E. Religiosos

E. Religiosos

No parecerá reiterativo afirmar una vez más que el drama de la represión ilegal en la Argentina alcanzó a todos y a cada uno de los sectores de la comunidad. Tanto la grey católica como las otras confesiones fueron también protagonistas, a través de sus miembros religiosos o laicos.

El terrorismo de Estado persiguió con significativo ensañamiento a los religiosos que estaban comprometidos con la causa de los más carenciados y con aquellos que sostenían una actitud de denuncia frente a la violación sistemática de los Derechos Humanos. Así fue como sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, catequistas, etc., y miembros de otras confesiones, sufrieron el azote del secuestro, vejaciones, torturas y en muchos casos, la muerte.

Profesión de fe cristiana de los militares frente al anticristianismo de la represión.

Profesión de fe cristiana de los militares frente al anticristianismo de la represión.

La ambivalencia de los responsables de la represión no conoció límites: mientras se preconizaba aquello del «estilo de vida occidental y cristiano», el desprecio hacia la criatura humana fue constante.

En abril de 1976, el entonces Coronel Juan Bautista Sasiaiñ quien fuera más tarde Jefe de la Policía Federal afirmaba que «el Ejército valora al hombre como tal, porque el Ejército es cristiano» (La Nación, 10 de abril de 1976). Al año siguiente el Almirante Emilio Massera expresaba:

«Nosotros, cuando actuamos como poder político seguimos siendo católicos, los sacerdotes católicos cuando actúan como poder espiritual siguen siendo ciudadanos. Sería pecado de soberbia pretender que unos y otros son infalibles en sus juicios y en sus decisiones. Sin embargo, como todos obramos a partir del amor, que es el sustento de nuestra religión no tenemos problemas y las relaciones son óptimas, tal como corresponde a cristianos».

(Entrevista concedida a la revista Familia Cristiana, reproducida por el diario Clarín el 13 de marzo de 1977). Es posible también recordar cuando en época más reciente el General Jorge Rafael Videla se refirió al «Informe final sobre desaparecidos» dado a conocer por la última Junta Militar (abril de 1983) como «un acto de amor».

Veamos cómo se interpretó ese amor al semejante, trascribiendo a continuación algunos testimonios:

Para Navidad de 1977 se reforzaron las medidas de seguridad internas y ocurrió algo inaudito. Alrededor de 15 prisioneros fuimos llevados a una Misa oficiada en el Casino de Oficiales de la E.S.M.A. En el hall del salón de los dormitorios habían levantado un altar sencillo y habían colocado bancos. Todos estábamos engrillados, esposados con las manos detrás de la espalda y encapuchados. Nos sacaron las capuchas y el Capitán Acosta nos dijo que para celebrarse la fiesta de Navidad cristiana habían decidido que pudiésemos oír misa, confesarnos y comulgar los que éramos creyentes y los que no lo fueran para que tuviesen tranquilidad espiritual y pensáramos todos que la vida y la paz son posibles, que la Escuela de Mecánica todo lo podía hacer. Entre tanto se oían gritos de los que eran torturados y el ruido de las cadenas arrastradas de los que eran llevados al baño en la sección «Capucha». En mi caso, mi formación cristiana y la presión de todo lo que estaba viviendo hizo que me confesara. Allí, nos pusieron la capucha. (Testimonio de Lisandro Raúl Cubas - Legajo N.o 6974).

En una fecha próxima al 24 de diciembre de 1976, se hizo presente el Almirante Massera junto con el Contralmirante Chamorro, el Capitán Acosta y algunos miembros del Grupo de Tarea 3. En esa oportunidad, exhibiendo un cinismo e hipocresía sin límites, ante una treintena de prisioneros con sus piernas sujetas con grilletas, nos deseó «Feliz Navidad». (Testimonio de Graciela Daleo y Andrés Castillo - Legajo N.o 4816).

… antes de permitirnos acostar en el suelo para dormir, el personal de guardia nos obligaba a rezar en voz alta un «Padre Nuestro», un «Ave María», a la vez que nos exhortaban a «dar las gracias a Dios porque han vivido un día más» y también para que «ese día no fuese el último». Después nos acostábamos. (Testimonio de Juan Martín - Legajo N.o 440).

[…] Luego sufrí dos simulacros de muerte: uno por fusilamiento y el otro, por envenenamiento. Previamente a esos simulacros me preguntaron si quería rezar y me ofrecieron un rosario. Por el tacto (conservaba los ojos vendados) pude reconocer que el objeto que me habían dado no era un rosario sino la cruz que mi hija llevaba siempre al cuello (un objeto muy característico de tipo artesanal). Entendí que se trataba de un modo sádico de anunciarme que mi hija también se encontraba allí. Yo rezaba y lloraba. Entonces me respondían con obscenidades, amenazas y gritos. Decían: «Callate. Esto te pasa por andar con ese barbudo, con ese p… (se referían a Jesucristo). Por eso están así ahora». (Testimonio de Leonor Isabel Alonso - Legajo N.o 5263).

