15. Desenterrando viejos huesos

Paulina Arias es una mujer de complexión delgada, profundamente religiosa y que sabe controlar sus pasiones. De vestimenta conservadora, desde hace años es maestra de formación moral de alumnas y alumnos del Colegio La Salle de Cancún, institución religiosa para estudiantes de clase media alta.

Allí conoció a su alumna Emma, quien le confió, a1os dieciséis años de edad, lo que había vivido con su «tío» Johny Succar.

La intervención de la maestra Paulina Arias en el caso tuvo consecuencias fatales. Aunque ella asegura que en un principio se involucró por su «sed de justicia y porque es lo moralmente correcto», según sus propias declaraciones, llegó demasiado tarde (sabía del abuso desde hacía años). Su injerencia contribuyó a que la torpeza en la intervención de la Procuraduría de Justicia del Estado destapara el trabajo silencioso que ya la PGR llevaba a cabo; esto provocó la huida del pederasta, según la opinión de uno de los ministerios públicos federales de la PGR, quien solicitó se omitiera su nombre por razones obvias.

En sus declaraciones ante la PGR, una vez que Succar se diera a la fuga, Arias aseguró que estaba enterada de los abusos de aquél desde hacía tres años (2001), cuando la testigo principal era su alumna de formación moral en la escuela La Salle. Incluso la maestra, en su afán de mostrar a la PGR que actuaba en buena lid, llevó ante Anuro Maldonado, ministerio público federal experto en investigaciones de pornografía infantil, un diario de su computadora, en el cual escribió con lujo de detalles todas las confidencias privadas de sus alumnas, incluyendo, claro está, las de la primera delatora de Succar.

Paulina no sabía en ese momento que el estupro, la corrupción de menores y la pornografía infantil se persiguen de oficio y que una persona adulta enterada de tales hechos que se reserve denunciarlo a las autoridades puede ser indiciada por delito de omisión. La maestra abrió un ataque frontal en los medios contra la abogada Acacio y las ONG, lo que enrareció aún más el ambiente y favoreció el escándalo en los medios. Incluso terminó por darle la espalda a su ex alumna y acusarla de complicidad con su violador. Quienes conocen a Paulina aseguran que cayó presa del miedo cuando supo que la PGR podría procesarla por guardar silencio tantos años. Arias, quien perdió su trabajo en La Salle, estaba muy asustada y desconfiaba de todos los que la rodeaban.

La hipocresía social se hizo patente en esos días. En tanto todo Cancún discutía el escándalo de Succar Kuri, en la escuela católica La Salle bullía el miedo. Roberto, joven estudiante de esa preparatoria, lo explica:

—Estábamos en el patio y un chavo comenzó a decir que quién se iba a imaginar que Johny, ese ruco que nos llevaba a los chavos y chavas de la escuela a la disco Dady’O y nos pagaba las cuentas, iba a ser un abusador de niñas. Otros se acercaron y se hizo una bolita. Todos hablaban al mismo tiempo. Uno de ellos comentó: «¿Se acuerdan que los llevaba a la disco y luego a sus villas y les decía que allí podían echarse un palito a gusto? ¡Qué tal que los filmó a ustedes! ¡Y a sus novias!». Dos cuates se le fueron a golpes y lo dejaron bien dañado. Creo que estábamos asustados. Días después cuando la mamá del golpeado fue a hablar con el rector de la escuela, les dijeron que el tema Succar estaba vetado, que ese nombre no se volvería a mencionar.

De acuerdo con Roberto, al menos tres o cuatro generaciones de estudiantes de secundaria y prepa eran «amigos» de1 Johny.

Aseguró que varios maestros estaban enterados y nadie decía nada, Era un secreto a voces. Lo de Emma lo sabía media escuela antes de que tronara, y no era la única, había otras diez o quince niñas que habían pasado lo mismo que ella. Sus papás no tenían ni la más remota idea.

Mientras tanto, la Procuraduría de Justicia del Estado, perdida en dimes y diretes, dejaba en un cajón la cinta de dio en la que se grabó una conversación entre Emma, la denunciante y Gloria Pita, la esposa de Jean Succar Kuri. La siguiente es la transcripción exacta y total de esa conversación, que arroja luz sobre la complicidad de la esposa en el abuso de los menores.

