La tarde

Las tardes que serán y las que han sido

son una sola, inconcebiblemente.

Son un claro cristal, solo y doliente,

inaccesible al tiempo y a su olvido.

Son los espejos de esa tarde eterna

que en un cielo secreto se atesora.

En aquel cielo están el pez, la aurora,

la balanza, la espada y la cisterna.

Uno y cada arquetipo. Así Plotino

nos enseña en sus libros, que son nueve;

bien puede ser que nuestra vida breve

sea un reflejo fugaz de lo divino.

La tarde elemental ronda la casa.

La de ayer, la de hoy, la que no pasa.