[…] Nos llevaron a la Comisaría 36 de la Policía Federal de Villa Soldati… Cuando gritaba ellos silbaban, hacían ruido para tapar los gritos. Después me llevaron a un calabozo y al rato vinieron otros a decirme que «iba a los militares», que iba a ver que los romanos no sabían nada cuando perseguían a los primeros cristianos en comparación con los militares argentinos. (Testimonio del Sacerdote Patrick Rice - Legajo N.o 6976).

Por medio de una amiga que trabaja en una empresa privada donde pedían informes al SIDE para tomar empleados, mandé el dato de María Leonor y la respuesta decía «detenida en el operativo antijesuita en Mendoza»… Hablé con el Padre Iñaqui de Azpiazu y él averiguó por un militar conocido que el operativo había existido pero no podía el dar más información. (Denuncia de la desaparición de María Leonor Mercuri Monzó formulada por su madre Dolores Monzó de Mercuri - Legajo N.o 378).

Sin embargo los torturadores se hallaban aparentemente confundidos, sin mayores datos sobre el tema del interrogatorio fundamentalmente la Iglesia. Cuando supieron que era católico, me hicieron rezar y que hiciese rezar a todos los presos, lo que culminó violentamente cuando pedía por aquellos que nos tenían secuestrados. (Testimonio de Néstor Busso - Legajo N.o 2095).

… la persona que me interrogaba perdió la paciencia, se enojó diciéndome: «Vos no sos un guerrillero, no estás en la violencia, pero vos no te diste cuenta que al irte a vivir allí (en la villa) con tu cultura, unís a la gente, unís a los pobres y unir a los pobres es subversión».

Alrededor de los días 17 o 18 volvió el otro hombre que me había tratado respetuosamente en el interrogatorio y me dijo: «… usted es un cura idealista, un místico, diría yo, un cura piola, solamente tiene un error que es haber interpretado demasiado materialmente la doctrina de Cristo. Cristo habla de los pobres, pero cuando habla de los pobres habla de los pobres de espíritu y usted hizo una interpretación materialista de eso, y se ha ido a vivir con los pobres materialmente. En la Argentina, los pobres de espíritu son los ricos y usted, en adelante, deberá dedicarse a ayudar más a los ricos que son los que realmente están necesitados espiritualmente». (Testimonio del sacerdote Orlando Virgilio Yorio - Legajo N.o 6328).

[…] Ya sabía que me encontraba en la tristemente célebre Escuela de Mecánica de la Armada.

Permanecía en aquel sótano durante ocho meses de los cuales los cuatro últimos me llevaban a dormir al altillo. Descubrí allí el horror de «Capucha» que hasta ese momento sólo conocía por referencia. En el sótano vi llegar a secuestrados, vivía en medio de los gritos de la tortura, conocía el llanto de recién nacidos en cautiverio. Supe de verdad lo que era la «guerra sucia» llevada adelante por seres que decidían el destino de una vida como si se tratara tan sólo de un número, guiados —según decían— por la mano de Dios que la había encomendado «la gran tarea». (Testimonio de Nilda Noemí Actis Goretta - Legajo N.o 6321).

[…] En una oportunidad se presentó en la cárcel el Obispo Witte acompañado por el Capitán Marcó quien llevaba en sus brazos al hijo de Graciela Borelli, nacido en cautiverio, estando ella detenida en otro sector de la misma cárcel; el Obispo nos dio una misa a los detenidos quienes éramos tenidos del brazo por un guardia cárcel durante el oficio religioso; terminada la misa el Obispo procedió a entregar a cada detenido una medalla y un abrazo que nos enviaba el Papa Paulo VI a los presos políticos. Al darle el abrazo le dije al oído al Obispo que avisara a mi familia que me encontraba en ese lugar, que estaba bien y que no se preocuparan; mi familia nunca recibió el mensaje… (Testimonio de Plutarco Antonio Schaller - Legajo N.o 4952).

Víctimas

Víctimas

La lista que sigue no es completa. Recoge los casos de desapariciones de religiosos acaecida en el país de los que esta Comisión tiene conocimientos a través de testimonios prestados en ella o de fuentes merecedoras de la más alta credibilidad.

1) ADUR, Jorge Oscar.- Sacerdote asuncionista, párroco de Nuestra Señora de la Unidad (La Lucila), salió del país en 1976, fue secuestrado en Brasil, en julio de 1980, su caso fue denunciado por la Conferencia Episcopal Brasileña.

… vino a interrogarme el mismo que lo hiciera en la Escuela de Mecánica de la Armada… Cuando estaba dormido, recuerdo muy bien su voz. Me interrogó sobre si conocía al Padre Jorge Adur, preguntándome con quién vivía, le contesté que el Padre vivía con tres estudiantes (seminaristas) en una casa del barrio La Manuelita, que era un barrio muy pobre. En ese momento al interrogador se le escapó: «Nosotros encontramos dos solamente». (Testimonio del Sacerdote Orlando Virgilio Yorio - Legajo N.o 6328).

… otro grupo queda esperando a Jorge Adur. (Legajo N.o 2204 - Denuncia de Gerardo C. Butrón).

2) BACCINI, Héctor Federico.- Ex seminarista, organista, fue secuestrado en La Plata el 25 de noviembre de 1976. (Legajo N.o 2328).

