Muchos autores reconocen los beneficios del internet para la difusión de sus propias obras, como para los intercambios con los lectores y la colaboración con otros creadores. Algunos escritores apasionados por las tecnologías digitales también actúan como exploradores, poniendo de manifiesto las posibilidades que abre el hipervínculo para dar origen a varios géneros: novela multimedia e hipermedia, narrativa hipertextual, sitio web de escritura hipermedia, email-novela, etc. Una verdadera ciberliteratura llamada también literatura digital o literatura electrónica ha empezado ya a sacudir la literatura tradicional aportándole un aliento nuevo, e integrándose a la vez a otras formas artísticas ya que el soporte digital favorece la fusión del escrito con la imagen y el sonido.
Poeta y artista plástica, Silvaine Arabo vive en la región Poitou- Charentes, en la costa oeste de Francia. En mayo de 1997, crea uno de los primeros sitios web francófonos dedicados a la poesía, «Poésie d'hier et d'aujourd'hui» (Poesía de ayer y de hoy), en la que propone numerosos poemas, incluso los suyos.
En junio de 1998, cuenta: «Soy poeta, pintora y profesora de letras (he publicado 13 poemarios, así como dos libros de aforismos y un ensayo sobre el tema "poesía y trascendencia"; en cuanto a la pintura, he expuesto mis cuadros en París dos veces y también fuera de la capital). (…)
En lo que al internet se refiere, soy autodidacta (no he seguido ningún tipo de formación informática). Se me ocurrió construir un sitio web literario centrado en la poesía: el internet me parece un medio privilegiado para hacer circular ideas, y también para comunicar las pasiones. Entonces me he puesto a trabajar, muy empíricamente, y al final he obtenido este sitio en el que intento valorar a poetas contemporáneos talentosos, sin olvidar la necesidad de tomar perspectiva (sección "Reflexiones sobre la poesía") respecto al objeto de estudio. (…)
Por otra parte, el internet me ha puesto en contacto con otros poetas, y debo decir que algunos son muy interesantes. Esto me permite romper el círculo de la soledad e intercambiar ideas. Así, una también se pone a prueba. Luego esta experiencia puede servir para fomentar la creatividad y reanimar las motivaciones de los poetas, porque éstos comprenden que gracias al internet llegarán a ser leídos e, incluso, en el mejor de los casos, podrán corresponder con sus lectores y pedir su opinión sobre los textos. Personalmente no veo más que aspectos positivos en la promoción de la poesía a través del internet, tanto para el lector como para el creador».
Muy pronto, su sitio «Poésie d'hier et d'aujourd'hui» cobra forma de una ciberrevista. Cuatro años más tarde, en marzo de 2001, Silvaine Arabo crea una segunda revista, «Saraswati: revue de poésie, d'art et de réflexion» (Saraswati: una revista de poesía, de arte y de reflexión), esta vez impresa. Las dos revistas «se complementan y de verdad conviene considerarlas como una pareja indisociable».
Fundada en 1992 por Nicolas y Suzanne Pewny cuando eran libreros en Alta Saboya, en el sureste de Francia, Le Choucas es una pequeña editorial especializada en novelas policíacas, literatura, libros de fotos y libros de arte. Aunque es antes de todo un editor comercial, Nicolas Pewny también insiste en mantener actividades no comerciales para dar a conocer a autores poco difundidos, por ejemplo Raymond Godefroy, escritor-campesino normando, que estaba desesperado porque algún editor aceptara publicar su libro de fábulas, «Fables pour l'an 2000"(Fábulas para el año 2000). Pocos días antes del 2000, Nicolas Pewny logra un hermoso diseño para esas fábulas y publica el libro en línea en el sitio web de su editorial.
