medio de la oscuridad, todavía con la esperanza de encontrar a un hombre corpulento y ancho de hombros, con una chaqueta de pana, y a una niña de cabello rubio, con pantalones rojos y blusa verde.