3) BUSTOS, Carlos Armando.- Sacerdote de los Franciscanos Capuchinos (estaba por ingresar en la Fraternidad del Evangelio) (Padre Carlos de Foucauld). El Padre Carlos Bustos trabajaba como taxista. Fue secuestrado en la calle por policías de civil cuando se dirigía a escuchar misa en la Basílica de Pompeya, el 9 de abril de 1977. Había recibido amenazas contra su vida.

4) BOINCHENKO, Víctor.- Pastor protestante, oriundo de Cosquín, fue secuestrado en Córdoba el 3 de abril de 1976, según Luis Manzanelli estuvo en La Perla, «trasladado». (Testimonio de Teresa Celia Meschiati - Legajo N.o 21).

5) CORSIGLIA, Hugo Arnaldo.- Religioso católico secuestrado el 10 de agosto de 1977 en la provincia de Buenos Aires. (Legajo N.o 3418).

6) DI PIETRO, Carlos Antonio.- Seminarista y religioso asuncionista secuestrado el 4 de junio de 1976 en San Miguel (Bs. As.). Vivía en la Comunidad de los Religiosos Asuncionistas ubicada en el barrio La Manuelita, de San Miguel, de donde fue sacado por civiles y uniformados, según testimonio de los vecinos, «a la vez que preguntaban por el Padre Jorge» (Adur). (Testimonio de Inés Rodríguez - Legajo N.o 2204, de fecha 12 de julio de 1984 prestado ante esta Comisión).

Fui avisado por una monja Filomena que vivía a la vuelta de la casa de las víctimas (el otro secuestrado era el seminarista Raúl Eduardo Rodríguez). Salgo de mi casa y camino una cuadra y media desde donde observo el operativo. (Testimonio de Jesús Oscar Ahumada prestado ante esta Comisión el 30 de mayo de 1981 - Legajo N.o 2204).

Se llevan a Raúl Eduardo Rodríguez y a Carlos Antonio Di Pietro, otro grupo queda esperando a Jorge Adur. La Congregación hizo algunas averiguaciones pero lo único que pudieron averiguar fue que el operativo lo hizo la Marina. La situación se agravó cuando Jorge Adur sale del país y hace declaraciones en Europa. (Denuncia de Gerardo Carlos Brutrón - Legajo N.o 2204/2205).

7) DOMON, Alice.- Religiosa francesa de las Misiones Extranjeras de París (congregación francesa), fue secuestrada en la Capital Federal (Iglesia de la Santa Cruz) el 8 de diciembre de 1977. Estuvo prisionera en la ESMA, fue torturada y finalmente «trasladada».

[…] Lo mismo sucedió con las religiosas francesas Alice Domon y Léonie Renée Duquet. Tuve oportunidad personal de hablar con la hermana Alice, ya que fue llevada junto con la hermana Renée al tercer piso del Casino de Oficiales de la ESMA, lugar donde me encontraba cautivo. Esto ocurre alrededor del 11 o 12 de diciembre. Es cuando me cuenta que había sido secuestrada en una iglesia, conjuntamente con familiares de desaparecidos. Luego supe que eran 13 personas; las hermanas estaban muy golpeadas y débiles, ya que para llevar al baño a la hermana Alice tenían que sostenerla dos guardias. Le pregunte si la habían torturado y me contestó afirmativamente: la habían atado a una cama totalmente desnuda y le habían aplicado la picana por todo el cuerpo; además dijo que después la habían obligado a escribir una carta a la Superiora de su Congregación, la escribió en francés bajo constante tortura, y posteriormente le sacaron una foto a ambas, sentadas junto a una mesa. Las fotos les fueron sacadas en el mismo lugar donde las torturaron: el subsuelo de Casino del Oficiales. Las hermanas estuvieron en ESMA unos diez días, torturadas e interrogadas. Luego fueron «trasladadas» junto con las once personas restantes. Los rumores internos fundamentados por el apresuramiento con que se sacó de allí a estas personas, indicaban el asesinato de las mismas. (Testimonio de Horacio Domingo Maggio - Legajo N.o 4450).

Cayeron alrededor de 10 o 12 familiares, entre ellos la Hermana francesa Alice Domon. Más tarde fue llevada también a la ESMA la hermana Renée Duquet, de la misma Congregación religiosa que la hermana Alice. A la hermana Renée la alojaron en «Capuchita». Las hermanas Alice y Renée fueron salvajemente torturadas, especialmente la primera. La conducta de ellas fue admirable. Hasta en sus peores momentos de dolor, la Hermana Alice que estaba en «Capucha» preguntaba por la suerte de sus compañeros y —en el colmo de la ironía— en forma particular por el «muchachito rubio», que no era otro que el Teniente de Fragata Astiz (quien se había infiltrado en el grupo haciéndose pasar por familiar de un desaparecido)… A punta de pistola la obligó a la hermana Alice a redactar una carta de su puño y letra… Para coronar esa parodia se les tomó (a ambas Hermanas) fotografías en el propio laboratorio fotográfico de la ESMA, en las que aparecían sentadas delante de una mesa con un cartel del Partido Montonero atrás. Las Hermanas Alice y Renée fueron «trasladadas» y junto con ellas los familiares secuestrados en la misma circunstancia. (Testimonio de Lisandro Raúl Cubas - Legajo N.o 6974).

