CÓMO REDUCIR SUS TENSIONES

La multiplicación de catástrofes de todo tipo en la última década —terrorismo, matanzas, envenenamientos masivos, desastres ecológicos, emergencia de nuevas y mortíferas formas de contaminación, etc.— ha creado, como ustedes saben, un clima general de pesimismo y desasosiego singularmente propicio al desarrollo de nuestros instintos más primitivos y una vertiginosa proliferación de actos delictivos contra las personas y la propiedad.

Ante la descorazonadora inutilidad de los poderes públicos y manifiesta obsolescencia de los medios de protección clásicos —puertas blindadas, puños americanos, timbres de alarma, revólveres, esprais—, hemos llegado a la conclusión de que se impone un salto cualitativo en el campo de la autodefensa familiar e individual: la fabricación de pequeñas armas destructivas de alcance limitado, capaces de eliminar sin dolor, en unos segundos, a su eventual agresor. Les bastará apuntar con su láser portátil al merodeador furtivo o malcarado individuo de apariencia inquietante para que la luz amplificada por la emisión estimulada de la radiación instantáneamente le fulmine sin contribuir con ello, y eso es lo más novedoso y revolucionario, al lamentable deterioro ambiental. El miniláser próximamente en venta en todos los centros gubernativos y comisarías previa exhibición de sus documentos y certificados fiscales, mientras afecta a los órganos vitales del sujeto irradiado, respetará escrupulosamente las normas vigentes en materia de salud pública: personal, cómodo, manejable, humano, su simple posesión aliviará sin duda su estrés, descargándoles del peso insoportable de una sicosis de pánico, fruto conjugado del paro, recesión económica, crisis e inseguridad.