SEGUNDA PARTE

EL AMO FUERA DE QUICIO[c]

Los políticos pueden protestar armando el escándalo que quieran, los esclavos y los oprimidos pueden embriagarse con locas esperanzas, los optimistas patentados pueden contarnos sus cuentos de hadas… El Amo siempre tiene razón porque es el otro nombre del Mundo; no se hartará de tener razón mientras exista la sociedad; la humanidad sin poder ha sido hasta el presente un barbarismo… Por lo tanto, no hay deudas que pagar. No hay créditos sobre el destino. No hay diezmos sobre la desgracia. La revolución, en sentido propio, es un imposible.

Con esto, apenas si hemos dado un paso hacia adelante. Siempre contra la pared, con la cabeza vacía… Razón por la cual en los capítulos que siguen trataremos de acusar, de desencadenar esta tesis abstracta; de desarrollar el orden de sus consecuencias y de medir, paso a paso, el espacio de su verdad; de experimentarlo hasta el fondo en sus implicaciones más inesperadas. Esto se ha de leer, por consiguiente, como los prolegómenos de cualquier filosofía que se asigne la tarea de contemplar el Mal cara a cara.

¿No hay sociedad sin poder? ¿No hay vínculo social que no instituya el Amo? Esto significa, con toda exactitud, que no existe deseo ni lengua, Realidad ni Historia que escapen a la ley y al imperio de lo Mismo; que ninguna ruptura radical puede esperar encontrar en ello asilo o convertirlo en bandera; que no tiene sentido hablar de «Deseo» de revolución, de «Lengua» revolucionaria, de «Realidad» socialista, de «Historia» popular o proletaria.