8) DUQUET, Léonie Renée.- Religiosa francesa de las Misiones Extranjeras, de París, de 60 años, catequista de Castelar, secuestrada, ya citada, el 10 de diciembre de 1977 en Ramos Mejía (Bs. As.). Estuvo prisionera en la Escuela de Mecánica de la Armada, torturada y posteriormente «trasladada». (Testimonios de Horacio Domingo Maggio y de Lisandro Raúl Cubas).

9) FOURCADE.- Sacerdote secuestrado el 8 de marzo de 1976. Estuvo en el Campo de La Ribera. «Trasladado». (Testimonio de Teresa Celia Meschiati - Legajo N.o 4279).

10) GADEA, Aníbal.- Seminarista católico secuestrado en 1977.

11) GALLI, Jorge.- Sacerdote, fue secuestrado en 1976, en San Nicolás, (Bs. As.).

12) GERVAN, Luis Oscar.- Religioso católico, fue secuestrado el 4 de noviembre de 1976 en Tucumán.

13) GAZZARRI, Pablo María.- Sacerdote. Trabajaba en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Villa Urquiza (Capital Federal), y estaba por ingresar en la Fraternidad del Evangelio (Padre Carlos de Foucauld), para la cual se había postulado con el fin de dedicarse más al apostolado entre los pobres. El Padre Gazzarri fue secuestrado el 27 de noviembre de 1976. Según testigos, fue interceptado en la calle, cerca de la casa de sus padres, por personas que vestían uniforme de policía. Había recibido amenazas contra su vida, especialmente después de la masacre de los Padres Palotinos. Siendo seminarista, tuvo como asesor espiritual al actual Cardenal Eduardo Pironio, quien luego del secuestro trató inútilmente de obtener informes de parte de las autoridades argentinas. Fue visto prisionero en la Escuela de Mecánica de la Armada y fue «trasladado» en los primeros días de enero de 1977.

El sacerdote Pablo Gazzarri fue secuestrado en noviembre de 1976 y brutalmente torturado. Tuve conocimiento de él porque lo comentaban los guardias. Estaba en el camarote del fondo de la «L» de «Capucha». Lo pusieron luego en el suelo cerca de mí, donde le comenté lo de la misa en el segundo piso y le pedí asesoramiento espiritual que no me pudo dar ya que para la primera semana del 77 fue «trasladado». (Testimonio de Lisandro Raúl Cubas - Legajo N.o 6974).

14) JALICS, Francisco.- Sacerdote jesuita, fue secuestrado el 23 de mayo de 1976 en el Barrio Rivadavia (en el límite con la villa del Bajo Flores). Estuvo prisionero en E.S.M.A. y posteriormente en una casa de Don Torcuato. Fue liberado el 23 de octubre de 1976 junto al padre Yorio, sacerdote de la misma Comunidad. Salió del país.

También estaba conmigo el Padre Jalics, otro integrante de la Comunidad… Comienzo a conversar con el Padre Jalics quien me cuenta que durante el operativo de la detención de ambos, le vio a uno de los participantes un ancla en el cinto, y que estando detenido, en ocasión de celebrarse el 25 de Mayo, hubo algo así como una formación allí afuera y pudo escuchar un discurso que se iniciaba con… «de la Escuela de Mecánica de la Armada…». Junto al Padre Jalics sacamos la conclusión de que habíamos sido sacados de la E.S.M.A.

Me di cuenta de que estaba en campo abierto (lo habían liberado), recién me animé a quitarme la venda, miré las estrellas, además el Padre Jalics estaba a mi lado… (nos dejó un helicóptero). (Testimonio del Sacerdote Orlando Virgilio Yorio - Legajo N.o 6328).

15) ISLA CASARES, Juan Ignacio.- Seminarista obrero de la Parroquia Nuestra Señora de la Unidad (Olivos), de donde era párroco el Padre Jorge Adur. Fue secuestrado (y posiblemente asesinado) el 4 de junio de 1976 en Boulogne, Partido de San Isidro, Bs. As. Marcelo, el hermano menor de la víctima, a quien tenían prisionero dentro de un coche, presenció el tiroteo y vio que ponían un cuerpo en el baúl del mismo automóvil.

[…] Me dicen que me quede quieto o me balearán. Portaban armas largas (ametralladoras portátiles). Se oye una ráfaga de ametralladora y un grito de voz masculina… espiaba por el vidrio de atrás, vi que abrían el baúl e introducían un cuerpo… yo iba en el auto con una persona a quien todos decían «mayor». El acompañante del «mayor», que también viajaba en ese auto, antes de ascender limpió sangre de sus manos con un trapo… (Testimonio de Marcelo Isla Casares - Legajo N.o 2203).

16) LÓPEZ, Mauricio Amílcar.- Pastor protestante, fue rector de la Universidad de San Luis y pertenecía al Consejo Mundial de Iglesias como delegado ejecutivo. Secuestrado en Mendoza el 1.o de enero de 1977, fue sacado de su casa en presencia de su familia (madre y hermanos, a quienes maniataron) por un grupo de hombres fuertemente armados, los que además se llevaron una suma de dinero, objetos de valor y documentación personal de la víctima. El Consejo Mundial de Iglesias exhortó al General Videla a ubicar el paradero del pastor.