Suena el teléfono

Gloria: Hello

Emma: Bueno, señora Gloria, habla Emma. ¿Que me habló por teléfono?

Gloria: Si

Emma: Sí, dígame

Gloria: Oye, ¿por qué le quieres hacer daño a mi esposo?

Emma: No le quiero hacer daño.

Gloria: ¿Entonces?

Emma: No sé de qué habla, no sé por qué piensa eso.

Gloria: Tú bien sabes de qué estoy hablando.

Emma: No sé de qué me está hablando, no sé qué tanto le dijo a mi mamá que estaba muy alterada.

Gloria: Claro que hablé porque yo no voy a permitir que tú le hagas daño ami, a mi marido.

Emma: No es mi intención hacerle ningún daño.

Gloria: Entonces, ¿por qué estás haciendo lo que estás haciendo?

Emma: No voy a hacer nada injusto, ¿qué piensa que estoy haciendo?

Gloria: Injusto, porque tú sabes y esas niñas saben que él no hizo nada.

Emma: ¿Y usted qué sabe?

Gloria: Yo sé todo.

Emma: ¿Qué es todo?

Gloria: Yo sé todas tu (ininteligible)…, tuya y de ellas.

Emma: Ah, ¿es mí historia y de ellas?

Gloria: Y, pues, yo no sé qué es lo que tú estás haciendo, estás convenciendo a esas niñas para que hablen de más.

Emma: No, para nada.

Gloria: ¿Entonces?

Emma: Yo me llevo con las niñas pero no las estoy convenciendo para nada, no sé por qué piensa eso.

Gloria: Entonces, ¿por qué fuistes a hacer eso?

Emma: Es que no entiendo qué revoltijo se traen, pero ¿qué es lo que fui a hacer?

Gloria: Tú sabes y yo no puedo hablar aquí delante de mis hijos de eso.

Emma: Mmm ¿y no puede alejarse?

Gloria: ¿Perdón?

Emma: Es su celular, ¿no?

Gloria: Sí.

Emma: Este, ¿no puede alejarse para hablar?

Gloria: No, porque afuera está lloviendo.

Emma: Mmm… si quiere le vuelvo a marcar cuando pueda hablar.

Gloria: No, no, ¿por qué no de una vez? Yo lo único que quiero saber es por qué le quieres hacer daño.

Emma: Pues es que no, no tengo intención de hacerle daño, ni a él ni a nadie.

Gloria: Pero ¿por qué lo estás haciendo? ¿Por qué estás haciendo eso?

Emma: Pero es que, ¿qué estoy haciendo? Sólo dígame.

Gloria: Que le metistes una demanda y llevastes a tu hermanita y a tu hermanito y a Katia a declarar…, y a tu sobrina.

Emma: ¿A mi hermanito?

Gloria: Sí.

Emma: Yo creo que ni siquiera usted misma sabe de lo que está hablando, claramente.

Gloria: Yo sí sé porque mi marido me habló ayer y me dijo de qué se trata la demanda.

Emma: ¿Y de qué se trata? Según ustedes, más bien.

Gloria: Pues, no sé, fue lo que dijo el abogado… por eso le hablé a tu mamá, quiero saber de qué se trata, qué es lo que quieres.

Emma: Yo quiero absolutamente nada.

Gloria: ¿Entonces?

Emma: Ay, ¿qué le puedo decir al respecto?

Gloria: ¿Perdón?

Emma: ¿Qué le puedo decir? No, no quiero nada, yo simplemente quería saber por qué le habló a mi mamá porque, pus, mi mamá es punto y apane de esto, digo, ella desconoce muchas situaciones.

Gloria: Porque tu mamá es mamá de esa niña y tu mamá puede convencer, así como tú co… la convenciste, tu mamá la puede convencer también e ir a declarar que todo lo que dijo es mentira.

Emma: Pues, digo, no creo que yo pueda manipular a una, a una niña para pie declare o para que invente, si es que lo hice y mi mamá tampoco podría.

