Poco después (hacia enero o febrero de 1954, si acierto en la secuencia), un mes gris y frío, volvió el taxi. En esta ocasión el especialista no era el de oídos, sino uno del cuello. Mi madre volvió a sentarse en la sala de espera, yo a acostarme en la mesa con una enfermera rondando, y la consulta volvió a oler a alcohol, aroma que aún hoy conserva su capacidad de duplicar mi frecuencia cardíaca en cinco segundos.
La diferencia es que esta vez no hizo su aparición ninguna aguja, sino una esponjilla para limpiarme la boca. Picaba y tenía un sabor asqueroso, pero era pan comido en comparación con la descomunal aguja del médico de los oídos. El del cuello se puso en la cabeza un artilugio muy interesante, con correa para sujetarlo. Tenía un espejo en medio, y una luz fortísima que parecía el tercer ojo. Dedicó un buen rato a inspeccionarme la garganta, pidiéndome que abriera tanto la boca que casi me descoyunta la mandíbula, pero como no había agujas me cayó simpatiquísimo.
Después me dejó cerrar la boca y llamó a mi madre.
—Es un problema de amígdalas —dijo—. Parece que las haya arañado un gato. Habrá que extirparlas.
Transcurrido un tiempo que no sé concretar, tengo el recuerdo de ir en camilla debajo de unas luces muy vivas. Un hombre con mascarilla blanca se inclina sobre mí. Estaba de pie en la cabecera de la mesa donde estaba yo tendido (1953 y 1954 fueron mis años de tumbarme en mesas), y parecía que estuviera al revés.
—Stephen —dijo—. ¿Me oyes?
Contesté que sí.
—Pues respira hondo —dijo él—. Cuando despiertes podrás comer todo el helado que quieras.
Luego me aplicó un aparato a la cara. Mi memoria lo presenta con aspecto de motor fueraborda. Yo respiré hondo y se puso todo negro. Al despertar, efectivamente, me dejaron comer todo el helado que quisiera; lo gracioso es que no me apetecía. Me notaba la garganta hinchada y gruesa, aunque bueno, siempre era mejor que la aguja en la oreja. ¿Que es necesario sacarme las amígdalas? Adelante. ¿Ponerme una jaula en la pierna? También. Pero que Dios me libre del otiólogo.