17) RODRÍGUEZ, Raúl Eduardo.- Religioso asuncionista, seminarista de la Congregación de la Sagrada Familia (Diócesis de San Isidro), fue secuestrado el 4 de junio de 1976, junto al seminarista Carlos Di Pietro, en la Comunidad de los Religiosos Asuncionistas ubicada en el Barrio La Manuelita, San Miguel (Bs. As.). Realizaba trabajo pastoral en Villas de Emergencia y era estudiante de teología.

18) ROUGIER, Nelio.- Sacerdote de Hermanitos del Evangelio, fue secuestrado en septiembre de 1975 en Tucumán, cuando viajaba desde Córdoba.

19) RICE, Patrick.- Sacerdote católico de nacionalidad irlandesa secuestrado el 12 de octubre de 1976 en la Capital Federal. Liberado el 3 de diciembre de 1976 en que salió del país custodiado hasta que partió el avión. Estuvo como detenido-desaparecido y luego fue «legalizado». Fue bárbaramente torturado.

[…] Allí siempre se tenía que andar con los ojos vendados. Luego me interrogó una persona, me preguntó cómo había recibido las heridas que tenía. Le dije lo que me había pasado y me contestó que de ahora en adelante me había caído por una escalera, si no decía eso iba a terminar en el fondo del río con un pedazo de hormigón. Después me sacaron una declaración que firmé… (Testimonio de Patrick Rice - Legajo N.o 6976).

20) SILVA IRIBARNEGARAY, Mauricio Kleber.- Sacerdote salesiano uruguayo, vino a la Argentina en 1970 para entrar en la Fraternidad del Evangelio (Padre Carlos de Foucauld). Trabajaba como obrero de la Municipalidad de Buenos Aires, en la limpieza de calles, ya que la orientación de la Fraternidad indica que sus miembros se desempeñen en la misma actividad donde realizan su apostolado. El 14 de junio de 1977, el Padre Silva se encontraba barriendo la calle cuando gente de civil armada que se identificó como perteneciente a la policía y que iba dentro de un Ford Falcon blanco, preguntó a otros barrenderos dónde trabajaba aquél. Una testigo vio cómo lo metían en un coche con las mismas características. En la tarde del día siguiente al secuestro, cuatro hombres que dijeron ser miembros de la Fuerzas Armadas y uno que dijo ser el Juez militar que intervenía en el caso Sil va, interrogaron sobre él a los vecinos y a los Hermanos. Para el Hermano Cara, resultó muy claro que esos hombres ya habían hablado con la víctima, ya que sabían todo con exactitud acerca de la Fraternidad y habían llevado con ellos a un traductor del francés; estaban particularmente interesados en las ideas políticas de Mauricio Silva. Al día siguiente fue presentado un recurso de habeas corpus el que no tuvo resultado positivo. Hacia fines de julio se supo en círculos eclesiásticos que Silva estaba en Campo de Mayo y que había sido bárbaramente torturado. Semanas más tarde fue transferido a algún lugar de La Plata. Desde ese momento, no se tuvo más noticias de él, suponiéndose lo peor. (Repression of a religious community in Argentina, publicado por la Fraternidad del Evangelio (Padre Carlos de Foucauld), preparado por Fraternity of the Gospel, New York, abril de 1978).

21) SOLAN, Henri de.- Hermano de la Fraternidad del Evangelio (Padre Carlos de Foucauld), quien desde hacía tiempo trabajaba en la Provincia de Corrientes, fue detenido en septiembre de 1976 y deportado a Francia en febrero de 1978. Después de esos doce meses de detención fue finalmente acusado de facilitar el uso de una máquina de escribir a un grupo opositor al gobierno (Repression of a religious community in Argentina. Pub. Fraternidad del Evangelio, abril de 1978).

22) WEEKS, James.- Sacerdote norteamericano, fue secuestrado el 3 de agosto de 1976 junto con 5 seminaristas, en Córdoba. Liberado, sale del país.

Tanto los 5 seminaristas como el Padre Weeks fueron interrogados por el Coronel Fierro y el Suboficial retirado «Cura» o «Magaldi», posiblemente hayan estado en el campo de La Ribera. Cuando me detienen el 25 de septiembre de 1976, la primera persona que vino a verme fue el Coronel Fierro, quería saber si el Reverendo Weeks tenía conexión con la organización «Montoneros». Me dice que era el Destacamento de Inteligencia 141 el que había secuestrado a los 5 seminaristas y a Weeks y que lo pensaban matar pero que al interceder el embajador norteamericano por Weeks, lo habían tenido que dejar salir del país. (Testimonio de Teresa Celia Meschiati - Legajo N.o 21).

23) YORIO, Orlando Virgilio.- Sacerdote jesuita, fue secuestrado el 23 de mayo de 1976 en su casa del Barrio Rivadavia, límite con la villa del Barrio de Flores, y liberado el 23 de octubre del mismo año. Durante ese lapso estuvo en calidad de detenido-desaparecido, junto con el Padre Víctor Jalics. Ambos estuvieron prisioneros en la Escuela de Mecánica de la Armada y posteriormente en una casa situada en Don Torcuato.

