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Ettore Gotti Tedeschi, el «banquero de Dios»

«¿Vienen a un registro? Pensé que venían a pegarme un tiro», dijo Ettore Gotti Tedeschi, el ya expresidente del Instituto para las Obras de Religión, al capitán de Carabinieri Pietro Rajola Pescarini, cuando el martes 5 de junio de 2012, a las cinco y veinticinco de la mañana entró junto a otros tres agentes en su casa de Piacenza con un mandamiento judicial en la mano que permitía incautar todo documento, carpeta, nota, dosier o disco duro de ordenador que allí hubiera. Casi a la misma hora entraban también en la oficina del banquero en Milán y en su residencia de descanso en San Polo d’Enza, 150 kilómetros al sur de Milán. En realidad, no le investigaban a él, sino a Giuseppe Orsi, presidente y consejero delegado de Finmeccanica, el holding de industrias militares italianas, implicado en un presunto pago de sobornos a líderes extranjeros. La juez de Milán buscaba documentos que pudiera haber entregado Orsi a Gotti Tedeschi para que este los custodiara, pero lo que los carabinieri encontraron no fueron escritos relacionados con la industria militar, sino centenares de documentos sobre la oscura administración del Banco Vaticano.

Cuando los investigadores se dieron cuenta de lo que tenían entre sus manos se pusieron en contacto con el fiscal jefe de Roma, Giuseppe Pignatone, quien decidió desplazarse a Milán junto a su ayudante, Nello Rossi, experto en investigaciones sobre el IOR y responsable de la incautación de los 23 millones de euros que la Santa Sede tiene depositados en una cuenta de un banco italiano. Al día siguiente, miércoles 6 de junio, cuando Gotti Tedeschi fue interrogado por el fiscal Pignatone, le llamó la atención la frase que el banquero había dicho a los carabinieri: «Pensé que venían a pegarme un tiro». ¿Por qué lo dijo?, ¿qué provocó esta reacción en el que había sido hasta hacía pocos meses el «banquero de Dios»? Para hallar una respuesta hay que remontarse al 23 de septiembre de 2009, cuando la Comisión Cardenalicia de Vigilancia del IOR, presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, decidió renovar el Consejo de Supervisión del Instituto para las Obras de Religión (IOR) nombrando a cuatro nuevos miembros y a Ettore Gotti Tedeschi como presidente del mismo.