Gloria: Claro que sí porque es una niña y es fácil de convencerla.

Emma: ¿Ah, sí?

Gloria: Sí.

Emma: Precisamente, ¿verdad?

Gloria: Así es.

Emma: Eso lo debe saber muy bien su esposo.

Gloria: También él lo sabe, fíjate, pero tú cuando llegastes a él ya no eras una niña.

Emma: ¿No? ¿Y qué era yo?

Gloria: Tú ya sabías al revés y al derecho todo, de qué se trataba.

Emma: A los trece años, ¿usted cree?

Gloria: Sí

Emma: Mmmm… usted llegó a los quince con él, ¿no?

Gloria: No, un poquito más grande.

Emma: Mmm, él me había dicho que como a los quince, dieciséis.

Gloria: No, te dijo, te informó mal.

Emma: Pues sí… pues no, yo no creo que una niña de trece años todavía sepa lo que hace realmente.

Gloria: Pues yo hasta los… (Se detiene bruscamente y guarda silencio.)

Emma: Alguna vez usted tuvo trece años y debe saber a lo que me refiero.

Gloria: Yo tuve trece años y yo sabía lo que me convenía y lo que no me convenía en ese entonces…, y eran otras épocas, se supone que estábamos más cenados en aquel tiempo, ahorita ustedes ya están más abiertas.

Emma: Pues sí, ahorita sí.

Gloria: Y si uno comete errores es porque quiere…

Emma: No, no siempre.

Gloria: …no porque las obligas…, sí. (Se nota nerviosa y tartamudea.)

Emma: No, cuando no tienes la información ni la educación ni… no, no, desgraciadamente no es así. Y cuando no tienes una protección de tus padres, menos.

Gloria: Hasta, hasta donde yo sé tú tenías a tus papás. Pues silos tenía ¿dónde estaban en ese momento? Eso no es culpa mía que te hayan dejado sola.

Emma: Exactamente.

Gloria: No es culpa de nosotros que no te hayan dado la información.

Emma: No, no le echo la culpa a nadie, de hecho…, porque realmente hasta mis padres son ignorantes en muchos aspectos.

Gloria: No creo.

Emma: Yo sí lo creo.

Gloria: No lo creo.

Emma: Usted lo sabe que sí.

Gloria: No, hoy en día nadie, nadie es ignorante. Hace treinta años, te lo creo, pero hoy en esta época nadie es ignorante.

Emma: Mmm.

Gloria: Hay mucha información, mucha televisión.

Emma: Pues sí.

Gloria: Yo, yo le llamé a tu mamá para saber qué es lo que quieres.

Emma: Sí, sí me dijo que le dijo de los videos y todo, ¿no?

Gloria: Sí.

Emma: Mmm.

Gloria: Por desgracia, mi marido…, yo, no lo sé, le llamo desgracia o, o buena suerte o pendejada que mi marido me contaba todo.

Emma: Al igual que a mí.

Gloria: Ah, pues sí. Es muy comunicativo él, él nos platica todo a todas… porque no somos las únicas ni las últimas, ni las primeras.

Emma: Mmm.

Gloria: Pero da la casualidad que yo me robé unas cosas que encontré en la casa (de Solymar) y aquí las tengo.

Emma: ¿Qué… los videos donde estoy con las niñas?

Gloria: Hmjm (afirmativo) y muchas cosas más.

Emma: Sí… y donde estoy con él, me imagino.

Gloria: También.

Emma: Mmm, pues sí.

Gloria: También todo eso lo tengo…

Emma: Mmm.

Gloria: …con Yanina, con todos, todas.

Emma: ¿Con quiénes todas?

Gloria: Todas, tú debes de saber quiénes.

Emma: Mmm, pues la verdad, quizá fueron tantas que ya ni me acuerdo.

Gloria: Ah, pues ¿ya ves?

Emma: Claro.

Gloria: Haz un poquito de memoria para que cuando estemos en el juicio, no te sorprendas.

Emma: ¿Qué, va a pasar los videos en el juicio?

Gloria: Claro.

Emma: ¿Ah, sí?

