Agradecimientos

A los editores Carmen Fernández de Blas y Javier Ponce por su profesionalidad y entusiasmo. A Ana D’Atri por haber sabido dirigir esta historia hacia el destino editorial adecuado. A Mauro Cavaller, por ser el contrapunto que hace cuestionar todo trabajo buscando un bien mayor. A Miquel Cunill y a toda la familia de Cunill Orfebres, por abrir las puertas de un mundo repleto de joyas y artesanos. A Montse, por colaborar en la tarea de documentación inicial. A Claudia Maurer, mujer entusiasta e incansable, esponja de conocimientos, por todas sus sugerencias sobre la ciudad y la época. Al doctor Andreas Freitäger, archivista y director adjunto de los archivos de la Universidad de Colonia, por su atención y sabiduría. A Matthias Deml, de la Dombauhütte del Kölner Dom, por sus puntualizaciones acerca de la construcción de la catedral. A Jesús Corrochano, Marisol Martínez, Bea Patraca, Jesús Taboada, Laia Sullastres y Elsa Busquet por sus lecturas puntuales y atentas.

A toda mi familia y amigos —ellos saben de sobra quiénes son— por apoyarme en los momentos de duda, confiar en la novela y dar soporte a la perseverancia y el trabajo continuado.