Para su campaña de acoso y derribo contra el director del Avvenire, Bertone utilizó a Giovanni Maria Vian, director de L’Osservatore Romano. Pero ¿cuándo comenzó lo que la prensa italiana comenzó a llamar como «la sucia guerra en los sagrados medios»? El asunto se inició en agosto de 2009, cuando los bunga bunga, el código secreto para referirse a las orgías de Silvio Berlusconi, estaban en pleno auge y ocupaban las portadas de todos los periódicos. Los titulares no dejaban un resquicio a la compasión ni a la filosofía. El texto de la investigación judicial filtrado a la prensa revelaba toda la misoginia y el narcisismo, la oscuridad y el abuso de poder (político y, sobre todo, económico) que se pudiera imaginar en la Italia de hoy. El diario Avvenire, entonces dirigido por Boffo, se hizo eco de «la náusea que muchos católicos sienten ante los comportamientos privados del primer ministro italiano». En ese momento entraba en la guerra como aliado de L’Osservatore Romano el periódico Il Giornale, propiedad de la familia del primer ministro, ofendida por las palabras dirigidas por el rotativo liderado por Boffo. Este no sabía que Il Giornale iba a participar con dardos impregnados de veneno.
El primero llegó el lunes 31 de agosto de 2009, cuando el rotativo de Berlusconi abrió su portada con una información en la que aseguraba que Dino Boffo acosó a la esposa de un hombre con el que supuestamente mantenía relaciones. A pesar de que Berlusconi intentó mantenerse alejado de la polémica, altas jerarquías vaticanas miraron al primer ministro italiano como el instigador de estas informaciones contra el director del Avvenire. En un editorial escrito por Vittorio Feltri, director de Il Giornale, se atacaba a Boffo por sus críticas a Berlusconi tras su implicación en diversos escándalos sexuales, poniendo en duda la capacidad de Boffo de erigirse en juez del primer ministro. Rápidamente, la Conferencia Episcopal Italiana expresó su apoyo incondicional y su solidaridad con Boffo.
Al día siguiente, Vittorio Feltri volvía a golpear a Boffo. Il Giornale salió con la publicación de un certificado que afirmaba que el director del Avvenire había sido condenado por acoso. También aparecía un documento, presentado como procedente de fuentes policiales, con el que se difundía su «presunta homosexualidad». El Tribunal de Terni, a través de su fiscal jefe, Luigi Panariello, desmintió esta información, que estaba basada en una investigación preliminar y no en una condena. Además, Panariello aseguró que en la sentencia sobre el caso de acoso en el que se había visto implicado Boffo en 2004, no se hacía ninguna referencia a que el motivo de las llamadas telefónicas fuera una relación homosexual con el marido de la víctima.
Efectivamente, existe la denuncia contra Dino Boffo por molestar a una mujer por teléfono, así como una condena al pago de una multa de 516 euros, pero no hay nada relativo al «acoso» y mucho menos a la homosexualidad o a la supuesta relación sexual con el marido de la mujer acosada. Todo era un invento de Il Giornale. Boffo explicó que quien hacía las llamadas desde uno de los teléfonos de la redacción era un colaborador, exdrogadicto, que posteriormente murió de sobredosis, y que él asumió la culpa para no perjudicarle.
Ante las acusaciones de Vittorio Feltri sobre la presunta homosexualidad del director del Avvenire, este recibió multitud de apoyos de periodistas, políticos e incluso miembros de la curia, muchos de ellos del sector de los «diplomáticos» de Sodano. También el cardenal Bagnasco, presidente de la CEI, declaró su total apoyo a Dino Boffo. El domingo 30 de agosto de 2009, desde las páginas del Avvenire, Boffo declaró que lo aparecido en Il Giornale no era una «información contra él, sino una mancha contra él». El miércoles 2 de septiembre, Dino Boffo afirmó que la «fuente» de Feltri era la Entidad, el Servicio Secreto Vaticano, algo que fue desmentido de inmediato por la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Dino Boffo no podía aguantar más la presión a la que estaba sometido y, tras responder en las páginas del Avvenire a las diez acusaciones realizadas por Il Giornale, el jueves 3 de septiembre de 2009 decidió presentar su dimisión como director del periódico de la Conferencia Episcopal Italiana mediante una carta dirigida al cardenal Angelo Bagnasco. En el mismo texto daba las gracias a Bagnasco por su férreo apoyo durante la crisis. «No puedo aceptar que contra mi nombre se lleve a cabo durante días y días una guerra de palabras que sobrecoge a mi familia y, sobre todo, deja cada vez más atónitos a los italianos», afirmó Boffo en su texto de dimisión. Al día siguiente, Vittorio Feltri escribió en Il Giornale: «[sobre] la reconstrucción de los hechos descritos en el artículo (del 31 de agosto de 2009), hoy puedo decir que no corresponden al contenido del acto procesal. […] Boffo ha sido capaz de esperar, a pesar de todo lo que se ha dicho y escrito sobre él, con una actitud sobria y digna que no puede dejar de suscitar la admiración». Sin duda, estas palabras llegaban demasiado tarde.