Un hombre de Dios

Ettore Gotti Tedeschi, nacido en la pequeña ciudad italiana de Pontenure el 3 de marzo de 1945 y expresidente del Santander Consumer Bank, la división italiana del Grupo Santander, era un economista católico y liberal de prestigio con conexiones muy cercanas al Opus Dei y, sobre todo, unido a Joseph Ratzinger por una estrecha amistad.

Su carrera comenzó a despegar cuando diseñó la estrategia financiera de varias empresas extranjeras, como la francesa Sema-Metra, y cuando ejerció como asesor financiero en la Banca Nazionale del Lavoro y en Sogei, donde Tedeschi ocupó la presidencia junto a Massimo Varazzani y Gianmario Roveraro, este último miembro del Opus Dei asesinado durante un asalto fortuito en 2006.

Junto a Roveraro, Tedeschi ayudó a fundar Akros Finanziaria a petición de Emilio Botín, presidente del Grupo Santander. En poco tiempo y gracias a la gran mente financiera de Gotti Tedeschi, la Akros se hizo con importantes paquetes accionariales de grandes empresas italianas, como Fiat, Iri, Ferrero, Parmalat, Commercial Union o la Banca Popolare di Milano. Finalmente, en 1993, el propio Botín pidió a Gotti Tedeschi que aceptase el cargo de presidente del Santander Consumer Bank SpA con el objetivo de dirigir y guiar las operaciones del banco español en Italia.

El cargo en la entidad financiera lo compaginó con su labor de profesor de estrategia financiera en la Universidad Católica del Sagrado Corazón y de ética de negocios en la Universidad de Turín, así como con la redacción de columnas sobre economía en el L’Osservatore Romano y en Il Sole 24 Ore.

Lo que Ettore Gotti Tedeschi no sabía en aquel momento era que su estrecha amistad con aquel cardenal alemán llamado Joseph Ratzinger le complicaría su tranquila existencia, cuando, cuatro años después de ser elegido papa en el cónclave de 2005, Benedicto XVI le llamó para que pusiese algo de orden en el IOR, un banco conocido por sus operaciones y sus actuaciones bastante opacas.

En la nueva función estaría acompañado por el estadounidense Carl Anderson, Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, una poderosa organización de caridad fundada en Connecticut en 1882; por Giovanni de Censi, presidente del Credito Valtellinese; por Ronaldo Hermann Schmitz, un hábil financiero alemán del Deutsche Bank, y por el español Manuel Soto Serrano, antiguo alto ejecutivo de Arthur Andersen, consejero del Banco de Santander y vicepresidente no ejecutivo de Indra Sistemas. Gotti Tedeschi ocuparía la presidencia y Hermann Schmitz la vicepresidencia[76]. El papa Benedicto XVI había dado una orden explícita a Ettore Gotti Tedeschi: «transparencia».

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Ettore Gotti Tedeschi informa en una nota secreta a Georg Gänswein, secretario del papa, sobre una investigación abierta a él y a Paolo Cipriani. Septiembre de 2010.

El nuevo presidente del IOR solo pudo vivir tranquilo durante doce meses. El 21 de septiembre de 2010, casi un año después de asumir la presidencia, el Banco Vaticano apareció en la portada del The Financial Times, en un artículo en el que se anunciaba que la Fiscalía de Roma había ordenado el bloqueo de 23 millones de euros depositados en una cuenta a nombre del IOR en el Credito Artigiano. Los investigadores sospechaban que podía tratarse de una operación de lavado de dinero. Ettore Gotti Tedeschi y Paolo Cipriani, presidente y director general del IOR, respectivamente, fueron puestos bajo vigilancia[77].

En una nota «reservada» enviada a monseñor Georg Gänswein, secretario privado del papa, Ettore Gotti Tedeschi hizo un breve resumen de lo sucedido, así como una explicación de la forma de responder:

Cuál es el delito que nos notifican:

El delito notificado del que el Presidente y el Director están acusados (y los fondos requisados) es de omisión de la obligación de proporcionar informaciones sobre el beneficiario y la imputación de la transferencia de 23 millones de euros desde la cuenta bancaria del IOR en el Credito Artigiano hacia la cuenta del IOR en la entidad bancaria J. P. Morgan (Frankfurt, 6 de septiembre). Dicha omisión es agravada por el hecho de que, según el fiscal, el IOR ni siquiera podía ordenar la transferencia, porque las condiciones escritas del acuerdo entre el IOR y el Credito Artigiano aún no existían. Según el fiscal, dicha orden de transferencia y la falta de información permiten presuponer ocultación de fondos y blanqueo de dinero.

