A partir de 1996, la edición electrónica se labra un camino junto a la edición tradicional, gracias a las ventajas que ofrece: permite evitar existencias y reducir el costo de funcionamiento, y la difusión resulta más fácil. Algunos editores tradicionales empiezan a vender sus títulos en línea, mientras algunos editores electrónicos van comercializando las versiones digitalizadas de sus libros. Libreros digitales deciden vender versiones digitalizadas de libros publicados por editores asociados, sin hablar de los autores que optan por autoeditar sus escritos en la web o promover por cuenta propia las obras que ya han publicado, ni de las nuevas plataformas de edición literaria que se encargan de revelar nuevos talentos.
La cuestión es saber si la publicación gratuita de un libro perjudica o no las ventas de la versión impresa. La National Academy Press (NAP) es la primera editorial en tomar semejante riesgo, ya en 1994, y acaba ganando la apuesta.
«A primera vista, eso no parece lógico», escribe Beth Berselli, una periodista del Washington Post, en un artículo de noviembre de 1997. «Un editor de Washington, la National Academy Press (NAP), vio sus ventas aumentar en un 17% en un año tras haber publicado en el internet 700 títulos de su catálogo actual, permitiendo así a cualquier persona leer gratuitamente sus libros. ¿Quién dijo que ya nadie compraría la vaca si la leche se distribuía gratuitamente?»
La NAP es el primer editor que apuesta por este proyecto, una iniciativa aclamada por las demás editoriales, aunque sin embargo seguían dudando en lanzarse también a la aventura por tres motivos: los gastos excesivos generados por la puesta en línea de miles de páginas, los problemas de derechos de autor, y una «competencia» que juzgan perjudicial para la venta de estos libros.
En el caso de la NAP, fueron los mismos autores quienes pidieron que sus libros aparecieran en el sitio web, para dar a conocer su obra. Para la NAP, la web representa un nuevo instrumento de marketing para hacer frente a las 50.000 obras publicadas cada año en los Estados Unidos. Se concede un descuento de 20% sobre cualquier pedido realizado en línea. La presencia de estos libros en la web provoca también un aumento de las ventas telefónicas. En 1998, el sitio web de la NAP ofrece unos mil títulos en versión integral.
La solución por la que optó la NAP también fue adoptada a partir de 1995 por la MIT Press. Fue un éxito: en poco tiempo se duplicaron las ventas de los títulos disponibles en versión integral en la web.
En abril de 1995, Pierre François Gagnon, poeta y ensayista quebequense, decide recurrir a la tecnología digital para la recepción de textos, su almacenamiento y su difusión. Crea entonces Editel, el primer sitio web de autoedición colectiva en lengua francesa.
En julio de 2000, cuenta lo siguiente: «En realidad, todo el mundo sabe o debería saber que el primer sitio web de edición en línea comercial fue CyLibris (creado en agosto de 1996), y que ésto fue precedido tiempo atrás, en la primavera de 1995, por nada menos que Editel, el pionero por excelencia en este ámbito, aunque hasta ahora hayamos tenido que limitarnos a una acción simbólica colectiva, por falta de medios para que el proyecto resultara en un modelo de comercio en línea verdaderamente viable y accesible (…).
Actualmente nuestro equipo se compone de tres mosqueteros (Pierre François Gagnon, Jacques Massacrier y Mostafa Benhamza); intentamos desarrollar el contenido original e inédito del webzine literario un regalo de los autores caseros a su lectorado que seguirá sirviendo de fachada de animación gratuita para potenciales actividades de edición en línea, de pago, en cuanto dispongamos de los medios técnicos y financieros necesarios. ¿Será posible seguir soñando con la democracia económica?» Editel cesa su actividad editorial en 2005 y empieza un blog literario.
Fundada por Olivier Gainon en agosto de 1996, la editorial CyLibris (de «Cy», ciber y «Libris», libro), basada en París, es la pionera de lengua francesa en materia de edición electrónica comercial.
