—¿Los Monsalves vivían en el puerto y los Barraganes en la ciudad?
—Así es. Después de la maldición del Tío, que los expulsó del desierto, se separaron. Nando Barragán se hizo cabeza de los Barraganes, y Mani Monsalve fue el jefe de su gente. Las dos familias se multiplicaron y se enriquecieron, pero cada una por su lado, porque no se volvieron a tratar sino para matarse.
—O sea que después del primer muerto, ¿vino el segundo?
—Después del primer muerto reventó la guerra y por muchos años, y aun todavía, hubo llanto y hubo campanas. Al primero lo siguió el segundo, el tercero, el décimo y de ahí para arriba hasta contar treinta o cuarenta. Por cada Barragán que caía en venganza caía un Monsalve, y viceversa. Así se fue alimentando la cadena de sangre y el cementerio se llenó con sus lápidas.
—¿Siempre vivieron del contrabando?
—No. Eso fue solamente el principio.
—Entonces, ¿cómo hicieron tanto dinero?
—Todo el mundo sabe pero nadie dice.