Ya lo confesó el propio papa Benedicto XVI, en 2010, a Peter Seewald, escritor y vaticanista, y autor del libro Benedict XVI. Light of the World: The Pope, The Church and the Signs Of The Times: «Podría optar por la renuncia. Si un papa se da cuenta de que ya no es física, psicológica o espiritualmente capaz de ejercer el cargo que se le ha confiado, entonces tiene derecho y, en algunas circunstancias también el deber, de dimitir»[118].
En realidad, no es el primer Sumo Pontífice que se hace semejante pregunta. Ya se la plantearon antes Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo II. «Aunque sería un hito histórico que provocaría un auténtico shock dentro de la Iglesia; los escándalos del Vatileaks podrían ser una estrategia para preparar la eventualidad de la dimisión», ha asegurado el italiano Luigi Bettazi, obispo emérito de Ivrea. Aunque la maquinaria vaticana se empeña en asegurar que el papa no dimitirá, la curia intenta a contrarreloj «italianizar» el próximo cónclave para acabar así con treinta y dos años de pontificado extranjero. Pero ¿qué pasaría si esto llegara a suceder?
En octubre de 2012, la elección del nuevo Sumo Pontífice estaría en manos de 118 cardenales-electores[119], menores todos ellos de ochenta años, tal y como marca la legislación vaticana. El resto, noventa cardenales que han alcanzado la edad límite, tan solo podrán rezar al Espíritu Santo, fuera de la Capilla Sixtina, para que el elegido como 266.º Sumo Pontífice sepa ser un buen monje, pero también un buen papa. Todo el mundo se pregunta ahora si el «tocado» por el Espíritu Santo podría ser el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, a quien Benedicto XVI parece haber elegido como favorito para sucederle.
Esta es la gran pregunta que se hacen todos tras la filtración del documento dirigido a Benedicto XVI por el cardenal Castrillón Hoyos el 30 de diciembre de 2011, en el que el prelado colombiano hace un repaso a las «indiscreciones» cometidas por el cardenal Paolo Romeo durante su viaje a China. En varios párrafos del documento, Romeo habla de Scola hasta en cinco ocasiones, asegurando que el arzobispo de Milán mantiene una relación conflictiva con Bertone; que Scola habría sido ya elegido por Benedicto XVI para una posible sucesión; sobre el motivo del envío de Scola desde el Patriarcado de Venecia al Arzobispado de Milán; que Scola sucedería a Benedicto XVI y que si es elegido 266.º Sumo Pontífice, tendría «importantes enemigos» en el interior del Vaticano.
El cardenal Romeo ha criticado duramente al papa Benedicto XVI por dedicarse sobre todo a la liturgia y desatender los «asuntos diarios», que Benedicto XVI ha encargado al cardenal Tarcisio Bertone, secretario del Estado. La relación entre Benedicto XVI y el cardenal Bertone sería muy conflictiva. En una atmósfera de confidencialidad el cardenal Romeo ha referido que el papa Benedicto XVI odiaría «literalmente» el cardenal Bertone y que lo remplazaría con ganas por otro cardenal. Romeo ha añadido que no hay otro candidato adecuado para este cargo y por eso el cardenal Bertone sigue ocupándolo.
Asimismo la relación entre Bertone y el cardenal Scola sería igual de conflictiva.
Sucesión del papa Benedicto XVI:
En secreto, el papa se estaría ocupando de su sucesión y habría ya elegido al cardenal Scola como candidato adecuado, siendo más cercano a su propia personalidad. Lentamente, pero sin duda, le está preparando y formando para ejercer de papa. Por iniciativa de Benedicto XVI, Scola ha sido enviado de Venecia a Milán para prepararse con tranquilidad para ser papa. El cardenal Romeo ha sorprendido aún más a sus interlocutores en China añadiendo ulteriores indiscreciones.
Conspiración para matar al papa. 30 de diciembre de 2011.
El cardenal Romeo se sentía tan seguro que ni podía imaginar que estas declaraciones hechas en una serie de coloquios secretos pudieran llegar al Vaticano por medio de terceras personas. Igualmente seguro de sí mismo, Romeo ha profetizado lo que ya ahora sería cierto aunque secreto: que el sucesor de Benedicto XVI será de todas formas un italiano. El cardenal Romeo ha subrayado que a la muerte de Benedicto XVI, Scola será elegido nuevo papa. También Scola tendría importantes enemigos en Vaticano.
¿Quién es este cardenal italiano nacido hace setenta años en la localidad lombarda de Malgrate? Angelo Scola es doctor en Filosofía por la Universidad Católica de Milán, y en Teología por la Universidad de Friburgo. Desde 1986 hasta 1991 trabajó como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y hasta 1996, como consultor en el Pontificio Consejo para los Trabajadores Sanitarios. El 21 de septiembre de 1991 el papa Juan Pablo II le concedió el honor episcopal. Durante los años siguientes ejerció diferentes puestos, principalmente en las áreas de enseñanza, sanidad y familia. En enero de 2002, Scola fue nombrado patriarca de Venecia y al año siguiente, el papa Wojtyla le concedió el birrete cardenalicio. Finalmente, el 28 de junio de 2011, Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Milán.
Su nombramiento como patriarca de Venecia por parte de Juan Pablo II y ahora como arzobispo de Milán por parte de Benedicto XVI podría suponer una clara ventaja a la hora de suceder al actual Sumo Pontífice en la Silla de Pedro. Al fin y al cabo, esa poderosa archidiócesis ya dio en el siglo pasado dos pontífices: monseñor Achille Ratti, que en 1922 se convertiría en el papa Pío XI, y monseñor Giovanni Battista Montini, que en 1963 se convirtió en Pablo VI. Por ahora, solo son quinielas periodísticas y elucubraciones gratuitas, hasta que los cardenales electores entren en el próximo cónclave para elegir al papa número 266. Entonces, y solo entonces, se podrá decir eso de Roma locuta est, causa finita est (Roma ha hablado, caso terminado).