Gloria: Sí (con voz muy segura).

Emma: Mmm.

Gloria: Y yo lo único que digo es que… (Silencio.)

Emma: ¿También va a sacar el de, en el que estoy teniendo relaciones con Johny?

Gloria: También.

Emma: Mmm.

Gloria: Así es, se lo estás chupando tú y él te lo está chupando.

Emma: ¿Qué me está chupando?

Gloria: Ay… la cabeza. (Se burla.)

Emma: Ah.

Gloria: Yo lo único que quiero saber es por qué le quieres hacer daño, es todo.

Emma: No le quiero hacer daño, este…

Gloria: Entonces, ¿cuál es tu juego?

Emma: ¿Y por qué tiene usted ese video donde yo estoy con Johny?

Gloria: Yo me lo robé.

Emma: ¿Usted se lo robó?

Gloria: Sí.

Emma: Mmm, OK. Pero ya tiene muchos años ese video.

Gloria: Mmm, un buen rato.

Emma: Sí, pues sí, un buen rato. ¿Como cuántos años tenía yo ahí, a ver?

Gloria: Ni tengo idea cuántos años tienes ahorita, ¿cómo voy a saber…?

Emma: Ahorita tengo veinte y con Johny terminé como a los diecisiete años y medio, más o menos.

Gloria: Es… a los dieciséis.

Emma: ¿A los dieciséis terminé con él?

Gloria: Hmjm (afirmando).

Gloria: ¿Usted cree?

Gloria: Sí.

Emma: Bueno, pues no.

Gloria: Sí, porque ya después ya no hubo nada porque salió Iván.

Emma: Mmm, salió a los diecisiete y medio, Iván. (Iván es el que fue novio de Emma después de que se alejara de Johny.)

Gloria: No sé.

Emma: Bueno, ya lo sabe porque se lo estoy diciendo, pero bueno, de cualquier manera, fue de los trece, si usted cree que fue de los trece a los dieciséis, pus, me da igual ¿no?… pero bueno, entonces el video viene siendo desde los trece años a… entre los trece y los dieciséis años.

Gloria: Ese video no fue de los trece, fue un poco después.

Emma: ¿De los…, catorce?

Gloria: No sé.

Emma: Mmm.

Gloria: No sé y yo lo único que quiero saber es qué es lo que quieres, por qué le quieres hacer daño.

Emma: ¿A qué le llama usted hacer daño?

Gloria: ¿Cómo que a qué, a qué le, a qué le llamo?

Emma: Hmjm.

Gloria: Sí, ¿por qué le quieres hacer daño?, ¿por qué le hicistes esa demanda?, ¿por qué estás convenciendo a esas niñas para que hablen?

Emma: ¿Para que hablen?

Gloria: Ajá, para que digan que… ¿qué es lo que van a decir? Violación ¿de qué?, ¿de quién?, ¿a qué horas?, ¿cuándo fue eso?

EMMA: Es que esas preguntas se las debe hacer a Johny, no a mí, a su esposo… ¿por qué él…? (La interrumpe.)

Gloria: Ya se las hice.

Emma: ¿Y qué le dice él?

Gloria: Él no hizo nada.

Emma: ¿Que él no hizo nada?

Gloria: No.

Emma: Que no…

Gloria: Tú se las llevabas.

Emma: Yo se las llevaba ¿por orden de quién?

Gloria: Ay, m’ijita, hasta donde yo supe nunca te puso una pistola para que se las llevaras.

Emma: No, no hace falta poner pistola para que…

Gloria: ¿Entonces?

Emma: …cumplas órdenes.

Gloria: No, cuando uno no quiere cumplir órdenes, no las cumple.

Emma: Cuando te manipulan psicológicamente sí.

Gloria: Mmm… no.

Emma: Hmjm.

Gloria: No sé, yo, yo esos cuentos…, ya de, de las esas personas que, que están haciendo esto ya no me las creo porque en su momento lo gozan, en su momento lo disfrutan y ya después salen que son víctimas, antes no.