En determinado momento del interrogatorio se pusieron a discutir entre ellos, pude escuchar que comentaban la conveniencia o no de un rastrilleo en la villa, por lo que supongo que estaba en sus intenciones hacerlo. Supuse que eran de Aeronáutica o Marina, oficiales, por el lenguaje que utilizaban… sentía que estaba en un sótano, permaneciendo en el suelo, siempre con la capucha, sentí como que en el lugar había mucha gente y había alguien que cuidaba… vienen y me atan las manos por detrás,… me ponen grillos en los dos pies con candados a una bala de cañón y me dejan encerrado en ese lugar que es muy pequeño… pido para ir al baño y no me hacen caso… así permanezco unos dos o tres días sin tomar agua, sin comer, a veces entran para insultarme, para amenazarme de muerte, me decían que no era sacerdote… empecé a pensar que me encontraba en la Escuela de Mecánica de la Armada por los ruidos que escuchaba, paso de trenes y de aviones que volaban muy bajo… Pasado el 25 de mayo vinieron a darme una inyección en la nalga, pude sentir el ruidito como de un grabador y seguidamente comencé a dormirme… me llevaron subiendo un ascensor uno o dos pisos, a un lugar grande donde había mucha gente tirada en el suelo, se oían ruidos de cadenas y de tanques de agua que se llenaban… pude oír gente que se quejaba… me sacan afuera y me introducen en un auto… en ese momento deduje que era la puerta de rejas de la Escuela de Mecánica de la Armada… se comunicaron por radio, a una pregunta la contestación fue «a su popa».

Al otro día vino un hombre, era el mismo que me había preguntado por Mónica Quinteiro… nos preguntó si nos habíamos dado cuenta de quién nos había tomado, y el Padre Jalics le contestó: «La Escuela de Mecánica de la Armada», y el interrogador asintió diciendo: «… sepan que esto es una guerra y en una guerra a veces pagan justos por pecadores… sepan que entre nosotros hay problemas, que entre nosotros hay gente que sólo quiere matar como esa persona de gamulán que participó en el operativo que los capturó».

Al cabo de cinco meses, el 23 de octubre, a eso de las 5 de la tarde nos dan una inyección… noto que me marea un poco, nos cargan en una camioneta, anduvimos no sé cuánto, nos dieron otra inyección, y más tarde otra… y no puedo recordar más, quisimos incorporarnos, nos caímos… despertamos cuando empezaba a haber luz… caminamos algo más de un kilómetro, hasta que encontramos un ranchito, golpeamos y un paisano nos atendió: «Sí, yo antes de ayer vi un helicóptero que bajó a la tarde», dijo. Le preguntamos dónde estábamos, nos dijo que en Cañuelas.

El 25 de octubre se reunía la Conferencia Episcopal… (Testimonio del Sacerdote Orlando Virgilio Yorio - Legajo N.o 6328).

24) SAN CRISTÓBAL, Julio.- Hermano de La Salle, fue secuestrado el 5 de febrero de 1976. (Tiempo Latinoamericano N.o 4 - Córdoba).

El caso de los Padres Palotinos

El caso de los Padres Palotinos

A mediados de 1976, fueron asesinados tres sacerdotes y dos seminaristas de la orden los Palotinos, que vivían en una parroquia en Buenos Aires, el teniente Pernía participó en esta operación, según sus propios dichos jactanciosos. (Testimonio de Graciela Daleo y Andrés Castillo - Legajo N.o 4816).

En la madrugada del 4 de julio de 1976, fueron asesinados los sacerdotes de la comunidad palotina de San Patricio Alfredo Leaden, Pedro Duffau y Alfredo Kelly y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti. Los religiosos fueron muertos a tiros en la Parroquia de San Patricio del barrio de Belgrano.

El Padre Alfredo Leaden, de 57 años, era delegado de la Congregación de los Palotinos Irlandeses; el Padre Pedro Duffau, de 65 años, era profesor; el Padre Alfredo Kelly, de 40 años, era director del Seminario de Catequesis en Belgrano y profesor en el Colegio de las Esclavas del Santísimo Sacramento; Salvador Barbeito, de 24 años, era seminarista, profesor de filosofía, psicología y catequista además de rector del Colegio San Marón; Emilio Barletti, de 25 años, era seminarista y profesor.

Tanto amigos como feligreses de los religiosos asesinados coincidieron en que éstos habían predicado siempre la paz y condenaban la violencia.

La noche del crimen, personas del vecindario vieron un automóvil Peugeot negro largamente estacionado frente a la Parroquia, con cuatro hombres adentro, y también un patrullero que se detuvo junto a ellos y luego se alejó. Seguramente los asesinos aguardaban que se encontrasen en la parroquia todos sus moradores para entrar en acción.

Las primeras personas que a la mañana ingresaban a la Parroquia encontraron sobre las paredes y una alfombra leyendas que después fueron retiradas; las leyendas decían: «Así vengamos a nuestros compañeros de Coordinación Federal» (en cuyo comedor se había colocado hacía poco una bomba homicida) y «Esto les pasa por envenenar la mente de la juventud».

De la parroquia desaparecieron objetos y papeles.