Raymond Godefroy escribe en diciembre de 1999: «El internet representa para mí un instrumento de comunicación formidable que nos libra de intermediarios, de barreras doctrinarias y de los intereses de los medios de comunicación vigentes. Gracias al internet, los hombres, sometidos a leyes cósmicas comunes, aprenderán a conocerse mejor los unos a los otros, e irán adquiriendo así esta consciencia de lo colectivo, y la de pertenecer a un mismo mundo frágil en el que querrán vivir en armonía sin destruirlo. La red es exactamente como la lengua de Esopo: es a la vez la mejor y la peor cosa, según el uso que de ella se haga. En mi caso, espero que me permita librarme en parte de la edición y distribución tradicional, porque aunque estemos en vísperas del nuevo milenio, éstas están absolutamente cerradas a cualquier cambio y padecen una crisis de intolerancia».
La sexta fábula de la tercera parte de «Fables pour l'an 2000», llamada «Le poète et l'éditeur» (El poeta y el editor), es sin duda de índole autobiográfico y relata con exactitud las angustias por las que pasa el poeta en busca de un editor. Como Raymond sigue atraído por el papel, autoedita una versión impresa de sus fábulas en junio de 2001, bajo un título levemente diferente, «Fables pour les années 2000» (Fábulas para los años 2000), ya que por entonces ya se ha alcanzado el hito de 2000.
Michel Benoît vive en Montreal (Quebec). Autor de cuentos y relatos policíacos, y de historias fantásticas, utiliza el internet para ampliar sus perspectivas y para abolir el tiempo y la distancia.
Michel escribe en junio de 2000: «El internet se me ha impuesto como instrumento de búsqueda y de comunicación, esencialmente. No, esencialmente no. Apertura sobre el mundo también. Si uno piensa "búsqueda", piensa también "información". Mire, si uno piensa "escritura", "reflexión", piensa también "conocimiento", "búsqueda". Por lo tanto uno acude a la red por cualquier motivo, por una idea, una imagen, una explicación, un discurso pronunciado veinte años atrás, un cuadro de pintura expuesto en un museo al otro lado del mundo. Cualquier persona puede inspirarle una idea a alguien sin haberlo visto nunca, y recibir a su vez las ideas de otros. La red pone el mundo entero al alcance del ratón. Uno podría pensar que se trata de un perfecto cliché. Puede ser, excepto si uno toma consciencia de todo lo que eso implica: la instantaneidad, la información inmediata en el acto, sin más necesidad de hurgar en papeles, de pasarse horas investigando. Uno está haciendo, produciendo algo. Necesita alguna información. Ya anda a buscarla, en el acto. Además, ahora tenemos acceso a las bibliotecas más grandes, a los periódicos más importantes, a los museos más prestigiosos. (…)
Gracias a la interrelación con la red me puedo imaginar un próspero futuro profesional más rápido, más completo, más productivo. Me veo haciendo en una semana lo mismo que antes habría tardado meses en terminar más lindo, más estético. Me veo llevando a cabo con éxito trabajos más refinados, de factura más profesional, incluso y sobre todo en campos conexos, como la tipografía, un terreno en el que no tengo ningún conocimiento: la presentación, el traslado de textos, por ejemplo, con el trabajo simultáneo de varias personas aunque estén viviendo en continentes diferentes. Llegar en unas horas a un consenso sobre un proyecto, mientras que antes del internet, se habrían necesitado varias semanas o incluso meses para los francófonos. Cuanto más complejo se vaya haciendo el internet, más provechosa, necesaria y esencial se hará la utilización de la red.»
Alain Bron es consultor en sistemas de información y escritor. El internet es uno de los «personajes» de su segunda novela «Sanguine sur toile»[1], publicada en versión impresa por la editorial Le Choucas en 1999 y en versión digital (formato PDF) por la editorial 00h00 en 2000.
