AL ESPEJO

¿Por qué persistes, incesante espejo?

¿Por qué duplicas, misterioso hermano,

El menor movimiento de mi mano?

¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?

Eres el otro yo de que habla el griego

Y acechas desde siempre. En la tersura

Del agua incierta o del cristal que dura

Me buscas y es inútil estar ciego.

El hecho de no verte y de saberte

Te agrega horror, cosa de magia que osas

Multiplicar la cifra de las cosas

Que somos y que abarcan nuestra suerte.

Cuando esté muerto, copiarás a otro

Y luego a otro, a otro, a otro, a otro…