El dólar interminable

(En el medio del escenario, una raya gruesa que representa la frontera de México y Estados Unidos. En los dos extremos, una mesa con botellas y dos cantineros. En uno, un letrero MÉXICO; y en el otro, ídem ESTADOS UNIDOS — Personajes: Relator, Guardia, Cantinero Mejicano y Cantinero Yanqui).

RELATOR. —Estamos en la ciudad de Matamoros, a caballo sobre la frontera de Méjico y Estados Unidos, al este sobre el golfo de Méjico. Entra un soldado de estos que llaman Guardia Montada y se dirige al Cantinero Mejicano con un billete en la mano; es un dólar mejicano. Ustedes sabrán que un dólar mejicano en Estados Unidos vale solamente 90 céntimos; y, recíprocamente, un dólar yanqui en Méjico vale lo mismo, 90 céntimos. Pero veamos lo que hace este Guardia con su dólar mejicano.

GUARDIA. —¿Me da una cerveza para mi caballo?

CANTINERO MEJICANO. —¿Para su caballo?

(Sirviendo).

GUARDIA. —Para mi caballo.

CANTINERO MEJICANO. —Son 10 céntimos.

GUARDIA. —Aquí tiene. ¿Me da el vuelto en moneda yanqui?

CANTINERO MEJICANO. —Aquí tiene un dólar yanqui. Usted sabe que aquí esta moneda de los gringos vale solamente 90 céntimos.

GUARDIA. —Hasta la vistesita.

(Cruza la frontera y se va a la otra cantina, después de beber).

GUARDIA. —¿Me da un vaso de cerveza para mi caballo?

CANTINERO YANQUI. —No haber cerfeza de caballo aquí.

GUARDIA. —Para mí entonces.

CANTINERO YANQUI. —Estar 10 céntimos dólar americano contado rabioso.

GUARDIA. —Aquí tiene un dólar americano. ¿Me da el vuelto en moneda mejicana?

CANTINERO YANQUI. —Aquí tiene una dólar mejicana de porquería. Vale 90 céntimos.

(Después de cruzar la frontera el guardia).

GUARDIA. —¿Me da otra cerveza para mi caballo?

CANTINERO MEJICANO. —Tu caballo es un borrachito. Y veo que andás de fondos. ¿Otro dólar mejicano?

(Sirve la cerveza al Guardia).

GUARDIA. —Poca plata, poca plata. ¿Me da el vuelto en moneda yanqui?

CANTINERO MEJICANO. —Aquí tenés un dólar gringo; y que Dios ayude a tu caballo.

GUARDIA. —Yo siempre convido a mi caballo. Pero él me deja más de la mitad, casi todo-todo el vaso.

CANTINERO MEJICANO. —Bueno andás vos, y tu caballo.

(El Guardia comienza a cruzar cada vez más de prisa de Yanqui):

GUARDIA. —¿Me da una cerveza para mí solo?

(Pausa).

RELATOR. —Así anduvo todo el día tomando dos cervezas cada vuelta, una en cada cantina.

(El Guardia comienza a cruzar cada vez más de prisa de una en otra cantina, tres o cuatro veces).

RELATOR. —Y así anduvo hasta la noche, y se tomó treinta vasos de cerveza. Y cuando ya no podía ni caminar, se encontró en México con un dólar mejicano en la mano,

(Se ve el Guardia).

GUARDIA. —Tengo un dólar mejicano, el mismo de esta mañana. ¿Qué diablos ha pasado acá? ¿Estaré borracho? ¡Pagué todas las copas y me queda toda la plata!

RELATOR. —¿Qué diablos ha pasado allí, querido Guardia? Es muy fácil. Éstas son las diabluras de los cambios de monedas. Vos has estafado a los dos cantineros el valor de 30 vasos de cerveza. Pero esto es moco de pavo: hay otros que estafan miles y miles por medio de lo que llaman «el control de cambios».

GUARDIA. —¿Y quién pierde plata en esos casos?

RELATOR. —Los países mal gobernados. Casi siempre la Argentina.

GUARDIA. —¿Y de ahí vendrá esto que llaman ahora «la fiebre del oro»?