Alain escribe en noviembre de 1999: «La palabra "toile" se refiere al lienzo del pintor, y también significa "telaraña". Es la palabra que se usa para referirse a la red (la telaraña electrónica). La palabra «sanguine» se refiere a la sanguina (técnica de dibujo con lápiz rojo) y también significa "sanguínea" (de sangre), o sea, una muerte brutal. ¿Pero será posible justificar un asesinato por el amor a los colores? «Sanguine sur toile» evoca la historia singular de un internauta atrapado en la tormenta de su propio ordenador, manipulado a distancia por un misterioso interlocutor cuya única obsesión es vengarse. Quise introducir al lector en los universos de la pintura y de la empresa, dos universos que se entrelazan, se escapan, y después se juntan en el fulgor de los programas.
Le toca al lector investigar por su propia cuenta para intentar desenredar los hilos que solamente pasión ha ido tejiendo. Para penetrar este misterio, tendrá que contestar múltiples preguntas. A pesar de que tenga el mundo en la punta de los dedos, ¿no será el internauta la persona que está más sola en el mundo? Y para combatir la competencia actual, ¿hasta dónde puede llegar la empresa en la violencia? ¿Tiende la pintura a reproducir un mundo o bien a crear otro? En fin, quise mostrar que las imágenes no son tan inocentes. Se pueden utilizar para actuar, e incluso para matar. (…)
En la novela, el internet es un personaje en sí. En lugar de describirla en su complejidad técnica, el autor presenta la red como un ser a veces amenazador, otras veces atento y capaz de manejar el humor. No olvidemos que la pantalla del ordenador desempeña un papel doble: mostrar y ocultar. Ésta es la ambivalencia en la cual descansa la intriga, desde el principio hasta el final. En este juego, el gran ganador es aquél o aquella que logra liberarse de la influencia del instrumento para poner el humanismo y la inteligencia por encima de todo».
Murray Suid vive en Palo Alto, en Silicon Valley (California). Es el autor de libros didácticos, de libros para niños, de obras multimedia y de guiones. A partir de septiembre de 1998, preconiza una solución por la cual han optado desde entonces numerosos autores: «Los libros pueden tener una prolongación en la web y entonces existir parcialmente en el ciberespacio. De este modo, el autor puede actualizarlos y corregirlos fácilmente, mientras que antes tenía que esperar mucho tiempo, hasta la siguiente edición, suponiendo que la hubiera. (…)
No sé si llegaré a publicar libros en la web, en lugar de publicarlos en versión impresa. Tal vez utilice este nuevo soporte si se perfecciona el uso del multimedia en los libros digitales. Por ahora, participo en el desarrollo de material didáctico multimedia. Es un nuevo tipo de material que me gusta mucho y que permite crear interactividad entre varios textos, películas, bandas sonoras y gráficos que están vinculados todos los unos con los otros.»
Un año más tarde, en agosto de 1999, añade: «Para mis obras multimedia disponibles en CD-ROM he decidido adoptar la misma fórmula con el fin de poder actualizarlas y enriquecer su contenido.»
Algunos meses más tarde, la integralidad de sus obras multimedia está en la red. El material didáctico al que contribuye ya no se concibe para una difusión en CD-ROM, sino para ser difundido directamente en la web. La sociedad de software educativo que lo emplea ha dejado de ser una empresa multimedia para convertirse en una empresa del internet.
Novelista y ensayista, Anne-Bénédicte Joly vive en Antony, cerca de París. En abril de 2000, decide autopublicar su obra utilizando el internet para darla a conocer. «Mi sitio web tiene varios objetivos, relata en junio de 2000. Presentar mis libros (ensayos, cuentos y novelas autoeditadas) a través de resúmenes descriptivos en el mismo formato que en la base de datos Electre (una base de datos para los libreros franceses) y fragmentos escogidos, presentar mi recorrido de profesora de letras y de escritora, ofrecer al internauta la posibilidad de encargar mis obras y de dejar sus impresiones en un Libro de Oro, guiar al lector a través de enlaces hacia sitios web literarios. (…)
Crear un sitio web me permite ampliar el círculo de mis lectores incitando a los internautas a descubrir mis escritos. El internet es también un medio para extender la difusión de mis obras. Por último, mediante una política de enlaces, espero suscitar cada vez más contactos».
