NOSTALGIA
Cristina llevaba cinco años viuda. Su amiga la veía recomponerse poco a poco, pero aún la veía triste muchas tardes y se empeñaba en presentarle hombres distintos de los que ella siempre encontraba aburridos y tontos.
—Si no los quieres para que escriban una tesis. ¿No extrañas el sexo?
—¿El sexo? —dijo Cristina—. Eso, mira, se te olvida. Caminas, haces yoga, te masturbas. Pero la conversación. ¿Cómo construyes veinticinco años de conversación? Eso no se suple. Para eso no hay remedio.