EL ESPEJO

Yo, de niño, temía que el espejo

Me mostrara otra cara o una ciega

Máscara impersonal que ocultaría

Algo sin duda atroz. Temí asimismo

Que el silencioso tiempo del espejo

Se desviara del curso cotidiano

De las horas del hombre y hospedara

En su vago confín imaginario

Seres y formas y colores nuevos.

(A nadie se lo dije; el niño es tímido).

Yo temo ahora que el espejo encierre

El verdadero rostro de mi alma,

Lastimada de sombras y de culpas,

El que Dios ve y acaso ven los hombres.