Lucie de Boutiny es la autora de «NON», una novela multimedia iniciada en agosto de 1997 y publicada por entregas por Synesthésie, una revista en línea de arte contemporáneo. Cuenta en junio de 2000: «Mi novela «NON» es una novela cómica, una sátira de la vida cotidiana de una pareja de jóvenes ejecutivos muy dinámicos. Aunque pertenecen a la élite high-tech de una industria floreciente, «Monsieur» y «Madame» son los juguetes de la llamada revolución digital. (…)
«NON» prolonga las experiencias de la novela posmoderna (digresiones como base del relato, polisemia y juegos en torno a los registros del lenguaje naturalista, melodramático, cómico… y los niveles del lenguaje, etc.). Esta estilización extrema permite que la narración tome rumbos inesperados y resulte atractiva para el lector que navega entre relatos múltiples y multimedia, ya que de esta manera el texto escrito en la pantalla se asemeja a un juego y no sólo se lee, sino que también se mira.»
Las novelas anteriores de Lucie de Boutiny se han publicado en forma impresa. ¿Son diferentes los trámites con una novela digital? «De modo general, mi humilde experiencia de autora principiante me ha demostrado que no hay diferencia entre escribir ficción para el papel o para el píxel: las dos cosas exigen concentración máxima, aislamiento casi desesperado, paciencia obsesiva para la minuciosa tarea de composición de las frases y, por supuesto, además de la voluntad de hacerlo, ¡hay que tener algo que contar! La diferencia es que con el multimedia hay una segunda etapa que consiste en poner el texto en escena como si éste no fuera más que un guión. Y si no ha habido previamente un verdadero trabajo en torno al lenguaje y a las palabras, todo el grafismo y los trucos interactivos que se puedan añadir parecerán de pacotilla. Otra diferencia es que el soporte modifica la percepción del texto e, incluso, y cabe subrayarlo, cambia de manera sustancial la obra original.»
«Apparitions inquiétantes» (Apariciones inquietantes) es otra novela digital que nació bajo la pluma de Anne-Cécile Brandenbourger. Se trata de «una larga historia que se puede leer en cualquier sentido, un laberinto de crímenes, de malos pensamientos y de placeres ambiguos». Durante dos años, esta historia se construye bajo la forma de un folletín en el sitio web Anacoluthe, en colaboración con Olivier Lefèvre. En febrero de 2000, la historia es publicada en versión digital (en formato PDF) por las ediciones 00h00, en calidad de primer título de la Colección 2003, dedicada a escrituras digitales, con versiones impresas disponibles a petición del cliente.
00h00 presenta la obra como «una cibernovela policíaca compuesta de relatos hipertextuales insertados los unos en los otros. En esta saga de corte borgiano la autora maneja hipertextualmente al lector a su antojo, entre personajes sacados de un serial norteamericano y una intriga policial. (…) Se trata de la historia de un crimen y de una investigación; de textos cortos pero de densa factura; un paseo por el imaginario de las series de televisión; una desestructuración (organizada) del relato con esta transposición literaria del zapping; y, por consiguiente, de sensaciones de lectura radicalmente nuevas.»
Tras el éxito del libro, las ediciones Florent Massot publican en agosto de 2000 una segunda versión impresa (la primera la publicó 00h00, imprimiendo los ejemplares únicamente a petición del cliente), con una cubierta en 3D, un nuevo título «La malédiction du parasol» (La maldición de la sombrilla) y una maqueta de Olivier Lefèvre que intenta restituir el ritmo de la versión original.
Anne-Cécile relata en junio de 2000: «Las posibilidades que abre el hipertexto me han permitido desarrollar y dar rienda suelta a tendencias que yo ya tenía desde antes. Siempre me ha encantado escribir y leer textos desmembrados e inclasificables como por ejemplo «La vie mode d'emploi» (La vida, instrucciones de uso) de Georges Perec, o «Si par une nuit d'hiver un voyageur» (Si una noche de invierno un viajero) de Italo Calvino, y el hipermedia me ha entregado la ocasión de enfrascarme en estas formas narrativas en total libertad.
