DESDOBLAMIENTOS

La transparencia del tejido social del Sentier, sus vínculos personales vividos sin intimidad ni secreto, permiten identificar a simple vista a quien, en razón de su apego senil a unos usos y normas anticuados y rancios, permanece al margen del vasto crisol del barrio y adquiere poco a poco, sin saberlo, caracteres atípicos. Por ejemplo: ese personaje grotesco que tocado con una boina y con una escarapela tricolor en la solapa del impermeable emerge al amanecer, los domingos y días festivos, del inmueble de la Rue Poissonnière, arriesga una mirada furtiva a la acera desierta y llena de desperdicios y, reconfortado por el silencio y aparente letargo urbano, procede a inspeccionar, con aires de propietario, las fachadas grises de la Rue de la Lune. Las enérgicas pintadas con esprai de los turcos extienden a lo largo de los muros inquietantes mensajes: KAHROLSUN FASIZM DEV-YOL. YASASIN ÇORUM DIRENŞI’. HALKIN KURTULUŞU. El personaje en cuestión las examina con la misma expresión de temor con que, según la leyenda, habría descifrado el rey Baltasar la amenaza profética trazada por una mano misteriosa en la pared de su palacio de Babilonia. ¿Qué diablos anunciaba aquel YA ÖZGÜR VATAN YA ÖLÜM pintarrajeado con nocturnidad y alevosía en el curso de la semana? El supuesto aborigen del Sentier contempla con despecho y rencor la sibilina advertencia de los emigrados. Él, el patriota que, cargado de medallas, alumbra diariamente la llama de la tumba del Soldado Desconocido, se ve obligado a camuflarse y recurrir al secreto del alba para expresar su indignada protesta contra la creciente, asoladora marea de polución muslímica. Cerciorándose de que nadie le mira, saca su bolígrafo del bolsillo y escribe febrilmente, como quien mea en un lugar público temiendo ser sorprendido, sus tenaces contraconsignas: LA LIGA ÁRABE GOBIERNA EN FRANCIA. PARÍS, PARA LOS FRANCESES. LIBERTAD A THIBAUD D’ORLEANS. Luego, seguro ya de su impunidad, dibuja las siglas de esos enigmáticos comandos de Charles Martel resueltos a emprender contra el Infiel la nueva y victoriosa Cruzada.

Asomado al balcón del piso de su mujer, nuestro héroe espía desde las alturas las manipulaciones de su alter ego. El ridículo personaje de Action Française admira ahora su propia obra con orgullo casi paterno: ¡la resistencia al invasor se organiza! Mientras acaricia el emblema de la solapa y se cala la boina hasta las cejas, sentirá la aguda comezón de una mirada en sus espaldas y, al volverse nerviosamente hacia ti, te descubrirá, se descubrirá a sí mismo, mofándose de él, mofándose de ti, apuntando hacia él, hacia ti, la rosada y procaz extremidad de la lengua.