De hecho, CyLibris es la primera editorial en utilizar el internet y el sistema digital para publicar a nuevos autores literarios, y a algunos autores confirmados, que practican géneros diversos: literatura general, novela policíaca, ciencia ficción, teatro y poesía. Los libros se venden únicamente en la web, se imprimen a petición del usuario y se envían directamente al cliente, evitando así existencias e intermediarios. Algunos fragmentos se pueden descargar libremente.
Durante su primer trimestre de actividad, CyLibris firma contratos con trece autores. En el año 2000, CyLibris suma un promedio de 15.000 visitas mensuales a su sitio web, ha vendido 3.500 libros en total impresos y digitales y el balance financiero del año 1999 resulta equilibrado. En 2001, algunos títulos también se venden en versión impresa gracias a una red de librerías asociadas, como la Fnac, y en versión digital por intermedio de Mobipocket y Numilog, para ser leídos en un ordenador o en una PDA. En 2003, el catálogo de CyLibris comprende unos cincuenta títulos.
Olivier Gainon explica en diciembre de 2000: «CyLibris ha sido creada primero con la idea de especializarse en un sector preciso que en nuestra opinión los otros editores no han sabido cubrir bien: la publicación de primeras obras, o sea, obras de autores principiantes. Al fin y al cabo, lo que nos interesa es aquella literatura que no puede encontrar su lugar dentro del circuito tradicional: no sólo las primeras obras, sino también los textos atípicos, inclasificables o en desfase con los gustos y las modas literarias dominantes. Lo que nos tranquiliza es que ya hemos logrado algunos éxitos editoriales: el gran premio de la Sociedad de Literatos (SGDL: Société des Gens de Lettres) en 1999 para el libro "La Toile" (La Tela) de Jean-Pierre Balpe, el Premio de lítotes (Prix de la litote) para "Willer ou la trahison" (Willer o la traición) de Jérôme Olinon en 2000, etc. Esta tarea de "desbrozador" es original de por sí en el mundo editorial, pero lo que hace que CyLibris se pueda considerar un editor atípico, es sobre todo su modo de funcionamiento.
Creada a partir de 1996 en torno al internet, CyLibris quiso evitar las obligaciones impuestas por la edición tradicional gracias a dos innovaciones: la venta directa a través de un sitio web comercial en el internet y, unida a ésta, la impresión digital de "flujo tenso". Esta solución permitía esquivar las dos barreras características del mundo editorial: los costes de impresión (y de almacenamiento), y las exigencias de la distribución. Nuestro sistema gestionaba entonces flujos físicos: recepción del pedido por el internet, impresión del libro encargado, envío por correo. Debo precisar que la impresión la subcontratamos a impresores digitales, por lo cual la calidad de nuestros libros es equiparable a la que ofrece el offset, y el precio también. Nuestro sistema no es ni más caro, ni de una calidad inferior; obedece a una economía diferente que a largo plazo, en nuestra opinión, probablemente acabará generalizándose.»
¿En qué consiste entonces la actividad de un editor electrónico? «Yo diría que mi actividad es doble, explica Olivier. Por una parte hago lo mismo que un editor tradicional a la hora de seleccionar manuscritos y luego retocarlos (yo me ocupo directamente de la colección de ciencia ficción), pero también se trata de elegir las maquetas, gestionar las relaciones con los prestadores de servicios, etc. Por otro lado, gran parte de nuestra actividad se concentra en el internet: lo que buscamos es optimizar el sitio web de CyLibris y poner en marcha una estrategia de cooperaciones que pueda permitir a CyLibris alcanzar la visibilidad de la que a veces carece. Por último, represento a CyLibris en el Sindicato Nacional de la Edición (SNE: Syndicat National de l'Édition, en el que CyLibris forma parte desde la primavera de 2000). Hoy CyLibris es una estructura pequeña. Ha encontrado su lugar en el mundo editorial, pero su economía en el internet aún es frágil. Queremos que la sociedad sea perenne y rentable, y nos esforzamos por alcanzar este objetivo.»
