MILONGA PARA LOS ORIENTALES

Milonga que este porteño

Dedica a los orientales,

Agradeciendo memorias

De tardes y de ceibales.

El sabor de lo oriental

Con estas palabras pinto;

Es el sabor de lo que es

Igual y un poco distinto.

Milonga de tantas cosas

Que se van quedando lejos;

La quinta con mirador

Y el zócalo de azulejos.

En tu banda sale el sol

Apagando la farola

Del Cerro y dando alegría

A la arena y a la ola.

Milonga de los troperos

Que hartos de tierra y camino

Pitaban tabaco negro

En el Paso del Molino.

A orillas del Uruguay,

Me acuerdo de aquel matrero,

Que lo atravesó prendido,

De la cola de su overo.

Milonga del primer tango

Que se quebró, nos da igual,

En las casas de Junín

O en las casas de Yerbal.

Como los tientos de un lazo

Se entrevera nuestra historia,

Esa historia de a caballo

Que huele a sangre y a gloria.

Milonga de aquel gauchaje

que arremetió con denuedo

En la pampa, que es pareja,

O en la Cuchilla de Haedo.

¿Quién dirá de quienes fueron

Esas lanzas enemigas

Que irá desgastando el tiempo,

Si de Ramírez o Artigas?

Para pelear como hermanos

Era buena cualquier cancha;

Que lo digan los que vieron

Su último sol en Cagancha.

Hombro a hombro o pecho a pecho,

Cuántas veces combatimos.

¡Cuántas veces nos corrieron,

Cuántas veces los corrimos!

Milonga del olvidado

Que muere y que no se queja;

Milonga de la garganta

Tajeada de oreja a oreja.

Milonga del domador

De potros de casco duro

Y de la plata que alegra

El apero del oscuro.

Milonga de la milonga

A la sombra del ombú,

Milonga del otro Hernández

Que se batió en Paysandú.

Milonga para que el tiempo

Vaya borrando fronteras;

Por algo tienen los mismos

Colores las dos banderas.