Porque para crear historias no lineares y redes de textos que encajen las unas con las otras, el hipertexto es obviamente más apropiado que el papel. Creo que con el tiempo, gracias a mi trabajo hipertextual mi escritura se ha vuelto cada vez más intuitiva. Quizás también más «interior», más cercana a las asociaciones de ideas y a los movimientos desordenados que caracterizan el pensamiento cuando éste se deja llevar por la ensoñación. Esto se explica por la esencia misma de la navegación hipertextual, por el hecho de que casi cada palabra que se escribe pueda convertirse en un enlace, una puerta que se abre sobre una historia».
En la misma fecha, Lucie de Boutiny cuenta: «Mis "asesores literarios", amigos que no han sentido el viento de libertad que está soplando en la web, quisieran que ahí me quedara, atrapada en la masa de papel. He decidido desobedecer sólo a medias, y por lo tanto voy y vengo entre papel y píxel. El porvenir nos dirá si he malgastado mi tiempo o si un nuevo género literario hipermedia está a punto de nacer. (…)
Si los escritores franceses clásicos aún prefieren escribir en un cuadernillo Clairefontaine, con su bolígrafo fetiche Bic o Mont-Blanc, y optan por un uso moderado del tratamiento de texto, en vez de trabajar con un ordenador conectado, es porque la HTX (HyperText Literature) necesita un trabajo de creación visual que no corresponde a la vocación originaria del escritor tradicional. Además de las preocupaciones inherentes al lenguaje (sintaxis, registro, tono, estilo, historia…), el tecnoescritor pongámosle esta etiqueta para diferenciarlo también debe dominar la sintaxis informática y participar en la invención de códigos gráficos porque leer en una pantalla también implica mirarla».
La primera email-novela en francés es lanzada en 2001 por Jean-Pierre Balpe, investigador, escritor y director del departamento hipermedia de la Universidad de París 8. Durante exactamente cien días, desde el 11 de abril hasta el 19 de julio de 2001, envía a diario por correo electrónico un capítulo de «Rien n'est sans dire»)[2] a unas quinientas personas su familia, sus amigos, sus colegas, etc integrando las respuestas y las reacciones de los lectores.
Contada por un narrador, la historia es la de Stanislas y Zita, que viven una pasión trágica destrozada por una sombría historia política. «La idea de una email-novela se me ocurrió de manera muy natural, cuenta el autor en febrero de 2002. Por un lado porque ya llevaba algún tiempo preguntándome lo que podría aportar el internet a la literatura en cuanto a la forma (…), y por otro lado por haber leído literatura «epistolar» del siglo 18, aquellas famosas «novelas por carta». Basta entonces con una transposición: ¿cuál podrá ser hoy el equivalente de la "novela epistolar"?»
Jean-Pierre Balpe saca varias conclusiones de esta experiencia: «Primero se trata de un «género»: en el intertanto, varias personas me han contado que estaban lanzando también una email-novela. Luego descubrí numerosas posibilidades que no he llegado a explotar pero me las reservo para un posible trabajo ulterior. Las restricciones del tiempo, por ejemplo, son muy interesantes de explorar: el tiempo de la escritura, por supuesto, pero también el de la lectura: es un reto poner a una persona ante la necesidad de leer, cada día, una página de una novela. Hay algo diabólico en este «pacto». Y por último, esta experiencia ha reforzado mi convicción de que las tecnologías digitales representan une oportunidad extraordinaria para renovar el mundo de las letras».
Principio de base de la web, el vínculo hipertexto permite enlazar documentos textuales e imágenes. En cuanto al vínculo hipermedia, permite acceder a gráficos, imágenes animadas, bandas sonoras y videos. Algunos escritores apasionados por las tecnologías digitales no tardan en explorar las posibilidades que abre el hipertexto; en sitios web de escritura hipermedia o en obras de hiperficción.
