Unas cuantas buenas personas me ayudaron en esta novela. Mientras me preparaba para escribirla, Dennis Etchison me llevó al Dark Country, donde Tony Mendoza me compró una pluma en Ensenada para que pudiera tomar mis notas. Durante la escritura me beneficié enormemente de la hospitalidad de Tom y Barbara Doherty en Connecticut y Doug y Lynne Winter en Washington, por no mencionar la World Fantasy Convention de Providence. Tengo palabras especiales de agradecimiento para Howard Kaylan, Mark Volman y Joe Stefko de las Tortugas. Como siempre, mi esposa, Jenny, fue la matrona, y nuestros hijos, Tamsin y Matty, ayudaron también a facilitar el nacimiento de la novela.