El sitio web también pretende servir de encrucijada para los pequeños editores. Facilita información práctica a los autores en ciernes: cómo enviar un manuscrito a un editor, qué se debe incluir en un contrato editorial, cómo proteger sus manuscritos, cómo probar suerte en las revistas o certámenes literarios, etc.
En mayo de 1999, el equipo de CyLibris lanza CyLibris Infos, un newsletter electrónico gratuito cuyo objetivo no es prioritariamente promover los libros del editor, sino presentar la actualidad de la edición francófona. El newsletter es redactado a propósito en un estilo disonante, a menudo humorístico, y hasta corrosivo. Se publica primero mensualmente, y luego dos veces al mes a partir de febrero de 2000. Cuenta con 565 suscriptores en octubre de 2000. Este newsletter cambia de nombre en febrero de 2001 para convertirse en Edition-actu, que cuenta con 1.500 suscriptores en 2003, pero luego es sustituido por el blog de CyLibris. CyLibris cesa su actividad editorial en 2007.
La editorial 00h00 (que se pronuncia «zéro heure») aparece en mayo de 1998 en París como primera editorial en línea. Su actividad consiste en vender libros digitales vía el internet y no libros impresos. En 2000, las versiones digitales (en formato PDF) representan un 85% de las ventas, y el 15% son versiones impresas a petición del cliente, un servicio que el editor facilita de forma complementaria.
00h00 es lanzado por Jean-Pierre Arbon y Bruno de Sa Moreira, respectivamente el antiguo director general de la editorial francesa Flammarion, y el antiguo director de Flammarion Multimédia.
«Hoy mi actividad profesional está basada al 100% en el internet», explica Bruno de Sa Moreira en julio de 1998. «El cambio no ha ocurrido radicalmente, sino que ha sido progresivo (audiovisual primero, luego multimedia, y finalmente el internet). (…) La gestación del proyecto duró un año: brainstorming, factibilidad, creación de la sociedad e instalación financiera, desarrollo técnico del sitio web e informática editorial, elaboración y producción de los textos y preparación del catálogo para la inauguración. (…) Al optar por el internet tomamos riesgos, pero me parece que este medio de comunicación puede popularizarse con facilidad, porque los terminales del internet suelen ser más fáciles de usar que los de un microordenador.»
En 1999 se puede leer en el sitio web de 00h00: «La creación de 00h00 marca el verdadero punto de partida de la edición en línea. De hecho, es la primera vez en el mundo que se contempla la publicación de textos en formato digital en un sitio web comercial, y que una empresa propone a los actores tradicionales del mundo editorial (autores y editores) unir fuerzas con ella para abrir en la red una nueva ventana de explotación de los derechos. Los textos propuestos por 00h00 son inéditos, o bien textos que han pasado ya al dominio público, o que están bajo copyright y cuyos derechos en línea han sido negociados con sus derechohabientes. (…)
Con la edición en línea probablemente se vislumbra lo que será la edición del siglo 21. Esta idea de origen, de nueva partida, es la que se expresa en el nombre de marca 00h00. (…) El internet es un lugar sin pasado, donde lo que uno hace no se evalúa en relación a una tradición. En este espacio hay que inventar nuevas maneras de hacer las cosas. (…) El éxito de la edición en línea no dependerá sólo de las elecciones de los editores: dependerá también de la capacidad de éstos para proponer enfoques nuevos, que se apoyen tanto en los lectores como en los textos, en las lecturas tanto como en la escritura, y para que cualquier persona pueda percibir de inmediato que una aventura nueva ha comenzado.»
Las colecciones son diversas: textos inéditos, teatro clásico francés, cuentos y relatos fantásticos, cuentos y relatos filosóficos, recuerdos y memorias, filosofía clásica, realismo y naturalismo, cibercultura, novelas infantiles, novelas de amor, cuentos y novelas de aventuras. La búsqueda se puede realizar por autor, por título y por género. Para cada libro hay una descripción corta y otra pormenorizada, un índice y una breve presentación del autor. Luego se van añadiendo los comentarios de los lectores. De este modo no hay existencias, ni obligaciones materiales para la distribución, pero sí existe un vínculo directo con el lector y entre los lectores. En el sitio web, los internautas/lectores que lo desean pueden crear su espacio personal para redactar ahí sus comentarios, participar en foros o recomendar enlaces hacia otros sitios web. Pueden suscribirse al newsletter de 00h00 para mantenerse informados de las novedades. El editor produce también videoclips literarios para presentar las obras publicadas.
