En la noche del miércoles 9 de diciembre, dos vehículos con matrícula de la Santa Sede salieron por la puerta de Santa Ana y se dirigieron hacia la vía Aurelia Antica, situada más allá del Trastevere romano. El destino de los dos coches es el restaurante Da Arturo, famoso desde hace cuatro décadas por sus linguine con langosta. En los dos vehículos viajan varios miembros de la Gendarmería vaticana, el subjefe de esta, y dos miembros de la Interpol que se encontraban en el Vaticano de visita oficial. Son las nueve y cuarto de la noche cuando los dos coches aparcan frente al restaurante.
Una hora y media después, los comensales abandonan el local y se dirigen nuevamente hacia los vehículos, ambos con matrículas SCV (Stato Città del Vaticano). Uno de ellos ha sido tiroteado. El oficial al mando de la comitiva llama a Domenico Giani, inspector general de la Gendarmería, quien se presenta en el lugar de los hechos treinta minutos más tarde. Giani asumió el cargo de máximo responsable de la Policía vaticana el 3 de junio de 2006, al pasar a retiro el anterior inspector general, Camillo Cibin, tras treinta y cinco años de servicio al Sumo Pontífice.
Cuando Giani llega, ya se encuentran allí las dos patrullas de los Carabinieri que se harán cargo de la investigación, pues el hecho ha tenido lugar en suelo italiano. Giani, exmiembro de la Guardia di Finanza, convence al oficial de guardia para que aligeren las investigaciones con el fin de que el vehículo sea devuelto lo antes posible al Estado Vaticano. Al día siguiente, jueves 10 de diciembre de 2009, Domenico Giani escribe un informe de dos páginas, con calificación de «reservado», detallando los hechos. El informe va dirigido a monseñor Giovanni Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado:
Ayer a las 22:45 horas aproximadamente, unos miembros del cuerpo de la Gendarmería, saliendo del restaurante Da Arturo, en la calle Aurelia Antica, 411 —tras una cena con algunos funcionarios de la Interpol que estuvieron en el Vaticano para una visita oficial—, notaban que el coche Volkswagen Passat con matricula SCV00953, que habían utilizado en esos días para varios desplazamientos, había sido dañado por algunos disparos de arma de fuego.
De hecho, el coche tenía la ventanilla trasera rota por completo, y tres pequeñas abolladuras causadas por tres disparos a la derecha en posición vertical. En el suelo, cerca del coche, se encontraron cuatro casquillos de bala (calibre 22), pero ni rastro de las balas.
De acuerdo con Vuestra Excelencia, han sido enviados al lugar otros miembros del cuerpo de la Gendarmería y, al mismo tiempo, se solicitó la presencia de los Carabinieri del Núcleo Operativo para las pertinentes investigaciones.
Se especifica que el coche había sido aparcado frente al restaurante, cerca de la barandilla que delimita la zona Mediaset —el mismo espacio que suelen utilizar los clientes del restaurante—, pero no impedía el paso a los peatones, y justo enfrente del coche, a pocos metros, había sido aparcado otro coche de la Gendarmería, este también utilizado para la circunstancia, y que pasó totalmente inadvertido.
Algunas personas escucharon los disparos, pero nadie fue capaz de proporcionar elementos útiles a la investigación; solo un empleado del restaurante, sin especificar el horario, declara haber oído unos disparos y que no dio importancia al hecho porque pensaba que se trataba de fuegos artificiales.
Por la grabación de la cámara de vigilancia, instalada en la entrada del restaurante, no ha sido recogida ninguna evidencia, debido a que la cámara está dirigida hacia la pared del edificio de enfrente y no hacia la calle.
Inmediatamente después de los necesarios chequeos, el coche fue trasladado al cuartel Bravetta de los Carabinieri, no muy lejos, y a las 12:30 horas de hoy, después de más pruebas balísticas, no siendo objeto de decomiso, el coche ha sido devuelto a miembros de la Gendarmería.
La dinámica del hecho sugiere que el que ha cometido este acto de vandalismo pueda haber sido un desequilibrado que, ocasionalmente, encontrándose en calle Aurelia Antica y viendo un coche con matricula del Vaticano, quiso hacer un gesto demostrativo e intimidatorio, motivado por rencillas personales.
Queda por confirmar que sea muy probable que haya sido un desequilibrado, el hecho de que, según los expertos balísticos, el autor del gesto ha arriesgado mucho por su seguridad disparando al coche desde tan cerca, a pesar del pequeño calibre de las balas.
Se adjunta la documentación fotográfica pertinente.
Menos de veinticuatro horas después, una patrulla de los Carabinieri entregaba el vehículo, con matrícula SCV00953, a un miembro de la Gendarmería vaticana. La investigación sobre la autoría de los disparos aún continúa abierta.