«La declaración publicada por Salamanca según la cual Guernica ha sido destruida por los rojos es absolutamente falsa. Personalmente hablé con más de 20 refugiados de Guernica en los alrededores de la ciudad la noche de la destrucción. Excepción hecha del número de aviones que la bombardearon, todas las declaraciones coinciden en todos sus detalles. [...] La evidencia neta que Guernica ha sido destruida por la aviación se demuestra con lo siguiente: en toda la ciudad y en los techos que no habían sido destruidos por el incendio se veían innumerables huecos de bombas que no estaban a mediodía, cuando yo visité Guernica. árboles arrancados de cuajo o con las ramas peladas por la metralla...Un periodista recogió conmigo tres bombas, las tres alemanas, con fecha de 1936. Todo el mundo sabe que en el pueblo un gran numero de mujeres y niños han sido atacados en un refugio contra las bombas y es evidente que éstos no habrían ido a refugiarse en un lugar que los rojos tenían intención de incendiar... Yo estuve en Guernica hasta la 1,30 de la madrugada y en ninguna parte podía sentirse el olor a petróleo... Una gran parte de Guernica no es un montón de cenizas, sino un montón de escombros».

GEORGE L. STEER,

The Times, 6 de mayo de 1937