27. Turismo sexual

La nueva era empresarial presenta la explotación sexual como un negocio sumamente lucrativo para las mafias que lo controlan. Se dice que el turismo es la empresa del siglo XX, a la cual acompaña la venta, desde sitios de internet de fácil acceso, de tours paradisíacos con sexo pagado incluido para el viajero con mujeres exóticas, jóvenes y dispuestas. Casi nadie escapa de esta lacerante realidad: América Latina, Asia, Estados Unidos, Europa, África, Canadá, Oceanía. Según el Unicef, más de un millón de niñas y niños son robados al año para insertarlos en el negocio del turismo sexual con infantes. De acuerdo con Rafael Macedo de la Concha, la mi investiga a Succar por ofrecer a sus niñas por vía cibernética para tender una red de turismo sexual infantil. María Rubio, esposa del gobernador de Quintana Roo, asegura que en su estado existen mafias que controlan el turismo sexual con infantes. Pese a todo, las autoridades, muchos medios, e incluso especialistas de la sociedad civil organizada, llaman aún a este fenómeno «prostitución infantil», lo que implica, de manera falsa pero inconsciente, que hay un intercambio de dinero y de voluntades entre un adulto que paga por tener sexo con una niña de trece, catorce o quince años, quien es forzada a aceptarlo para que su explotador cobre.

La página de internet www.missingkids.com presenta una lista de las razones por las que los hombres adultos compran paquetes para tener sexo con niñas en países como Cuba y México.

La industria de la pornografía infantil, directamente relacionada con el abuso sexual, el secuestro (para fines sexuales) y la explotación infantil, genera ganancias multimillonarias y, al igual que la del cine pornográfico, se entrelaza cada vez con mayor desenfado con las industrias formales. Todo ello no sería posible sin tres elementos: la protección de hombres de poder al crimen organizado que sustenta estos males sociales, la corrupción del Estado y la visión androcéntrica que protege los intereses masculinos (se calcula que más de trescientos millones de hombres adultos en América Latina pagan por tener sexo con mujeres jóvenes [Agencia de las Naciones Unidas para la Mujer: Unifem]).

En algunos países árabes y del sudeste asiático, donde el patriarcado es notoriamente fuerte, la venta, utilización y castigo de niñas y mujeres son vistos con naturalidad. En el video grabado sin que él lo supiera, Jean Succar afirma que no es muy malo lo que hace. Además, durante una conferencia de prensa un agente de la PGR lanzó al aire un: «¿Y si en el Líbano es normal que se metan con niñitas?», a lo cual nadie respondió.

Las redes de turismo sexual se extienden de tal forma que incluso los taxistas de ciudades como Cancún se convierten en «contactos» para llevar a los turistas a su destino final: los sitios de explotación sexual de menores.