Puesto en línea en junio de 1997, el espacio de escritura oVosite fue concebido por un colectivo de seis autores procedentes del departamento hipermedia de la Universidad de París 8: Chantal Beaslay, Laure Carlon, Luc Dall'Armellina (también el webmaster), Philippe Meuriot, Anika Mignotte y Claude Rouah. «oVosite es un sitio web concebido y realizado (…) en torno a un símbolo primordial y espiritual, el del huevo, explica Luc Dall'Armellina en junio de 2000. El sitio web se ha ido construyendo siguiendo un principio de células autónomas cuyo objetivo es exponer e integrar fuentes heterogéneas (literatura, foto, pintura, video, imágenes de síntesis) dentro de una interfaz unificadora».
¿Han cambiado su modo de escritura las posibilidades abiertas por el hipervínculo? Su respuesta es a la vez negativa y positiva.
Primero negativa: «No, porque de todos modos la escritura es una cuestión muy íntima, un modo de relación que uno mantiene con su propio mundo, con sus seres más próximos y con el allá lejano que se construye, con sus mitos y sus fantasías, con su cotidiano y, por último, dentro del espacio del lenguaje, con el espacio de su lengua materna. Todas estas razones me incitan a pensar que el hipertexto no afectará fundamentalmente la manera de escribir de uno, ya proceda por toques, por impresiones, o asociaciones, y sea cual sea el soporte, creo que lo esencial se produce casi sin que el escritor se dé cuenta.»
Y luego positiva: «Sí, porque es posible que con el hipertexto el acto de creación pueda empezar antes: éste se adelantaría a la actividad de lectura (asociaciones, bifurcaciones, saltos de párrafos) e incluso al mismo acto de escritura. La escritura esto es significativo con un software como StorySpace se hace quizás más modular. La meta ya no es tanto focalizarse en la larga horizontalidad del relato, sino en la organización espacial de sus fragmentos, autónomos. Y el trabajo se convierte en un arte de entretejer las unidades entre sí. El otro aspecto vinculado con la modularidad es la posibilidad de presentar escrituras cruzadas, es decir, con múltiples autores. De hecho, quizás se trate de una metaescritura, que relaciona entre sí las unidades de significado (párrafos o frases).»
Luc añade también: «El hecho de que el internet cubra el mundo entero aprieta los lazos entre individuos distantes y que no se conocen para nada. Por lo tanto, tenemos que enfrentar situaciones nuevas, y eso no resulta nada sencillo: no somos exactamente espectadores, ni autores, ni lectores, ni interactores. Estas situaciones crean nuevas posturas de intercomunicación, posturas de «espectactura» o de «lectactura» (Jean-Louis Weissberg). El internet nos obliga a poner en tela de juicio las nociones de lugar, de espacio, de tiempo, de actualidad, porque este nuevo medio ya casi no proporciona ninguna perspectiva respecto al acontecimiento sino que se sitúa más que cualquier otro medio dentro del presente en plena construcción. La distancia entre el envío y la respuesta puede ser ínfima, e incluso a veces hasta inmediata (como es el caso con la generación de textos).
Éstos son los aspectos que más se notan y los que más llaman la atención, pero no son los únicos. No hay que olvidar otros aspectos, aún mal definidos, tales como los cambios radicales que se operan a nivel simbólico, representacional, imaginario y, más sencillamente, en nuestra manera de relacionarnos con los demás. «Más proximidad» no es sinónimo de mayor compromiso en la relación, lo mismo que «más vínculos» no implica más relaciones. Tampoco se puede decir que compartamos más desde que hay «más canales». Yo sueño con un internet que permita a varias personas escribir a la vez en el mismo dispositivo, una especie de taller de escritura permanente, en donde cada uno podría producir sus escritos personales (este proyecto está a punto de ver la luz), para luego compartirlos con otros autores, y ponerlos en relación dentro de un entretejido de hipertextos y de un espacio común de notas y comentarios sobre el trabajo que se está creando.»
