En el puente auxiliar, LeSeur soportaba un continuo alud de preguntas.
—¡Los botes salvavidas! —exclamó un oficial, sobreponiéndose al resto—. ¿Qué está pasando con los botes salvavidas?
LeSeur sacudió la cabeza.
—Aún no han dicho nada. Estoy esperando que Liu y Crowley me informen.
La siguiente voz fue la del oficial de radio.
—Tengo al Grenfell en el canal 69.
LeSeur le miró.
—Mándele un fax por el SSB para que cambie al canal… 79.
Si elegían un canal VHF poco frecuentado para comunicarse con el Grenfell (el 79 solía reservarse a las embarcaciones de placer que navegaban por los Grandes Lagos), quizá pudieran impedir que Mason escuchase sus conversaciones. Esperó fervientemente que la capitán no estuviera haciendo un barrido sistemático de todos los canales VHF. Naturalmente, ya habría visto el perfil del Grenfell en el radar, y ya les habría oído por el canal de emergencia 16.
—¿Hora estimada de encuentro? —le preguntó al oficial de radio.
—Nueve minutos. —Una pausa—. Señor, tengo al capitán del Grenfell por el 79.
LeSeur se acercó a la consola VHF, se puso unos auriculares y habló en voz baja.
—Grenfell, aquí el primer oficial, LeSeur, capitán en funciones del Britannia. ¿Tienen algún plan?
—Britannia, la cosa está difícil, pero tenemos un par de ideas.
—Sólo habrá una oportunidad. Vamos como mínimo diez nudos más deprisa que ustedes, y si pasamos de largo, se acabó.
—Entendido. Llevamos un helicóptero BO-105. Podríamos aprovecharlo para llevarles unos explosivos que solemos usar para romper cascos…
—A la velocidad a la que vamos, y con estas olas y este viento, no podrán bajar.
Silencio.
—Esperamos tener una oportunidad.
—Lo veo difícil, pero de acuerdo, preparen el helicóptero, por si acaso. ¿Siguiente idea?
—Estábamos pensando que al pasar por delante podríamos enganchar nuestro cabrestante al Britannia e intentar desviarlo de su rumbo.
—¿Qué tipo de cabrestante?
—Uno electrohidráulico de setenta toneladas, con cable de cuarenta milímetros.
—Se partiría como un hilo de coser.
—Probablemente. Otra opción sería echar una boya y tender el cable en el rumbo del Britannia, por si pudiera estropear las hélices.
—Es imposible que un cable de cuarenta milímetros pare unas hélices de 21,5 megavatios. ¿No llevan ninguna embarcación de rescate?
—Lo malo es que con este oleaje sería imposible usar nuestras dos lanchas rápidas. De todos modos, tampoco podríamos acercarnos lo suficiente para subir al Britannia o evacuarlo, porque no podemos mantenernos a su altura.
—¿Alguna otra idea?
Una pausa.
—Es lo único que se nos ha ocurrido.
—Pues entonces habrá que decantarse por mi plan —dijo LeSeur.
—Le escucho.
—¿Me equivoco o el Grenfell es un rompehielos?
—En realidad es un barco reforzado contra el hielo, pero no es un rompehielos propiamente dicho. A veces hacemos trabajos de rompehielos, al igual que salidas de puerto.
—Me vale. Grenfell, quiero que tracen una derrota que les haga cruzarse con nuestra popa, cortándola.
Un silencio antes de la respuesta.
—Perdone, Britannia, creo que no le recibo.
—Me recibe perfectamente. La idea es abrir una serie de escotillas para inundar los compartimentos de proa uno, dos y tres. Así la proa se nos hundiría lo suficiente para que casi salieran las hélices del agua. El Britannia se quedaría parado.
—¿Me está pidiendo que les embistamos? Pero bueno, ¿usted está loco o qué? ¡Lo más probable es que se hundiera mi barco!
—Es la única manera. Si se acercan a nuestro flanco de estribor, sin ir demasiado deprisa (digamos que entre cinco y ocho nudos), y luego, justo antes del contacto, invierten una hélice de golpe, a la vez que encienden los propulsores de popa, podrían cortar nuestra popa con sus placas delanteras reforzadas. Luego ustedes se sueltan, y nos cruzamos por estribor sin chocar. Sería por los pelos, pero funcionaría. Siempre que tengan el adecuado dominio del timón, claro…
—Tengo que consultárselo al mando.
—Faltan cinco minutos para el CPA, Grenfell. Sabe perfectamente que no recibirá el permiso a tiempo. Oiga, ¿tiene cojones para hacerlo o no? Ésa es la cuestión.
Un largo silencio.
—De acuerdo, Britannia, lo intentaremos.