Emma: Mmm… si alguna vez yo hubiera disfrutado algo, quizá hubiera cambiado un poco pero…

Gloria: Yo pienso que en su momento lo disfrutastes, yo no sé por qué ya se te olvidó todo eso.

Emma: No, no se me olvida nada, desgraciadamente. Ojalá pudiera olvidar algo…

Gloria: Pues, ¿entonces?

Emma: Pues entonces ¿qué?

Gloria: ¿Entonces por qué si en su momento lo vivistes, por qué ahorita quieres echar a perder ese momento que viviste?

Emma: Lo viví porque me enseñaron que así era la vida, que así eran todas, que todas las niñas desde los seis años estaban cogidas y estaban abiertas y eran unas putas.

Gloria: Es que sí es cierto, ¡es cierto!

Emma: ¿Es cierto?

Gloria: Es cierto, sí…

Emma: ¿Cómo…?

Gloria: … aquí en Estados Unidos, en China y en todos lados.

Emma: ¿Qué, qué es cierto?

Gloria: Es cierto, desde los seis años empiezan con eso, los siete años.

Emma: ¿Desde los siete años todas las niñas ya…? Gloria: (ininteligible)…, no vas a tapar el sol, eso es imposible de taparlo.

Emma: Pues no, pues no sé, yo ya no veo la vida así, así me enseñó a verla Johny, o sea…, que todas las niñas son…

Gloria: Hoy en día los, las niñas a los siete, seis años se casan; a los siete, seis años te dan clases de sexualidad.

Emma: ¿Si?

Gloria: Si

Emma: ¿Cómo crees?

Gloria: A esa hora te dan ellas or… te, te enseñan a esa edad. Yo no sé por qué te espantas, yo no sé por qué dices que te manipularon.

Emma: Porque es la verdad, porque yo a los trece años nunca había tenido relaciones hasta que conocí a su esposo, porque yo nunca había conocido muchísimas cosas hasta que conocí a tu esposo.

Gloria: Cuando tú conocistes a mi marido ya te habías acostado con alguien antes.

Emma: Nunca en la vida me había acostado con alguien

Gloria: OK.

Emma: Digo, a estas alturas realmente me da igual lo que pienses pero él lo sabe y sabe cómo hacer también muchas cosas.

Gloria: Pues sí… pues sí, pus, yo nada más le hablé a tu mamá por qué quieren hacerle daño, es todo, porque…

Emma: Mi mamá ni siquiera estaba… mi mamá ni siquiera está enterada de, de nada.

Gloria: ¿Tu mamá no está enterada? Tú le dijistes a mi marido que ella sabía dónde andabas tú con tu hermana el fin de semana.

Emma: Claro, en casa de una amiga.

Gloria: Ay, Emma, además, si te desaparecistes con Katia, ¿por qué le tienen que hablar a mi marido para buscarla?

Emma: ¿Por qué cree?

Gloria: ¿Por qué no le hablaban a tu mamá para preguntarle por ella?

Emma: Porque mi mamá no tiene nada qué ver en este asunto, porque el único que trata con las niñas es Johny y antes yo trataba con ellas…

Gloria: Pero si tú andabas…

Emma: cuando tenía dieciséis años.

Gloria: Tú andabas con ella ese día.

Emma: ¿Y qué tiene qué ver eso?

Gloria: ¿Por qué le hablan a mi marido para preguntarle por ella?

Emma: Porque mi mamá no tiene nada qué ver en este asunto, porque el único que trata con las niñas es Johny y antes yo trataba con ellas…

Gloria: Pero si tú andabas…

Emma: cuando tenía dieciséis años.

Gloria: Tú andabas con ella ese día.

Emma: ¿Y qué tiene qué ver eso?

Gloria: ¿Por qué le hablan a mi marido para preguntarle por ella?

Emma: Porque la niña va con su marido cuan…, cada vez que él viene de viaje. La niña va a su casa, usted trataba con la niña.

Gloria: Sí, sí, pero ese día, pero ese día no estaba con mi marido, ese día andaba contigo.

Emma: OK.

Gloria: ¿Por qué la señora Celia tenía que hablarle a mi marido?, ¿por qué no le habló a tu mamá?