En 2000, el catálogo comprende 600 títulos, entre los cuales figuran unas cien obras originales y algunas reediciones electrónicas de obras publicadas por otros editores. Las obras originales se reparten en varias colecciones: nuevas escrituras interactivas e hipertextuales, primeras novelas, documentos de actualidad, estudios sobre las NTIC (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación), coediciones en colaboración con editores tradicionales o con grandes instituciones. El pago se realiza en línea gracias a un sistema con seguridad. Los que desconfían del pago online también pueden pagar con tarjeta (envío por fax) o con un cheque (envío por correo postal).
En septiembre de 2000, la sociedad Gemstar-TV Guide International (Estados Unidos), especialista en productos y servicios digitales para los medios, procede a la recompra de 00h00. Algunos meses antes, en enero de 2000, Gemstar compró las dos sociedades californianas que habían lanzado las primeras tabletas de lectura, a saber NuvoMedia, creadora del Rocket eBook, y SoftBook Press, creadora del SoftBook Reader. Según un comunicado de Henry Yuen, presidente de Gemstar, «la habilidad editorial de la que dispone 00h00 y la capacidad de innovación y de creatividad que ha demostrado son lo que necesita Gemstar para convertirse en un actor principal de la nueva edad de la edición digital en la que ha entrado Europa.»
La comunidad francófona no ve con muy buenos ojos esta recompra, ya que precisamente la globalización del sector editorial parece poco compatible con la innovación y la creatividad. Apenas tres años más tarde, en junio de 2003, 00h00 abandona definitivamente su actividad, y Gemstar abandona definitivamente su sección eBook y sus tabletas de lectura.
Sobrevive, sin embargo, el recuerdo de esta hermosa aventura. En octubre de 2006, Jean-Pierre Arbon, quien entre tanto se ha hecho cantante, cuenta en su propio sitio web: «Yo había fundado, junto con Bruno de Sa Moreira, una editorial de un género nuevo, la primera del mundo en lanzarse a la aventura de la edición en línea a gran escala. Todo quedaba por hacer, por inventar. La edición digital era terra incógnita: había que explorar, que desbrozar.»
La editorial Le Choucas, especializada en novelas policíacas, literatura, libros de fotos y de arte, fue fundada en 1992 por Nicolas y Suzanne Pewny, libreros de Saboya, en el sureste de Francia.
En junio de 1998, Nicolas Pewny cuenta: «El sitio web de la editorial Le Choucas se creó a finales de noviembre de 1996. Al enterarme de las posibilidades que ofrecía el internet, me prometí que lo antes posible dispondríamos de un sitio web. Pero el problema era el siguiente: no teníamos presupuesto suficiente para delegar su construcción a un profesional. Entonces, a costa de numerosas noches de desvelo, acabé creando yo mismo el sitio web y lo mandé referenciar (no fue ésta la parte más sencilla). Luego, el sitio web se desarrolló a medida que iba profundizando mis conocimientos en este campo (que por cierto siguen siendo bastante modestos), y poco a poco empecé a ser conocido, incluso fuera de Francia y de Europa.
El cambio que introdujo el internet en nuestra vida profesional fue considerable. Somos una pequeña editorial instalada lejos de la capital. En poco tiempo, gracias al internet, hemos llegado a ser conocidos en un perímetro que yo no me hubiera imaginado nunca. Incluso los medios de comunicación "clásicos" nos abrieron un poco sus puertas gracias a nuestro sitio web. Los manuscritos afluían por correo electrónico. De esta manera hemos editado a dos autores quebequenses (Fernand Héroux y Liz Morency, autores de "Affaire de coeurs" (Asunto de corazones), publicado en septiembre de 1997). Muchos libros se crean (correcciones, ilustraciones, envío de documentos al impresor) por esta vía. Desde el principio hemos recibido solicitudes desde países en los que (aún) no estamos representados: Estados Unidos, Japón, Latinoamérica, México, a pesar de nuestro deseo de no convertirnos en un sitio web "comercial" sino de información y con "connotación cultural". (No disponemos de ningún sistema de pago segurizado, sólo hemos hecho una lista de los libreros que venden nuestros libros en línea)".