El 7 de julio la Conferencia Episcopal elevó una nota a la Junta Militar donde, entre otras cosas, decía: «Consideramos los graves hechos de violencia que han sacudido últimamente y en forma desconocida, al país, hiriendo íntimamente el corazón de la Iglesia. Nos referimos, naturalmente, al incalificable asesinato de una comunidad religiosa en la Parroquia de San Patricio en Buenos Aires…». Y el 5 de julio, en el sermón pronunciado durante el oficio celebrado en San Patricio, el sacerdote asuncionista Roberto Favre decía: «Es necesario rogar a Dios no sólo por estas muertes sino por las innumerables desapariciones que ocurren cotidianamente…».

El suceso narrado coincidió en el tiempo con la recepción de otra carpeta «confidencial» que contenía documentación perteneciente a los Padres Palotinos… el cura párroco Alfredo Leaden y Pedro Duffau y los seminaristas José Emilio Barletti y Salvador Barbeito. Agrega el declarante que entre la actividad ejercida por el Ministerio del Interior, estaba la vigilancia sobre aquellos sacerdotes denominados «tercermundistas» existiendo un archivo de 300 nombres con informaciones detalladas sobre la actividad de cada uno de ellos. En referencia al caso de los Padres Palotinos, el declarante posee en su poder una agenda telefónica de uno de los sacerdotes, que guardó como prueba de que dicha documentación se encontraba en dependencia del Ministerio del Interior en la época de referencia… (Declaración prestada por el ex oficial de la Policía Federal Argentina Peregrino Fernández, entre el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones forzadas en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con sede en Ginebra).

El caso del Obispo de La Rioja Monseñor Enrique Angelelli, y de los sacerdotes de Chamical Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias

El caso del Obispo de La Rioja Monseñor Enrique Angelelli, y de los sacerdotes de Chamical Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias

El 18 de julio de 1976, fueron alevosamente asesinados, luego de ser secuestrados por quienes se identificaron como miembros de la Policía Federal, los sacerdotes P. Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, en la localidad de Chamical (La Rioja) donde realizaban su apostolado. A la mañana siguiente a este crimen, hombres encapuchados fueron a buscar al párroco de Sanogasta, pero éste se había ido por recomendación del Obispo Monseñor Enrique Angelelli. Cuando el laico que los atendió les dijo que el párroco no estaba, lo acribillaron.

El 4 de agosto, 17 días después del asesinato de aquellos sacerdotes, falleció Monseñor Enrique Angelelli, Obispo de la Diócesis de La Rioja, supuestamente en un «accidente» automovilístico. Las pruebas o presunciones de que fue atentado, se acumularon de manera abrumadora.

El Obispo acababa de dejar Chamical donde había celebrado una misa y pronunciado una homilía en la que denunciaba aquellos asesinatos. El Obispo manejaba una camioneta, y el padre Arturo Pinto que lo acompañaba recuerda que apenas dejaron Chamical comenzó a seguirlos un automóvil; el Obispo aceleró pero entonces apareció otro coche y a la altura de Punta de los Llanos los encerraron hasta hacer volcar la camioneta.

El cuerpo del Obispo quedó tirado en el suelo durante seis horas, la camioneta desapareció y la única lesión que presentaba el cadáver de Monseñor Angelelli fue la nuca destrozada tal como si lo hubiesen molido a golpes. La carpeta que llevaba el Obispo jamás pudo ser encontrada.

«No vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres». Estas fueron palabras pronunciadas por Monseñor Angelelli al asumir la conducción del Obispado de La Rioja en 1968.

Había realizado sus estudios sacerdotales en Roma, especializándose en Derecho Canónico; fundó en Córdoba la Juventud Obrera Católica y fue asesor de la Juventud Universitaria Católica.

El dicente, en este sentido, quiere agregar que uno o dos días después de ocurrido el suceso, los papeles que portaba el Obispo Angelelli en el momento de su fallecimiento llegaron a la casa de Gobierno dirigidos al Ministro Harguindeguy, en una carpeta remitida desde la Guarnición Militar Salta, con expresa indicación de que se trataba de documentación confidencial. Este hecho llamó la atención del declarante, ya que los citados papeles no fueron entregados a la causa judicial, como tampoco entregados a los allegados a Monseñor Angelelli.

Todas estas circunstancias motivaron que el dicente se decidiera a fotocopiar parte de esa documentación, que estaba integrada por correspondencia intercambiada entre el Obispo de La Rioja y el Arzobispo de Santa Fe, Monseñor Vicente Zaspe, referida a la persecución que sufrían señores de la Iglesia Católica por su actividad social, un cuaderno de notas y otros papeles. La documentación fue entregada al General Harguindeguy… quiere aclarar el dicente que prestó especial atención al hecho por la forma estrictamente «secreta» que se dio a la existencia de esta carpeta. Añade que no tiene conocimiento del destino posterior de la misma, puesto que el General Harguindeguy manejaba en forma personal todos los hechos referentes a la Iglesia. (Declaración de Peregrino Fernández prestada ante el grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas de Personas de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas).

