TERAPIA FAMILIAR — LA FLOR DELICADA
Si frente a una familia, tan sólo pudieran lograr que realmente se miraran unos a otros, realmente se tocaran y escucharan, habrán movido el péndulo en dirección a un nuevo comienzo.
Virginia Satir, p. 61, Capítulo IV, Intervention for Congruence (Intervención para la congruencia), en Helping Families to Change (Ayudando a las familias a cambiar). Editado por Tiffany et al. The High Plains Comprehensive Community Mental Health Center, Hays, Kansas.
Una flor es un maravilloso trozo de vida; aun cuando podemos plantar una semilla y ayudar en el proceso de crecimiento, nosotros los humanos no podemos, hasta ahora, crear una flor viva. Podemos cruzar, transplantar, cultivar e injertar flores, pero no crear una de la nada, no tendría vida, sería sólo de papel o plástico. Otra característica de las flores y plantas es que crecen mejor en su ambiente natural, y aunque pueden crecer en otro ambiente, requerirán mucho más apoyo de quien las cultiva para tener el mismo vigor y posibilidad de alcanzar todo su potencial. Pero a veces una flor, incluso en su ambiente natural, aunque pueda realizar su ciclo completo de vida, se ve marchita y florece poco. A veces incluso las flores silvestres se ven tan apremiadas que se obstruyen unas a otras, se enferman y mueren. Las flores logran su mayor crecimiento, belleza plena y producen los más dulces frutos cuando son nutridas con los recursos apropiados de su hábitat natural y cuando se les da el espacio adecuado para crecer. Creemos que este proceso que hemos descrito para las flores también es aplicable de muchas maneras para las personas. En el siguiente capítulo sobre terapia familiar se expresa esta creencia. La terapia familiar es probablemente la más difícil y donde más cuesta llegar a ser eficiente, pero probablemente es también el enfoque terapéutico más gratificante y enriquecedor si se realiza con amor.