Agradecimientos

Hace aproximadamente un año se publicaba El verano de los juguetes muertos y sería imposible dar las gracias a todos los que contribuyeron a impulsar la novela. Desde el equipo comercial y de comunicación de Random House Mondadori hasta los libreros, esos que siguen recomendando títulos a una clientela fiel; desde la prensa hasta los autores de blogs, todos aportaron un importante granito de arena. No puedo olvidar tampoco a los editores extranjeros que se atrevieron a apostar por un nombre desconocido y que ahora están publicando el primer caso del inspector Salgado en sus respectivos países, ni a Justyna Rzewuska, que hizo que eso fuera posible.

Ahora, al terminar mi segunda novela, soy absolutamente consciente de que ésta no habría sido igual sin la contribución de muchas personas que han puesto en ella cariño, inteligencia y buena voluntad. Quiero empezar por destacar a mi editor, Jaume Bonfill: su paciencia y su dedicación han sido vitales para que Los buenos suicidas sea lo que es. No puedo olvidar tampoco a María Casas y a Gabriela Ellena, y ellas saben perfectamente por qué; ni a Juan Díaz, director editorial de Debolsillo, que sigue confiando en mí y en el inspector Héctor Salgado.

Aparte de ellos, y aunque seguro que me dejo a alguien, quiero dar las gracias a: mi familia, que siempre está ahí; Pedro y Jorge, Carlos, Yolanda y Guillermo, Sara, Carmen (y Leo), Jose, Hiro, Edu, Carmen Moreno (excelente poeta), Anna, Xavi, Rebecca y sus calaveras, Sílvia y sus spaghetti. Y a Ana Liarás por su comprensión a lo largo de todo este proceso.

A todos y a muchos más, gracias de nuevo.