El reservado estaba excesivamente iluminado. Una luz de neón, blanca, fría, que revertía sobre las paredes también blancas y el vidrio del espejo. Una simple cortina hacía de puerta.

Antes de entrar, una de las mujeres que se encontraban tras la barra le había cobrado las copas y lo que valía acostarse con la mujer que le había llevado hasta el reservado. Le pareció barato. Hubiese preferido pagar más y acostarse con una mujer más hermosa. Le dio una propina, que la mujer agradeció con un leve movimiento de sus labios.

Desnuda, la prostituta le había mostrado un cuerpo algo deforme, de excesivo vientre y pechos caídos y blandos. Era más alta que él; estrecha de caderas y de muslos muy gruesos y muy juntos. El pubis, de escaso vello negro, se le perdía entre las carnes del vientre y los muslos.

Cuando estuvo desnuda del todo, se sentó encima de una pequeña cama adosada a la pared, con un espejo por encima todo lo larga que era, y le preguntó qué era lo que quería que le hiciera. «Te la meteré», había dicho él.

La cópula había sido bastante breve y penosa.

Ella se había tendido con las piernas abiertas y le había pedido enseguida que le entrara; él tuvo que esforzarse en provocar la eyaculación, que no le llegaba a pesar de sus esfuerzos en la penetración y de que la mujer se dejaba hacer blandamente y fingiendo placer; incluso le acariciaba la espalda y le buscaba la boca para besarle.

Con la eyaculación, cuando derramaba las últimas gotas de semen, cayó sobre el cuerpo de la mujer y estalló en una dolorosa carcajada, casi un sollozo.

La prostituta se desprendió de él y ni siquiera le preguntó de qué se reía. Se lavó brevemente en un bidet que había tras la cortinilla y le dio a él una toalla de papel, que ni siquiera usó.

Se despidió de la prostituta con otro beso en la boca, esta vez sintiendo un resto de repugnancia y también deseos de continuar besándola, de mordisquear el carmín de sus labios; deseos de reiniciar el encuentro con ella. La mujer le empujó suavemente hacia la puerta y le pidió que volviera otro día. Podría volverlo a hacer con ella o con otra de las mujeres. Con las dos si quería.