A veces, en una oración del cliente, el terapeuta sospecha haber oído alguna incongruencia pero no está seguro. Lo más común en estos casos es que el cliente exprese oraciones tales como:
Realmente quiero cambiar la forma en que actúo en público.
De hecho no quiero ir a la fiesta.
Realmente quiero ir al espectáculo con él esta noche.
En español, cuando una persona dice una oración que es una simple afirmación, su voz cae al final de la frase. Repitan las siguientes dos oraciones en voz alta y escuchen la diferencia de la voz al final de la frase.
Saldré de casa exactamente a medianoche.
y
¿Quieres salir de casa exactamente a medianoche?
Al decir la segunda oración (la pregunta), habrán notado que la voz subió al final, mientras que en la primera, la voz bajó al final. Ahora repitan el primer conjunto de oraciones nuevamente, esta vez permitiendo que la voz suba levemente al final —no tanto como lo hicieron con la pregunta, pero no dejen que su voz baje como es usual en las afirmaciones simples. Escuchen este primer grupo de oraciones mientras las dicen. Si las han dicho con el patrón de entonación correcto (leve alza al final), tendrán la experiencia de una cuasi-incongruencia. Personas cuyo sistema representacional más altamente valorado es el auditivo, escucharán realmente una palabra adicional en sus cabezas después de la última palabra de cada una de las oraciones del primer grupo —específicamente, escucharán la palabra pero. Esta es la base de una experiencia cuasi-incongruente. Lo que ha ocurrido es que la leve alza de la entonación al final de este tipo especial de oraciones llamadas Causativas Implicadas (véase Magia 1, Capítulo 4, para una discusión detallada), señala al oyente que la oración no está completa —falta una parte de ella. Si como terapeutas se enfrentan a esta experiencia, les sugerimos que simplemente se inclinen hacia adelante, miren cuidadosamente al cliente y digan la palabra pero y esperen que el cliente termine la oración con la parte que originalmente había omitido. Así:
Cliente: Realmente quiero cambiar la forma en que actúo en público.
Terapeuta: … pero…
Cliente: … pero temo que la gente no me preste atención.
Esto proporciona una excelente oportunidad para que nuestros canales de entrada detecten diferencias en las comunicaciones del cliente.
Generalmente, la postura corporal, gestos, tonalidad, ritmo y sintaxis del cliente cambiarán radicalmente antes y después que el terapeuta diga la palabra pero. En otras palabras, el cliente expresará dos partes o modelos diferentes del mundo —uno asociado con la primera parte de la oración y otro asociado con la última.