Una segunda forma de organizar las incongruencias en polaridades es a través de la clasificación de fantasías. Resulta particularmente útil con aquellos clientes cuyo sistema representacional más altamente valorado es el visual. Usando nuevamente el ejemplo anterior, el terapeuta, habiendo detectado las agrupaciones de los paramensajes, decide usar el Grupo II como guía: le pide al cliente que cierre los ojos y se imagine hincado en una rodilla con sus manos extendidas, las palmas hacia arriba. Cuando el cliente le indica que tiene una imagen estable, clara y enfocada de sí mismo, el terapeuta comenzará a agregar otros paramensajes congruentes con aquellos del Grupo II ya incorporados a la imagen, ambos del mismo sistema representacional (visual) —por ejemplo, un temblor de los labios[19], así como también de otros sistemas representacionales. Por ejemplo, el terapeuta puede decir:
A medida que veas el movimiento de tus labios, escucha las palabras: «Hago todo lo que puedo por ella; la quiero mucho».
Ahora el terapeuta le pide al cliente que informe acerca de la imagen completa, para verificar si hay paramensajes incongruentes. Cuando la imagen es congruente, el terapeuta trabaja con el cliente para crear una segunda fantasía visual, esta vez una imagen congruente de la otra polaridad (basada en los paramensajes del Grupo I). Generalmente, el terapeuta tendrá que dar instrucciones al cliente para que cambie varias veces las imágenes hasta que cada una sea congruente. Con esta clasificación de fantasías, el cliente tiene acceso a presentaciones visuales y auditivas de sus polaridades de una manera diferente que en la clasificación espacial[20].