EL TÍTERE

A un compadrito le canto

Que era el patrón y el ornato

De las casas menos santas

Del barrio de Triunvirato.

Atildado en el vestir,

Medio mandón en el trato;

Negro el chambergo y la ropa,

Negro el charol del zapato.

Como luz para el manejo

Le firmaba un garabato

En la cara al más garifo,

De un solo brinco, a lo gato.

Bailarín y jugador,

No sé si chino o mulato,

Lo mimaba el conventillo,

Que hoy se llama inquilinato.

A las pardas zaguaneras

No les resultaba ingrato

El amor de ese valiente,

Que les dio tan buenos ratos.

El hombre, según se sabe,

Tiene firmado un contrato

Con la muerte. En cada esquina

Lo anda acechando el mal rato.

Un balazo lo tumbó

En Thames y Triunvirato;

Se mudó a un barrio vecino,

El de la Quinta del Ñato.