Qué ha pasado:

La orden para la transferencia desde la cuenta del IOR hacia la otra (firmada por el director y el vicedirector) se refería a una operación de tesorería para una inversión en bonos alemanes. El director ha explicado al fiscal que la orden para la transferencia ha sido dada, informando de que se trataba de fondos, y que él estaba tranquilo porque no fuesen necesarias ulteriores informaciones sobre el destinatario, teniendo en cuenta que el Credito Artigiano nos conoce desde hace veinte años y se suponía que sabrían cómo han sido constituidos los fondos. Se ha considerado confirmar la orden para la transferencia (a pesar de la falta del acuerdo escrito), porque este retraso podría ser imputado (también) al mismo Credito Artigiano (donde estaban 28 millones sin utilizar). Ya tenemos definidos los acuerdos escritos con cinco de los siete bancos italianos con los que operamos, a confirmación está el hecho de que el mismo día (6 de septiembre) 20 millones fueron transferidos desde la cuenta IOR en el D. B. a la cuenta IOR J. P. Morgan-Frankfurt. […]

La reacción inmediata:

El presidente y el director piden de manera espontánea ser interrogados por los fiscales para aclarar los hechos y las actuaciones, que parecían fáciles de explicar y transparentes, fruto de equivocaciones en las interpretaciones de las normas (y también de un malentendido entre los responsables operativos). El presidente explica a los investigadores el proceso en curso de adecuación a las normas internacionales que el Instituto está llevando adelante, precisamente para solucionar de forma definitiva los malentendidos que están bajo investigación. En sede procesal, el fiscal no menciona ninguna hipótesis de delito de blanqueo, que tampoco fueron mencionadas en los interrogatorios ni en los actos. Dichas informaciones han salido en los periódicos (Corriere della Sera). Tras el interrogatorio, el abogado del Instituto decide recurrir al Tribunal para la revisión y pedir que desbloquee los fondos. Al parecer, dicho recurso ha molestado al fiscal que (por medio de la prensa) dice que hay antecedentes (2009) que confirman la no transparencia del Instituto. […]

Estrategias en curso:

Estrategia defensiva: la estrategia defensiva original ha sido modificada, siendo caracterizada por un fuerte prejuicio sobre el fiscal, cooptando en el colegio de los defensores (junto al Prof. Scordamaglia) la Prof. Paola Severino, intentando establecer de inmediato un dialogo con el fiscal para aclarar mejor o de manera distinta las actuaciones e intentar así que se produzca otra solicitud para el desbloqueo de los fondos y el sobreseimiento de la investigación. Si esto no se pudiera realizar, tendremos que recurrir en casación, con hipótesis adecuadas. El recurso de casación conlleva unos riesgos que no se tienen que subestimar (posibilidad de un juicio). La fecha entre la que tendríamos que presentar el recurso es el 4 de noviembre. El 28 de octubre nuestros abogados se encontrarán con los fiscales.

[…]

Estrategia de anticipación de posibles problemas futuros: ya he empezado a hablar con el ministro Tremonti de un problema al que podríamos enfrentarnos en un futuro: problemas fiscales. Podría ser conveniente pensar en un tratado sobre los impuestos.

Conclusiones: creo ahora necesario acelerar cualquier procedimiento para ser insertados en la «lista blanca». Creo necesario animar a todos los que están involucrados para que consideren prioritario dicho compromiso. (Estoy naturalmente disponible y preparado para dar explicaciones sobre cada razón y detalle de esta exigencia).

Lo más importante de este texto enviado es que Gotti Tedeschi demuestra claramente a monseñor Gänswein la necesidad de que el IOR entre sin demora en la «lista blanca» de entidades que luchan contra el blanqueo de capitales, e insiste en la absoluta necesidad de colaboración entre el IOR y las autoridades italianas.

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Ley CXXVII del Estado Vaticano contra el blanqueo de capital, formada por treinta y una páginas, trece capítulos, más anexos. 30 de diciembre de 2010.

Días después, el secretario del papa informa al presidente del IOR de que el Sumo Pontífice desea mantener un encuentro privado con él en Castel Gandolfo. El encuentro tiene lugar el domingo 26 de septiembre de 2010, después del Angelus. Aunque la prensa asegura que es para darle a Gotti Tedeschi su apoyo tácito, lo cierto es que en ese encuentro Benedicto XVI informa al «banquero de Dios» que tiene previsto establecer una ley pontificia antes de fin de año para la prevención y la lucha contra el blanqueo de capitales procedentes de organizaciones criminales y contra el fraude y la falsificación de moneda. Está claro que el texto enviado por Gotti Tedeschi a monseñor Gänswein ha llegado a manos del papa y que ha surtido el efecto deseado.

Efectivamente, el jueves 30 de diciembre de 2010 es aprobada la Ley CXXVII del Estado de la Ciudad del Vaticano, que tendrá vigencia sobre todos los organismos de la curia, incluido el IOR[78]. La ley se hará efectiva el viernes 1 de abril de 2011.