Tabla de gratitudes

La acción del relato discurre entre 1639 y 1682. Excepto la traslación cronológica de unas pocas anécdotas y detalles secundarios, sucesos, lugares y personajes de nota responden a su momento histórico, así como entornos y planteamientos. Lo demás es invención, e Historia y Geografía son saludadas y tenidas en cuenta por el texto, sin perjuicio de las inexcusables libertades narrativas.

Mi gratitud se dirige muy especialmente a dos raros caballeros memorialistas del siglo XVII: Raimundo de Lantery, en no menos rara edición de don Álvaro Picardo (Cádiz, 1949), y Alexander O. Exquemelin, traducido de modo excelente por Carlos Barral (Barcelona, 1971).

En lecturas de soporte para los más diversos temas, y sin mencionar datos ya conocidos por mí ni otras obras de estricta consulta que la Enciclopedia General del Mar y la Historia de Andalucía dirigida para Planeta por A. Domínguez Ortiz, honran y abrigan estas páginas, entre otros autores y especialistas: Philip Goss, J. y F. Gall y Robert de la Croix (tratados de piratería), G. Céspedes del Castillo, J. Cervera Pery y los capitanes Alonso de Contreras y James Cook (navegaciones), R. de Manjarrés, R. Fernández Retamar, J. Pérez de Barradas, Mario Hernández Sánchez-Barba y J. García Mercadal (textos de historia americana); Charles Diehl, V. Vladirov y J. Beneyto (historia de Venecia); Enrique Gómez Martínez y R. de Lantery (pestes); Cesáreo Fernández Duro (marina española antigua); A. Freisi (esclavitud en el XVII); Manuel Alvar y Pedro J. Payán (lingüística); H. Sancho de Sopranis (historia del Puerto de Santa María); Adolfo de Castro, Santiago Casanova, Henry Kamen, A. Picardo, J. de la Lastra, M. Bustos Rodríguez, F. Ponce y padres Labat y Antón Solé (historia de Cádiz); J. Deleyto y Piñuela, N. Lenz, D. Yndurain (siglo XVII español).

Tan instintivo y enemigo de exhaustividades documentales como el apartado de lecturas fue el de consultas personales. Muy valiosas son las que debo a Manuel Roa y Juan B. Robert en primer término, y a Alberto Ramos Santana, José Pérez-Llorca, Jaime Pérez-Llorca Rodrigo y Rafael Berenguer.

Espero, en fin, que pocos dejen de advertir la presencia indirecta, y en instantes directa, de mucha sombra querida: Lázaro y Cervantes, Quevedo y Torres Villarroel, Stevenson y Borges, Sabatini, Salgari, cronistas de Indias.

F. Q.

Altillo de Padilla, Palacio de la Diputación de Cádiz, 1982-1983.