El futuro de la ciberliteratura lo va trazando su propia tecnología, como lo explica en agosto de 1999 Jean-Paul, webmaster de cotres.net, un sitio web hipermedia: «Ahora resulta imposible para un(a) autor(a) solo/sola manejar a la vez las palabras, su apariencia movediza y su melodía. Dominar los software Director, Photoshop y Cubase, para citar sólo los más conocidos, era posible hace diez años, con las versiones 1. Pero ya no. A partir de mañana (y pronto), habrá que saber delegar sus competencias, encontrar asociados financieros mucho más pudientes que Gallimard, optar por acudir a Hachette-Matra, Warner, Pentagone, Hollywood. Como mucho, el estatuto de… ¿escribasta? ¿de multimediasta? será el de un videasta, el de un escenógrafo,el de un director de algún producto: él es quien se lleva las palmas de oro en Cannes, pero nunca hubiera podido llevárselas solo. Hermana gemela (y no clon) del cinematográfico, la ciberliteratura (= el video + el enlace) será una industria, con algunos artesanos aislados en la periferia off-off (o sea, con derechos de autor negativos).»
Algunos meses más tarde, en junio de 2000, Jean-Paul relata lo que aporta el internet a su escritura: «La navegación vía hiperenlaces puede tener una estructura radial (tengo un centro de interés y pincho metódicamente sobre todos los enlaces relativos a éste), o bien hacerse con rodeos (de clic en clic, a medida que van apareciendo enlaces nuevos, pero con el riesgo de perder mi tema de vista). Por supuesto, ambos métodos también son posibles con el documento impreso. Pero la diferencia salta a la vista: ojear no es lo mismo que pinchar. No es que el internet haya cambiado mi vida, sino mi relación con la escritura. Uno no escribe de la misma manera para un sitio web que para la pantalla, para un guión, para una obra de teatro, etc. (…)
Desde entonces, escribo (compongo, diseño, pongo en escena) directamente en la pantalla. La etapa «impresa» de mi trabajo no es la etapa final, el objetivo; sino una forma entre otras que privilegia la linealidad y la imagen, y que excluye el sonido y las imágenes animadas. (…)
La publicación en línea me ha permitido por fin encontrar la movilidad, la fluidez que estaba buscando. En este ámbito la palabra clave es «obra en progreso», abierta. Creación permanente, a la vista de todos, como el mundo ante nuestros ojos. Provisional, como la vida que se está buscando a tientas, que va y viene. Pero, por supuesto, con el riesgo que subrayan los gutenbergs, los huérfanos de la civilización del libro: ya nada es cierto. Ya no hay fuente fiable, hay demasiadas, y se va haciendo difícil distinguir un sabio de un gurú. Pero el problema concierne el control de la información, no la transmisión de las emociones».
Algunos años mas tarde, en enero de 2007, Jean-Paul vuelve a hacer el balance sobre su actividad: «He ahorrado tiempo. Utilizo menos software y, cuando los uso, integro directamente en Flash el resultado. Este programa me asegura un control al 90% del resultado expuesto en las pantallas de recepción (al contrario de aquéllos que prefieren presentar obras abiertas, en las que se busca deliberadamente la intervención del azar o del internauta). Ahora puedo concentrarme en el corazón del problema: la arquitectura y el desarrollo del relato. (…)
Los dos puntos positivos en los próximos tres o cuatro años serán: (1) la generalización de la banda ancha (es decir, en realidad la generalización de la anchura de banda normal), que me librará de limitaciones puramente técnicas, en particular problemas con el peso y la visualización de los archivos (por fin acabaremos con los historiales de descargas); (2) el desarrollo de la 3D. Lo que me interesa es el relato hipermedia (= el multimedia + el clic). Las trampas en las que uno puede caer con un relato en 2D ya pueden ser apasionantes. Con la 3D, habrá que coger el toro por los cuernos para impedir que el proyecto se limite a una simple proeza técnica, y dejar la prioridad al relato.»