La Fiscalía de Roma decidió abrir una investigación sobre una oscura operación realizada por el Instituto para las Obras de Religión. Al parecer, un enviado autorizado por el Banco Vaticano decidió retirar la cantidad de 600 000 euros en efectivo de una cuenta abierta en la entidad Intesa Sanpaolo. Las autoridades monetarias italianas decidieron enviar una pregunta formal a la dirección del banco y al propio IOR. La respuesta de este fue que el dinero era destinado a «obras misioneras», mientras que la reacción de la entidad italiana fue la de la callada por respuesta. Poco después, el Banco de Italia descubrió que, a través de esta cuenta del Intesa Sanpaolo, el IOR había hecho circular cerca de 140 millones de euros en solo un año.
Las operaciones habían sido autorizadas por Giovanni Bazoli, el poderoso presidente del Consejo de Intesa Sanpaolo, a quien los medios de comunicación consideran un financiero y un banquero muy cercano al Vaticano. Fanático del fútbol y de los estudios bíblicos, Bazoli, descendiente de una prestigiosa familia de Brescia, se convirtió rápidamente en un hombre con el que la Santa Sede podía contar. En 1982 fue convocado por el entonces ministro Nino Andreatta con el fin de salvar lo que quedaba del arruinado Banco Ambrosiano tras el escándalo de Calvi.
Bazoli fue nombrado, con el visto bueno del IOR, presidente del Nuevo Banco Ambrosiano, consiguiendo integrarlo de forma eficaz en la Banca Católica del Veneto. En 1997, el Ambroveneto se unirá con otra entidad financiera para convertirse en la Banca Intesa y, dos años después, con la Banca Commercial Italiana y con el Sanpaolo, cambiando su nombre por el de grupo Intesa Sanpaolo, de clara tendencia católica y con nexos muy estrechos con el IOR. En 2011, Giovanni Bazoli envió personalmente a monseñor Georg Gänswein, secretario del papa, un cheque nominativo por 25 000 euros «para la obra de caridad». Pero no será el único.
Carta de donación de Bruno Vespa, de la RAI, a la obra de caridad del papa con petición de audiencia. 21 de diciembre de 2011.
En plena tormenta del Vatileaks, otro nombre famoso saltaba a los periódicos italianos por los documentos filtrados por los cuervos vaticanos. Entre los cientos de páginas filtradas se encontraba una carta de Bruno Vespa, el famoso presentador y creador del programa Porta a Porta, dirigida a monseñor Gänswein, en la que indicaba al secretario papal que ponía a disposición de la «caridad del papa» la «pequeña suma de diez mil euros». Vespa era conocido desde hacía años por su proximidad con el poder vaticano. Había mantenido una estrecha amistad con el anterior papa, Juan Pablo II, cuando este era aún el cardenal Karol Wojtyla. En 1998 se hizo muy famosa la intervención en directo del Sumo Pontífice en el programa que Bruno Vespa presentó y dirigió con motivo de los veinte años de pontificado del papa polaco, un caso único en el periodismo internacional. Bruno Vespa ha sido acusado de defender los poderes de la derecha y de que su programa se fundamenta en un «método periodístico miserable». Durante los «años Berlusconi», Vespa fue uno de los grandes defensores del polémico primer ministro, ganándose el sobrenombre de «siervo del régimen» por parte de la prensa de izquierda. De lo que no cabe la menor duda es de que Bruno Vespa es una de las grandes puntas de lanza de la Santa Sede en los medios de comunicación italianos y, según parece, un hombre bastante próximo al cardenal Tarcisio Bertone, el poderoso secretario de Estado.