Emma: Porque la señora Celia piensa que si está conmigo, está con su marido al mismo tiempo… y…

Gloria: No, no.

Emma: sí está con… él, por supuesto.

Gloria: No, porque mi m… la señora Celia sabía que entre ustedes ya no había nada.

Emma: Pues…

Gloria: Es ilógico que la señora piense que tú llevastes a la niña allá, aunque la llevastes después, pero un poco tarde.

Emma: ¿A dónde la llevé después?

Gloria: A mi casa.

Emma: Ah, sí, sí, ¿pero qué tiene qué ver eso?

Gloria: Te digo, la llevastes un poquito tarde.

Emma: Mmm, sí, la niña andaba conmigo, estuvo conmigo, fuimos a comer y todo.

Gloria: Yo no me explico por qué la señora le tuvo que hablar a mi marido.

Emma: Porque es la relación que tiene su marido con esta señora, porque su marido le…

Gloria: ¡No, nooo! (Habla notoriamente angustiada.)

Emma: Porque Johny recoge a la niña, se la pasa con ella el fin de semana y después la devuelve. Después de que la coge y la manosea, la devuelve a la casa.

Gloria: ¡Nunca la cogió y ella lo sabe!

Emma: ¿Y cómo lo sabes tú?

Gloria: Porque a mí me lo dijo él y yo creo en él.

Emma: Tú crees, pus, ¡claro que crees en él!, tienes treinta años con él.

Gloria: No, estás súper equivocada.

Emma: No sé… veinte años, no sé… perdón, como veinte años tienes con él, no sé. Tú debes de conocerlo más que yo y debes saber de lo que es capaz.

Gloria: Precisamente porque lo conozco, precisamente porque lo conozco te lo estoy diciendo. Nada más por eso. (Ruidos en el fondo.) …Me están llamando, adiós. (Cuelga aceleradamente.)

Emma: Bye.

Según la abogada Acacio, esta grabación telefónica muestra i probabilidad de que Gloria, la actual esposa de Jean Succar Kuri, a quien conoció en Acapulco —de donde ella es originaria—, fuera una de sus víctimas en el mencionado polo turístico.

Las especialistas aseguran que Gloria se expresa como una víctima de abuso en negación, que admite el maltrato psicoemocional de su pareja, incluida la infidelidad expresa y la comisión de delitos que, según las propias palabras de la mujer en esta grabación, «son normales» porque Johny le dijo que «desde los seis y siete años ya tienen sexo y te dan clases de sexualidad».

Tal vez sea Gloria una de las tantas víctimas de Succar que, por fin, con los años se convirtió en su cómplice con un evidente Síndrome de Estocolmo. (Este síndrome fue descubierto en 1973. En la ciudad de Estocolmo, Suecia, en un asalto bancario al Kreditbanker, los ladrones detuvieron a los empleados del banco durante varios días. Cuando los liberaron un fotógrafo capturó el momento en que una de las secuestradas besaba en la mejilla a uno de los captores. Fue así que bautizaron como «Síndrome de Estocolmo» a «ciertas conductas inconscientes que demuestra una víctima de secuestro, ya sea físico, sexual o psicológico, como el de las y los menores del caso Succar. A raíz de la vulnerabilidad y extrema indefensión que produce cierto tipo de cautiverios, la víctima se identifica en forma inconsciente con su agresor, ya sea asumiendo la responsabilidad de la agresión de que es objeto, ya sea imitando física o moralmente a la persona del agresor» [Montero, Andrés, 1999, Shaping the ethiology of Stokholm Syndrom: hypothesis of the induced mental model, IberPsicologíaj).

Esto queda más claro cuando se lee la declaración de Emma ante el ministerio público. En ésta la jovencita manifiesta que cuando cumplió quince años el Tío Johny le exigió que fuera a anunciarle a su madre que «ella y Johny estaban enamorados». Ella se rehusó al principio; fue un año más tarde cuando le dijo eso a su madre, quien, asegura Emma, reaccionó de manera violenta y desconcertada ya que el sujeto tenía casi sesenta años y ella apenas acababa de cumplir los dieciséis.