[…] Durante uno de los interrogatorios, el Capitán Marcó y el Capitán Goenaga me dijeron que el Obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, el Psiquiatra Raúl Fuentes y Alipio Paoletti iban a ser muertos… Antes del mes, Angelelli murió en circunstancias que aún se investigan. Fuentes se encuentra desaparecido desde fines de 1976 y Alipio Paoletti fue buscado intensamente… En agosto del mismo año, debido a las condiciones físicas en que había quedado por las torturas fue trasladado al Hospital Presidente Plaza. Estando allí fue ingresado una noche el cadáver de Angelelli para realizarle una serie de autopsias; quienes me custodiaban, miembros de la Policía de la Provincia, aludiendo a la muerte del Obispo, manifestaban cosas como: «Eso le tenía que pasar a ese cura comunista hijo de…». (Testimonio de Plutarco Antonio Scheller - Legajo N.o 4952).

El nuevo juez de La Rioja ha reabierto la investigación y ha obtenido nuevos testimonios.

El caso del Obispo de San Nicolás de los Arroyos, Monseñor Doctor Carlos H. Ponce de León

El caso del Obispo de San Nicolás de los Arroyos, Monseñor Doctor Carlos H. Ponce de León

El 11 de julio de 1977 falleció el Obispo de San Nicolás Carlos Ponce de León, también en un sospechoso accidente automovilístico. El prelado se dirigía a la Capital Federal en compañía de su colaborador Víctor Oscar Martínez, con el objeto de llevar documentación a la Nunciatura Apostólica, relativa a la represión ilegal (secuestros y torturas) implementada en la Diócesis de San Nicolás y también en Villa Constitución (Provincia de Santa Fe). Esa documentación involucraba al entonces Gral. Carlos Guillermo C. Suárez Mason jefe del Primer Cuerpo de Ejército), al Coronel Camblor (Jefe del Regimiento de Junín) y más directamente al Teniente Coronel Saint Aman (jefe del Regimiento con asiento en San Nicolás). Cabe señalar que el ex General Suárez Mason fue dado de baja a mediados del año en curso (1984) en razón de no haber comparecido a la citación de la Justicia Militar por las denuncias sobre violación de los derechos humanos que lo indican como responsable, encontrándose actualmente prófugo.

La documentación que el Obispo de San Nicolás llevaba en su poder desapareció sin ser reclamada por el Canciller de la Diócesis, Monseñor Roberto Mancuso, Capellán de la Unidad Carcelaria.

Víctor Martínez recuerda que el Obispo después de asistir al entierro de Monseñor Angelelli, Obispo de La Rioja, había comentado en una reunión: «Ahora me toca a mí».

A consecuencia del choque automovilístico, el Obispo fue conducido a la clínica San Nicolás (en la misma estuvo internado Víctor Martínez) donde falleció horas más tarde como consecuencia de las heridas sufridas. Pudo establecerse que ni al médico de cabecera del prelado le fue permitido ingresar en la sala de terapia intensiva; sólo pudo verlo, antes de morir, su señora madre.

A los pocos días del accidente, Víctor Martínez —que estaba haciendo el servicio militar en la Prefectura de San Nicolás— fue arrestado por orden del Teniente Coronel Saint Aman sufriendo toda clase de vejaciones físicas y psíquicas durante su cautiverio.

[…] En ese lugar me golpearon hasta desmayarme. Así durante horas. Luego comenzaron a preguntarme cuáles eran las actividades del Obispo, qué personas lo visitaban, a cuantos extremistas había ocultado. (Testimonio de Víctor Oscar Martínez - Legajo N.o 734).

Hacía tiempo que Monseñor Ponce de León era objeto de amenazas.

… igualmente las amenazas personales que le hacía el Tte. Cnel. Saint Aman: «Tenga cuidado, usted está considerado un Obispo rojo». El mismo jefe militar le había prohibido celebrar misa de campaña en el regimiento «porque allí no entraban los curas comunistas». (Testimonio de Víctor Oscar Martínez).

Laicos

Laicos

Entre los miembros militantes católicos laicos que fueron víctimas-desaparecidas o asesinados del terrorismo de Estado figuran integrantes de movimientos juveniles cristianos, catequistas, etc. tales como: Francisco BLATO (Legajo N.o 254); Alejandro SACKMAN (Legajo N.o 684); Esteban GARAT (Legajo N.o 1778); Valeria DIXON DE GARAT (Legajo N.o 1760); Adriana LANDABURU (Legajo N.o 2866); Marcos CIRILIO (Legajo N.o 495); Patricia DIXON (Legajo N.o 3759); Juan Pedro SFORZA (Legajo N.o 3379); José Serapio PALACIOS (Legajo N.o 815); Jorge Luis CONGETT (Legajo N.o 679); Roque Agustín ÁLVAREZ (Legajo N.o 3410); Ignacio BELTRÁN (Tiempo Latinoamericano N.o 4 - Córdoba); Roque Raúl MACAN (Tiempo Latinoamericano N.o 4 - Córdoba); Fernanda NOGUER DE VILLAGRA (Legajo N.o 7313); Mónica MIGNONE (Legajo N.o 1387); Mónica QUINTEIRO (Legajo N.o 1386 y Testimonio del sacerdote Orlando Yorio); María Martha VÁZQUEZ (Legajo N.o 1386); Roberto Ricardo VAN GELDEREN (Legajo N.o 735); César LUGONES (Legajo N.o 1386); Roberto Tomás ABAD (Legajo N.o 1239); referente a la causa: «Lorusso, Arturo Andrés s/ Privación ilegítima de la libertad»; y tantos otros.