FASE 1

IDENTIFICACIÓN DE LAS INCONGRUENCIAS DEL CLIENTE

El primer paso de la estrategia global para trabajar las incongruencias es que el terapeuta sea capaz de reconocer las incongruencias en la comunicación del cliente. Cada vez que un cliente se comunica, usa cada uno de sus canales de salida para expresar al terapeuta un mensaje o un conjunto de mensajes. Como lo discutimos previamente, cada canal de salida transmite un mensaje —el conjunto de todos los mensajes presentados simultáneamente se llama paramensaje. Cada uno de estos paramensajes es una representación válida del cliente en ese momento. Si cada uno de los canales de salida transmite el mismo mensaje, entonces el cliente y el conjunto de paramensajes son congruentes. Sin embargo, si uno o más de los canales de salida transmite un paramensaje que no calza con el paramensaje transmitido por otro de los canales de salida, el cliente es incongruente. Para que los terapeutas detecten las incongruencias en los clientes, deben tener habilidad para usar sus canales de entrada sensoriales sin alucinar. Específicamente, el terapeuta puede llegar a reconocer los paramensajes presentados por las diversas posturas corporales y gestos/movimientos del cuerpo del cliente, tanto visual como kinestésicamente. El terapeuta puede usar ojos, manos y otras partes de su cuerpo para observar y tocar el cuerpo del cliente. El terapeuta usa su canal de entrada auditivo para escuchar los sonidos que el cliente produce. El terapeuta verifica tanto al interior de cada uno de sus canales de entrada como a través de ellos, para determinar si el paramensaje que está recibiendo calza o no. Por ejemplo, dentro del canal de entrada auditivo, el terapeuta chequea las palabras que el cliente utiliza con el tono de voz, el ritmo o velocidad del discurso que el cliente usa para transmitir su experiencia. Si el terapeuta determina que los tres mensajes que él recibe por el canal de entrada auditivo coinciden, los verifica con los paramensajes que está recibiendo a través de sus canales de entrada visual y kinestésico para determinar si todos son congruentes entre sí.

No estamos sugiriendo que estas distinciones agotan todas las posibles distinciones que somos capaces de hacer como personas —por ejemplo, que en el canal de entrada auditivo el lenguaje, la tonalidad y el ritmo sean las únicas, o al menos las más importantes, distinciones que el terapeuta pueda realizar para detectar incongruencias. Lo que estamos identificando aquí son algunas de las distinciones que hemos considerado útiles para nosotros, así como para nuestro trabajo de enseñar a otros a convertirse en terapeutas expertos. Más aún, queremos señalar que los terapeutas experimentados rara vez chequean conscientemente sus diferentes canales de entrada para determinar si el cliente se está comunicando en forma congruente. Más bien, como lo hemos observado en nuestros seminarios, las personas en entrenamiento en un comienzo confían principalmente en unas pocas distinciones en uno o más de sus canales de entrada. Durante este período inicial, hay gran preocupación por verificar estas distinciones. Sin embargo, en un período de tiempo relativamente breve, este chequeo sistemático desaparece de su conciencia, pero su comportamiento permanece sistemático —es decir, siguen consecuentemente detectando incongruencias en las comunicaciones del cliente cuando se presentan paramensajes conflictivos. En otras palabras, aunque conscientemente ya no chequean los mensajes conflictivos del cliente, siguen viendo, oyendo y sintiendo las incongruencias. Generalmente, una vez que dominan estas primeras distinciones y desaparecen de la conciencia, comienzan a oír, ver y sentir nuevas distinciones que les permiten emitir juicios aún más sutiles acerca de la congruencia de la comunicación del cliente.

Queremos enfatizar una vez más que el terapeuta durante esta fase del trabajo de incongruencia con el cliente no está intentando interpretar o comprender los significados de los diversos paramensajes que el cliente produce cuando se comunica, sino que está simplemente haciendo una comparación de los paramensajes entre congruente/no congruente[17].

A nuestro entender no existe ninguna forma en que el terapeuta pueda detectar incongruencias en la comunicación del cliente a menos que desarrolle sus habilidades para ver, oír y sentir sin alucinar. Una vez que un terapeuta se ha entrenado para tener sus canales de entrada despejados, para aceptar los paramensajes presentados por el cliente y comprobar su congruencia, estará bien encaminado para convertirse en un terapeuta dinámico y efectivo. En el curso de nuestro seminario, hemos desarrollado una serie de técnicas especiales que han sido útiles para las personas en entrenamiento. Son casos especiales de los principios generales que ya hemos presentado —despejar y desarrollar los canales de entrada no tiene sustitutos. Presentamos a continuación tres de estos casos especiales.