¿En cuanto al futuro? «Me dan ganas de contestar con dos preguntas», contesta Nicolas. «¿Puede usted decirme cómo evolucionará el internet? ¿Cómo evolucionarán las costumbres de los usuarios? Nos gustaría que la editorial siguiera siendo lo menos "comercial" posible y aumentar la interactividad y el contacto con los visitantes de nuestro sitio web. ¿Lo lograremos? Ya hemos recibido propuestas que más bien apuntan en dirección contraria. De momento las hemos puesto "en standby". Pero si las cosas toman este rumbo, ¿acaso podremos resistir, o encontrar un "término medio"? Francamente, no tengo ni idea.»
Por desgracia, Le Choucas cesa sus actividades en marzo de 2001, una desaparición más que deplorable entre los pequeños editores independientes. Valiéndose de su experiencia de librero, de editor, y de su conocimiento del internet y del mundo digital, Nicolas se ha hecho consultor en edición electrónica y ha puesto sus habilidades al servicio de otros organismos.
En marzo de 2003, Nicolas ve «el libro digital del futuro como una "obra total" que reuniría textos, sonidos, imágenes, vídeos, interactividad: una nueva manera de concebir, escribir y leer, quizás en un libro único, siempre renovable, que contendría todo lo que uno ha leído, un compañero único y múltiple a la vez».
Las tecnologías digitales también llevan a los editores científicos y técnicos a reestructurar por completo su trabajo y, para algunos, a orientarse hacia una difusión en línea, y hacer tiradas impresas sólo a petición. Algunas universidades difunden manuales «a medida» que se componen de una selección de capítulos y artículos sacados de una base de datos, complementados por los comentarios de los profesores. Para un seminario, se puede imprimir a petición una tirada limitada a partir de documentos transmitidos por vía electrónica a un impresor. En cuanto a las revistas en línea, suelen pasar un acuerdo con una sociedad especializada para las impresiones a petición del usuario.
Profesora y investigadora en la Universidad de la Sorbona de París, Marie-Joseph Pierre escribe en febrero de 2003: «Me parece evidente que los artículos y las obras, por lo menos los trabajos científicos, se publicarán cada vez más en formato digital, facilitando para los investigadores el acceso a enormes bases de datos, en constante e inmediata evolución, y favoreciendo además el contacto directo y el diálogo entre los autores. Nuestros organismos tutelares, como el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS: Centre National de la Recherche Scientifique) por ejemplo, ya empiezan a obligar a los investigadores a publicar en formato digital, e instan a los laboratorios a que difundan sus trabajos de investigación por ese medio, para que estén rápidamente disponibles. Nuestros informes de segundo y cuarto año de actividad aquellos enormes y trabajosos archivos que constituyen un resumen de nuestras labores no deberían tardar en publicarse en este formato. Esto no significa que el papel desparecerá, y tampoco pienso que se utilice menos porque, para trabajar sobre un texto, resulta mucho más manejable un libro. Me doy cuenta de que en mi sector, las revistas recién estrenadas en formato digital también empiezan a difundirse en versión impresa, encuadernada en condiciones. Pasar del uno al otro es una oportunidad para aportar revisiones y tener más perspectiva, y esto me parece muy interesante.»
