Notas

[1] Después de 1800, la llamada «Revolución Industrial» comenzó a difundirse por el mundo e hizo posible que la humanidad se multiplicase a un ritmo que no habría podido alcanzarse con la agricultura preindustrial solamente, pero ésta es otra historia, ajena a la finalidad de este libro. <<

[2] Todas las pronunciaciones dadas en este libro son las de los modernos hispanohablantes; por ende, no son necesariamente las usadas por los griegos o cualquier otro pueblo de la Antigüedad. <<

[3] La creencia de que los dioses vivían en el cielo puede haber provenido del hecho de que los primeros agricultores dependían de la lluvia más que de las inundaciones del río. <<

[4] Véase mi libro Los egipcios. <<

[5] Los israelitas, que pronto entrarían en escena, eran una excepción entre los pueblos de la época al negarse a crear tal panteón. Al menos, los que afirmaban enérgicamente la existencia de un solo Dios finalmente predominaron. <<

[6] Los reyes antiguos a menudo legaban descripciones oficiales de sus campañas, descripciones increíblemente tediosas y probablemente no muy veraces. Sin embargo, tales crónicas, por tediosas y poco fiables que sean, tienen una gran importancia para la cronología, esto es, para determinar los años en que se produjeron los sucesos, aunque no sirvan para otra cosa. <<

[7] Ésa fue la famosa batalla de Maratón. Detalles sobre ella y otros aspectos de la historia griega podrán encontrarse en mi libro Los griegos. <<

[8] Sobre la historia de la expansión romana, véase mi libro, La República Romana. <<

[9] Detalles sobre su carrera y las de sus sucesores se hallan en mi libro El Imperio Romano. <<

[10] Es habitual indicar las fechas con referencia al nacimiento de Jesús. Las fechas anteriores a él son «a. C.» (antes de Cristo), las posteriores, «d. C.»(después de Cristo). En este libro, no usaré «d. C.». Toda fecha indicada sin estas iniciales es después de Cristo. <<

[11] Este nombre es más conocido en su forma árabe: Bahram. <<

[12] La palabra castellana «ajedrez» proviene de una voz árabe, as-shafrany, y ésta de otra sánscrita, chaturanga. (N. del T.) <<