Diseñador gráfico, Marc Autret, goza de diez años de experiencia como periodista multitarea, y de una formación en línea en el ámbito editorial, multimedia y de los derechos de autor. Explica en diciembre de 2006: «Eso constituye una base irremplazable para mis actividades actuales, que resultan ser una prolongación técnica de mis antiguas actividades. Soy un "artesano" de la información y trabajo esencialmente con editores. Llevan tanto retraso, son tan ajenos a la revolución digital, que tengo trabajo para rato, quizás incluso para varios años. Hoy me concentro en la asesoría, la infografía, la tipografía, la preprensa y el diseño web, pero presiento que la parte dedicada al software irá creciendo. Los sectores como la animación en 3D, la automatización de las tareas de producción, la integración multisoporte, el sistema de base de datos y todas las tecnologías procedentes de XML van a abrirse naturalmente. Los editores necesitan esos instrumentos, ya sea para producir mejor o para comunicar mejor. En esos aspectos puedo percibir la evolución, o mejor dicho, la intensificación de mi trabajo.»
¿Cómo ve el futuro del ebook (libro digital)? «Estoy convencido de que el ebook (o "e-book") tiene mucho futuro en todos los sectores no ficcionales. Me refiero al libro digital como software, y no al soporte físico (porque las conjeturas acerca de éste son más inciertas). Los editores de guías, de enciclopedias y de obras informativas, por lo general siguen considerando el ebook como una declinación muy secundaria del libro impreso, sin duda porque de momento el modelo comercial y la seguridad de esta explotación aún no les parecen totalmente estabilizados. Pero todo es cuestión de tiempo. Los ebooks no comerciales ya están emergiendo en varios lugares y en cierto modo operan un desciframiento de los posibles. Emergen al menos dos ejes distintos: (1) una interfaz de lectura/consulta cada vez más atractiva y funcional (navegación, búsqueda, reestructuración inmediata, anotaciones del usuario, quizz interactivo, etc.); (2) una integración multimedia (video, sonido, infografía animada, base de datos, etc.) actualmente fuertemente asociada a la web. Ningún libro físico ofrece semejantes funcionalidades. Entonces me imagino el ebook de mañana como una suerte de wiki cristalizado, empaquetado en un formato. ¿Cuál será entonces su valor propio? ¡La de un libro: la unidad y la calidad del trabajo editorial!»
Pierre Schweitzer, inventor del proyecto @folio, una tableta de lectura nómada, escribe en enero de 2007: «La lectura digital llega más allá, mucho más allá de la mera cuestión del "libro" o de la prensa. El libro y el periódico siguen siendo y seguirán siendo por mucho tiempo soportes de lectura técnicamente insuperables para los contenidos de valor o para los contenidos que traspasen un umbral crítico de difusión. Aunque su modelo económico pueda seguir evolucionando (como pasa con la prensa gratuita, destinada al público en general), no creo que haya ningún trastorno radical a nivel de una sola generación. Más allá de esta generación, sólo el futuro nos lo dirá. Ya veremos. Sin embargo, se desarrollan otros tipos de contenidos en la red. El internet lanza un reto al documento impreso en el terreno de la difusión en la web (difusión desmaterializada = coste marginal nulo) de las obras y de los saberes, un terreno en el que lo impreso no logra equilibrar sus costes, el espacio al que pueden acudir nuevos actores para quitarles el sitio.
Ahora bien, en este nuevo ámbito, los equilibrios económicos y las lógicas de adopción son radicalmente diferentes a los que imperan en el mundo impreso véase por ejemplo la evolución de los sistemas de validación para los archivos abiertos en la publicación científica, o los modelos económicos emergentes de la prensa en línea. Por lo tanto, es vano e incluso peligroso querer transformar con fórceps la ecología del papel. ¡Pues semejante forcejeo acabaría aniquilándola! En margen, algunos contenidos muy específicos, algunos nichos editoriales, podrían ser transformados. Por ejemplo, la enciclopedia o la publicación científica ya han conocido cambios: del mismo modo, las guías prácticas, los libros de actualidad de uso casi único y algunas otras secciones que invaden las mesas de las librerías podrían modificarse, para mayor alegría de los libreros. Pero en mi opinión no se trata de un cambio masivo ni brutal: nuestras costumbres de lectura no cambiarán de un día para otro. Al contrario, forman parte de nuestras costumbres culturales y van evolucionando lentamente, a medida que las adoptan (o sea, que las aceptan) las nuevas generaciones.»